Argentina, América latina y los desafíos del siglo XXI

Argentina, América latina y los desafíos del siglo XXI

Algunos de los más destacados estadistas y de los más grandes empresarios iberoamericanos debatieron junto al Presidente argentino sobre las dificultades de la política en un presente regido por la aceleración, la incertidumbre, la interconexión y el crecimiento de las demandas ciudadanas. Reproducimos las intervenciones de los protagonistas en el encuentro organizado en Buenos Aires, el jueves de la semana pasada, por el Círculo de Montevideo

21 Mayo 2017
Argentina, América latina 
y los desafíos del siglo XXI
Algunos de los más destacados estadistas y de los más grandes empresarios iberoamericanos debatieron junto al Presidente argentino sobre las dificultades de la política en un presente regido por la aceleración, la incertidumbre, la interconexión y el crecimiento de las demandas ciudadanas. Reproducimos las intervenciones de los protagonistas en el encuentro organizado en Buenos Aires, el jueves de la semana pasada, por el Círculo de Montevideo 
Revolución de las expectativas
Por Mauricio Macri
Siempre el mundo te sorprende. Las cosas que eran desventajas pueden ser ventajas, como estar lejos del mundo. Antes estábamos en “el otro mundo” y hoy nuestra región se presenta como casi la única que vive en paz. No tenemos conflictos profundos en materia religiosa o cultural. Pensemos en lo cerca que estuvimos de una guerra con Chile hace unas décadas frente a lo cerca que hoy estamos. Estamos en un mundo muy complejo, con más dudas que certezas. Pero nosotros tenemos más certezas porque venimos desde atrás. Sabemos que tenemos que hacer una suerte de “catch up” obvio; mejorar las instituciones, la infraestructura, los niveles de educación. En este último punto, en el caso de los argentinos pasamos del liderazgo en América latina a los últimos puestos en las pruebas PISA. Pero hoy todo el sistema de educación está en crisis a nivel global por lo que tenemos que animarnos a revolucionar. Más allá de que hay un grupo que privilegia sus intereses personales, a la mayoría le da miedo el cambio, soltar lo conocido. Los jóvenes son los que obligan a dar ese paso porque tienen otros niveles de audacia.
El mundo es muy desafiante pero creo que también vivimos en una época de oportunidades para la región.  Tenemos paz, alimentos, energía. Muchas herramientas para capitalizar este momento. Desde Argentina y Brasil debemos equilibrar ciertas áreas como la institucional, como lo hicieron Chile o Uruguay. Debemos salir de sistemas discrecionales y con liderazgos unipersonales...
Hoy vivimos una revolución de las expectativas. Individuos que experimentan una insatisfacción creciente. También hay quienes creen que el aislamiento puede garantizarles ciertas ventajas o ayudarlos a recuperar las que perdieron. Pero la causa de esos eventuales cambios no es la obligación sino la tecnología, que revoluciona todo lo conocido. Y no es posible cerrar Silicon Valley.
Creo que, al final del camino, estamos acá para intentar ser felices. Y el punto es preguntarnos qué es lo que verdaderamente nos hace felices. ¿Derechos sin obligaciones? Lo que implica decir derechos sin desafíos. Hoy los jóvenes, en general, no se preocupan demasiado por la seguridad o el largo plazo. Privilegian la libertad pero eso no debe implicar desechar el esfuerzo por superarse, que es el que nos permite sentirnos bien con nosotros mismos y levantarnos cada mañana para realizar nuestra tarea.
 
Una sola voz
 
Por Ricardo Lagos*
Creo que Argentina fue el primer país latinoamericano de clases medias; fue el país al que todos mirábamos. Luego en el resto de los países esas clases medias también crecieron. Y esas clases medias demandan cada vez más derechos, con responsabilidades que quedan atrás. Lo que vemos en Estados Unidos son amplios segmentos de clases medias que sienten que la globalización les complica la vida. La Argentina de hoy, con un 30% de pobreza, presenta una involución que parece transformarlos en “adelantados” de lo que ocurre en otras partes del mundo, donde tenemos clases medias que piensan que el futuro será peor que el presente. El presidente Macri se enfrenta con un desafío enorme. Será juzgado por su capacidad para reducir ese 30% de pobreza pero, al mismo tiempo, si lo logra, la demanda de los sectores que dejen la pobreza serán mayores.
Muchos de nuestros gobernantes son incapaces de decir “no” cuando hay que decirlo. Nos movemos en un contexto de demandas crecientes, incapacidad de establecer prioridades y necesidad de estados eficientes y  fuertes para restablecer equilibrios.
Como región, tenemos un gran desafío. ¿Seremos capaces de hablar los latinoamericanos con una sola voz? Si no lo somos, el mundo no nos escuchará.
El desafío de Argentina, por ser sede del G20, es hablar -en coordinación con Brasil y México- en nombre de América latina.
 
* Ex presidente de Chile.
 
El discurso del miedo
Por Felipe González*
Hace unos quince años me pidieron que hiciera un análisis de la situación del mundo y decidí hacer uno por región de acuerdo a los estados de ánimo. Cuando hablamos de crisis de la democracia representativa nos limitamos a las regiones en las que esta existe, que representan un porcentaje pequeño del mundo. Algo parecido pasa con los estados de ánimo. En Europa, por ejemplo, hay plena convicción de que los hijos vivirán peor que sus padres. Como tenemos tendencia a pensarnos como ombligo del mundo, definimos la situación del mundo por lo que percibimos en nuestra área. Nuestro pesimismo no es generalizado. Asia está optimista. O sea que la mayoría de la población global tiene un estado de ánimo distinto al nuestro...
Lo que más nos perturba es la revolución tecnológica. Lo que llamamos globalización, una comunicación estrecha entre los hombres, cabalga sobre el caballo de la revolución tecnológica. El galope desestructura a los humanos, que naturalmente temen la velocidad del cambio. Por eso el discurso del miedo al cambio es muy exitoso. Se trata de un discurso reaccionario, desde el punto de vista etimológico. Por lo tanto, hay variantes de izquierda y de derecha. Le cabe tanto a Marine Le Pen como a Mélenchon. O a un slogan como “consuma americano”, que es un absoluto disparate. Es intentar evitar lo inevitable.
Lo que tenemos es un enorme desafío de gobernanza del proceso de globalización.
 
* Ex presidente de España.
 
Consecuencias de la globalización
Por Fernando Henrique Cardoso*
A los buenos gobiernos les debe preocupar la felicidad de los pueblos. Los indicadores de desarrollo son una base pero no son suficientes. Los estados deben ser capaces de ofrecer servicios adecuados. Hoy la comunicación hace que nuestros pueblos comparen sus vidas con las de otros pueblos y busquen lo que otros tienen...
El mundo está cambiando. La globalización tiene consecuencias positivas y negativas. Aumenta la productividad pero también la acumulación de capital, sin crear empleo. En mi país hay 14 millones de desempleados. Hace mucho tiempo nos dimos cuenta de que las relaciones comerciales entre nuestros países no eran suficientes; necesitamos infraestructura y potenciar lazos. América latina necesita tener una sola voz. Si no logramos tener esa voz común, será muy difícil jugar un rol en el mundo.
Alguien me preguntó si estaba de acuerdo con la idea de que el único país de los BRIC que no podía ser realmente grande era Brasil, porque era el único que no tenía la bomba atómica. Creo que tuvimos la sabiduría, Argentina y Brasil, de no desarrollar la bomba. Podríamos técnicamente haberlo hecho pero decidimos no hacerlo. Como tantos otros que no la tienen -Japón, Alemania, Canadá- y que tienen poblaciones con altos niveles de vida.
 
* Ex presidente de Brasil.
 
 
Sociedades más abiertas
Por Carlos Slim *
La democracia ya no es sólo representativa; hoy es participativa. Tenemos una sociedad civil más informada y conectada. Hoy se necesitan instituciones firmes para evitar las tentaciones y desvíos de los ejecutivos. La tecnología potencia el hartazgo social que está ligado al miedo, la desilusión y la incertidumbre. A una falta de convicción en que el futuro será mejor. Hoy vivimos una revolución muy acelerada en la que, como se ha dicho muchas veces, la mayor escuela del mundo no tiene aulas, la mayor empresa de transporte no tiene carros propios, el mayor hotelero no tiene habitaciones, el mayor comercio no tiene tiendas. Esto genera cierres de empresas, achicamiento de otras y millones de personas que se quedan sin empleo. La educación sigue siendo la mayor generadora de oportunidades y, en esta área, la tecnología puede ser una gran aliada para brindar ese acceso al conocimiento.
La gran ventaja de esta nueva época es que la base de nuestras sociedades es el bienestar. Tenemos sociedades más abiertas, más activas, más plurales, creativas y libres...
* Empresario mexicano.

Revolución de las expectativas

Por Mauricio Macri

Siempre el mundo te sorprende. Las cosas que eran desventajas pueden ser ventajas, como estar lejos del mundo. Antes estábamos en “el otro mundo” y hoy nuestra región se presenta como casi la única que vive en paz. No tenemos conflictos profundos en materia religiosa o cultural. Pensemos en lo cerca que estuvimos de una guerra con Chile hace unas décadas frente a lo cerca que hoy estamos. Estamos en un mundo muy complejo, con más dudas que certezas. Pero nosotros tenemos más certezas porque venimos desde atrás. Sabemos que tenemos que hacer una suerte de “catch up” obvio; mejorar las instituciones, la infraestructura, los niveles de educación. En este último punto, en el caso de los argentinos pasamos del liderazgo en América latina a los últimos puestos en las pruebas PISA. Pero hoy todo el sistema de educación está en crisis a nivel global por lo que tenemos que animarnos a revolucionar. Más allá de que hay un grupo que privilegia sus intereses personales, a la mayoría le da miedo el cambio, soltar lo conocido. Los jóvenes son los que obligan a dar ese paso porque tienen otros niveles de audacia.
El mundo es muy desafiante pero creo que también vivimos en una época de oportunidades para la región.  Tenemos paz, alimentos, energía. Muchas herramientas para capitalizar este momento. Desde Argentina y Brasil debemos equilibrar ciertas áreas como la institucional, como lo hicieron Chile o Uruguay. Debemos salir de sistemas discrecionales y con liderazgos unipersonales...
Hoy vivimos una revolución de las expectativas. Individuos que experimentan una insatisfacción creciente. También hay quienes creen que el aislamiento puede garantizarles ciertas ventajas o ayudarlos a recuperar las que perdieron. Pero la causa de esos eventuales cambios no es la obligación sino la tecnología, que revoluciona todo lo conocido. Y no es posible cerrar Silicon Valley.
Creo que, al final del camino, estamos acá para intentar ser felices. Y el punto es preguntarnos qué es lo que verdaderamente nos hace felices. ¿Derechos sin obligaciones? Lo que implica decir derechos sin desafíos. Hoy los jóvenes, en general, no se preocupan demasiado por la seguridad o el largo plazo. Privilegian la libertad pero eso no debe implicar desechar el esfuerzo por superarse, que es el que nos permite sentirnos bien con nosotros mismos y levantarnos cada mañana para realizar nuestra tarea.


Una sola voz
 
Por Ricardo Lagos*

Creo que Argentina fue el primer país latinoamericano de clases medias; fue el país al que todos mirábamos. Luego en el resto de los países esas clases medias también crecieron. Y esas clases medias demandan cada vez más derechos, con responsabilidades que quedan atrás. Lo que vemos en Estados Unidos son amplios segmentos de clases medias que sienten que la globalización les complica la vida. La Argentina de hoy, con un 30% de pobreza, presenta una involución que parece transformarlos en “adelantados” de lo que ocurre en otras partes del mundo, donde tenemos clases medias que piensan que el futuro será peor que el presente. El presidente Macri se enfrenta con un desafío enorme. Será juzgado por su capacidad para reducir ese 30% de pobreza pero, al mismo tiempo, si lo logra, la demanda de los sectores que dejen la pobreza serán mayores.
Muchos de nuestros gobernantes son incapaces de decir “no” cuando hay que decirlo. Nos movemos en un contexto de demandas crecientes, incapacidad de establecer prioridades y necesidad de estados eficientes y  fuertes para restablecer equilibrios.
Como región, tenemos un gran desafío. ¿Seremos capaces de hablar los latinoamericanos con una sola voz? Si no lo somos, el mundo no nos escuchará.
El desafío de Argentina, por ser sede del G20, es hablar -en coordinación con Brasil y México- en nombre de América latina.
 
* Ex presidente de Chile.


 
El discurso del miedo

Por Felipe González*

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Hace unos quince años me pidieron que hiciera un análisis de la situación del mundo y decidí hacer uno por región de acuerdo a los estados de ánimo. Cuando hablamos de crisis de la democracia representativa nos limitamos a las regiones en las que esta existe, que representan un porcentaje pequeño del mundo. Algo parecido pasa con los estados de ánimo. En Europa, por ejemplo, hay plena convicción de que los hijos vivirán peor que sus padres. Como tenemos tendencia a pensarnos como ombligo del mundo, definimos la situación del mundo por lo que percibimos en nuestra área. Nuestro pesimismo no es generalizado. Asia está optimista. O sea que la mayoría de la población global tiene un estado de ánimo distinto al nuestro...
Lo que más nos perturba es la revolución tecnológica. Lo que llamamos globalización, una comunicación estrecha entre los hombres, cabalga sobre el caballo de la revolución tecnológica. El galope desestructura a los humanos, que naturalmente temen la velocidad del cambio. Por eso el discurso del miedo al cambio es muy exitoso. Se trata de un discurso reaccionario, desde el punto de vista etimológico. Por lo tanto, hay variantes de izquierda y de derecha. Le cabe tanto a Marine Le Pen como a Mélenchon. O a un slogan como “consuma americano”, que es un absoluto disparate. Es intentar evitar lo inevitable.
Lo que tenemos es un enorme desafío de gobernanza del proceso de globalización.
 
* Ex presidente de España.
 


Consecuencias de la globalización

Por Fernando Henrique Cardoso*

A los buenos gobiernos les debe preocupar la felicidad de los pueblos. Los indicadores de desarrollo son una base pero no son suficientes. Los estados deben ser capaces de ofrecer servicios adecuados. Hoy la comunicación hace que nuestros pueblos comparen sus vidas con las de otros pueblos y busquen lo que otros tienen...
El mundo está cambiando. La globalización tiene consecuencias positivas y negativas. Aumenta la productividad pero también la acumulación de capital, sin crear empleo. En mi país hay 14 millones de desempleados. Hace mucho tiempo nos dimos cuenta de que las relaciones comerciales entre nuestros países no eran suficientes; necesitamos infraestructura y potenciar lazos. América latina necesita tener una sola voz. Si no logramos tener esa voz común, será muy difícil jugar un rol en el mundo.
Alguien me preguntó si estaba de acuerdo con la idea de que el único país de los BRIC que no podía ser realmente grande era Brasil, porque era el único que no tenía la bomba atómica. Creo que tuvimos la sabiduría, Argentina y Brasil, de no desarrollar la bomba. Podríamos técnicamente haberlo hecho pero decidimos no hacerlo. Como tantos otros que no la tienen -Japón, Alemania, Canadá- y que tienen poblaciones con altos niveles de vida.
 
* Ex presidente de Brasil.
 
 
Sociedades más abiertas

Por Carlos Slim *

La democracia ya no es sólo representativa; hoy es participativa. Tenemos una sociedad civil más informada y conectada. Hoy se necesitan instituciones firmes para evitar las tentaciones y desvíos de los ejecutivos. La tecnología potencia el hartazgo social que está ligado al miedo, la desilusión y la incertidumbre. A una falta de convicción en que el futuro será mejor. Hoy vivimos una revolución muy acelerada en la que, como se ha dicho muchas veces, la mayor escuela del mundo no tiene aulas, la mayor empresa de transporte no tiene carros propios, el mayor hotelero no tiene habitaciones, el mayor comercio no tiene tiendas. Esto genera cierres de empresas, achicamiento de otras y millones de personas que se quedan sin empleo. La educación sigue siendo la mayor generadora de oportunidades y, en esta área, la tecnología puede ser una gran aliada para brindar ese acceso al conocimiento.
La gran ventaja de esta nueva época es que la base de nuestras sociedades es el bienestar. Tenemos sociedades más abiertas, más activas, más plurales, creativas y libres...

* Empresario mexicano.

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