Una ciudad inaccesible para las personas con discapacidad

Una ciudad inaccesible para las personas con discapacidad

Los tucumanos que se encuentran en sillas de ruedas se quejaron de las calles en mal estado y de las irregularidades en las veredas, entre otras cosas. Las personas no videntes reclamaron la falta de semáforos sonoros en las esquinas y se quejaron de los obstáculos que encuentran en las veredas.

18 Mayo 2017

“Circular en la vía pública, para cualquier persona que tenga una discapacidad como la mía, es imposible”, sentenció Mariana Arréguez, quien se encuentra en una silla de ruedas desde 2010. “Está todo lleno de escalones y salidas de garaje. Acá hay muchas imperfecciones. Estas son algunas de las cosas que hay que atravesar, como este poste acá”, relató Adrián Bautista. El joven, que es no vidente, salió a caminar por las calles tucumanas junto a LA GACETA y enumeró cuáles son las mayores dificultades que enfrenta una persona ciega al circular por las calles de la ciudad.

Según organismos internacionales, la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Partiendo de este concepto, el Estado debe garantizar la accesibilidad en la vía pública para las personas con discapacidad. Hay ordenanzas municipales, leyes provinciales y nacionales, e incluso tratados internacionales que así lo determinan. Sin embargo, la realidad es otra. En San Miguel de Tucumán, miles de personas con discapacidad deben enfrentarse día a día con una ciudad que, lejos de estar preparada para facilitar su circulación y garantizar su autonomía, los limita y los encierra con sus rampas y veredas en mal estado, además de otros elementos que dificultan su circulación.

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En primera persona       

Hay detalles a los que con frecuencia no prestamos atención, pero que para personas con una discapacidad son significativos. Caminamos por una vereda en mal estado sin que eso nos genere mayores complicaciones, cruzamos la calle en una esquina sin prestar atención al hecho de que las rampas están rotas, miramos el semáforo sin percatarnos de que no hay un dispositivo sonoro. Sin embargo, para los 200.000 discapacitados que el censo de 2010 detectó en Tucumán -casi un 15% de la población de la provincia en ese momento-, estos no son simples detalles.

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“Yo no puedo salir de mi barrio si no salgo acompañado. Me tienen que sacar de aquí (vive en Villa Carmela) en un auto”, relató Luis Dorieux. El baterista de la banda tucumana “Los Peces Gordos”, quien usa una silla de ruedas desde el año 2009, explicó que algunas de las rampas que se encuentran en Tucumán fueron construidas de tal manera que más que una rampa parecen una trampa mortal.

EN EL CENTRO. Abel Amaya, estudiante de Ciencias de la Comunicación, se quejó de las motos estacionadas en las veredas y de otros obstáculos.

Mariana, por su parte, hizo énfasis en el mal estado en el que se encuentran las veredas y en las dificultades que enfrentan para acceder al transporte público. “Es frecuente que cada vez que llueve se llenen las calles de agua y que yo quede encarcelada en mi casa (Villa Alem) porque no tengo posibilidades de salir”, reclamó. Añadió que la Sociedad de Aguas del Tucumán (SAT) suele romper las calles y veredas y no se hace cargo de las reparaciones. Además, opinó que no se puede culpar al vecino por el mal estado de las veredas y responsabilizó a la Municipalidad por su mantenimiento. Finalmente, se quejó de lo difícil que le resulta moverse en colectivo por la ciudad. “En la esquina de mi casa pasa el colectivo de la Línea 1 que sólo tiene un móvil con accesibilidad y no están regulados los horarios. Puedo estar cuatro, cinco o 10 horas esperando”, se quejó.

Las personas que padecen una discapacidad visual también enfrentan serias complicaciones. Adrián Bautista destacó la importancia de desarrollar su independencia de cualquier manera posible. Él logró un mayor grado de autonomía al memorizar el recorrido que traza el colectivo que lo lleva desde su casa hasta la Universidad Santo Tomás de Aquino, donde estudia Comunicación Social. Aprendió a reconocer los movimientos y los giros de manera que siempre puede saber en dónde está. Sin embargo, criticó las irregularidades de las veredas que obstaculizan la circulación. También resaltó las complicaciones que le generan ciertas estructuras que a menudo se encuentran mal ubicadas, como los postes de luz.

Abel Amaya, quien también padece una discapacidad visual, se quejó principalmente de las motos mal estacionadas. “Hay obstáculos que uno sabe que están ahí porque transita todos los días. Pero las motos no”, explicó el estudiante de Ciencias de la Comunicación. Además, hizo referencia al peligro que representan los objetos que sobresalen a media altura. “En las esquinas hay algo que es un poste abajo y una caja arriba. A eso el bastón no lo detecta y a veces uno se golpea con la caja”, explicó. Otros peligros similares los provocan las ventanas abiertas, los carteles de los locales y los aires acondicionados.

El Estado

Desde la Provincia se reconoció que la vía pública presenta numerosos obstáculos para la gente con discapacidad. “Se tiene que mejorar mucho lo que son las veredas. A veces están en distintos niveles en una misma cuadra y no hay rampas en algunos lugares”, admitió Hugo Jovanovics, subdirector de Discapacidad de Tucumán. Sin embargo, sostuvo que la responsabilidad no es de los organismos provinciales. “Cada municipio y cada comuna son los responsables de que tengan accesibilidad y que los diseños de las veredas sean accesibles”, declaró.

Al ser consultado sobre cómo se trabaja por mejorar esta situación, el funcionario respondió que una de sus tareas fundamentales es la coordinación. “Ciertos casos particulares que se presentan, como que no haya un semáforo para personas no videntes o que tenga una señalización sonora, se trabaja con el departamento de semáforos de la Municipalidad para que puedan colocar el dispositivo con sonido”, afirmó.

Josefina Fariña, subdirectora de Inclusión Social de San Miguel de Tucumán, dijo estar al tanto de que en muchos sectores de la ciudad hay irregularidades que impiden la circulación de personas en sillas de ruedas. Afirmó que ya están en marcha los trámites para refaccionar las rampas dañadas. La funcionaria aceptó que a pesar de las normas vigentes -que tienden a garantizar la accesibilidad en la vía pública a las personas con discapacidad-, no se logra imponer su efectivo cumplimiento. “Están todas las ordenanzas pero no se cumplen. Somos hijos del rigor, hasta que no se aplica la multa no se reacciona”, lamentó.

Aunque los representantes del estado provincial y municipal reconocieron ciertas falencias y afirmaron que se trabaja por superarlas, los tucumanos que se sienten prisioneros de la ciudad mantienen su postura crítica. “Yo creo que se piensa que a nosotros los discapacitados nos ven como un gasto nada más. Entonces ven cómo reducir al mínimo el costo que implicamos”, concluyó Arreguez. 



una ley que no se cumple 
el 50% de los ómnibus debería estar adaptado para personas en sillas de ruedas
En el año 2006 la Legislatura convirtió en ley una iniciativa que preveía que para el año 2010, el 50% de las unidades de colectivos debía ser accesible a personas en sillas de ruedas. Hoy, siete años después de la fecha establecida por la norma, sólo el 10% de los vehículos (40 de los 400 que hay en circulación) cuentan con el sistema necesario.
Además, hay que tener en cuenta que los taxis también forman parte del transporte público. Los entrevistados que utilizan silla de ruedas relataron que a menudo los conductores de los taxis se niegan a prestarles el servicio por las complicaciones que le genera.

> Una ley que no se cumple 

El 50% de los ómnibus debería estar adaptado para personas en sillas de ruedas

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