En la inauguración de la Feria del Libro hubo reclamos del sector editorial y réplicas del Gobierno

En la inauguración de la Feria del Libro hubo reclamos del sector editorial y réplicas del Gobierno

14 Mayo 2017

Luisa Valenzuela dio el discurso inaugural de la edición número 43 de la Feria del libro de Buenos Aires y, como adelantó en este suplemento, habló sobre el poder de la palabra y también sobre sus usos espurios. Definió a la posverdad como “esa mentira emotiva nacida para modelar la opinión pública desdeñando los hechos fehacientes y los datos verificables, esa lengua de madera especial para construir discursos engañosos, que llegan a convencer porque resultan atractivos, tranquilizadores, o quizá convenientes.”

En los dos discursos previos al de Valenzuela hubo un cruce de posiciones con resabios de los duelos retóricos en los que se difuminan los criterios de verdad y que caracterizan a nuestra época. Martín Gremmelspacher, presidente de la Fundación El Libro, afirmó que la industria editorial, con una caída del 25% en las ventas y 20 millones de ejemplares menos en la producción, atravesaba uno de sus momentos más delicados. Y habló de un supuesto proyecto para gravar el libro con un IVA del 19%. “Sería el tiro de gracia para el libro argentino”, sentenció.

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“Conmigo no, Martín”, replicó, a su turno, Pablo Avelluto, ministro de Cultura y ex director editorial de Random House. “Esta no es la peor crisis de la industria editorial, no hay ningún tiro de gracia”, agregó, relativizando el diagnóstico de Gremmelspacher y negando la existencia del proyecto mencionado. El funcionario ambién contó que durante su gestión habían encontrado casi dos millones de libros sin distribuir en un depósito estatal y se refirió a las irregularidades del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).

Más allá de los discursos y de la grave denuncia sobre los desvíos que hicieron que muchos libros no llegaran a sus lectores y que fondos se distribuyeran de manera arbitraria, los temas de fondo son el papel que le corresponde al Estado en la promoción de la lectura y las actividades culturales, y la discusión sobre la manera razonable en que puede impulsarse una política eficiente para contribuir a la gestación de un país lector.

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© LA GACETA

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