Las tragedias viales por exceso de velocidad

Las tragedias viales por exceso de velocidad

En relación con otras épocas, se tiene la impresión de que el tiempo transcurre en la actualidad vertiginosamente. Se atribuye esa sensación a que la vida se ha vuelto más complicada y la urgencia por concretar cosas o por llegar a algún destino se ha vuelto una costumbre. Esta modalidad se ve reflejada en el campo vial con resultados a menudo trágicos, como consecuencia del exceso de velocidad.

En su reciente informe “Reducir la velocidad”, la Organización Mundial de la Salud ha señalado que la velocidad inapropiada contribuye a una de cada tres muertes por causa del tránsito a nivel mundial. Las medidas para evitar las altas velocidades, en particular en zonas urbanas, pueden prevenir muertes y lesiones, y hacer a las poblaciones más saludables y a las ciudades más sostenibles.

El organismo internacional informó que alrededor de 1,25 millón de personas mueren anualmente en calles y rutas en el mundo, 12% de ellas en América. Los estudios indican que, en general, entre un 40 y 50% de los conductores manejan por encima de los límites de velocidad. Las muertes por siniestros viales continúan siendo la primera causa de muerte entre los 15 y 29 años. Se estima que cuestan a los países entre un 3 y 5% del Producto Bruto Interno y empujan a muchas familias hacia la pobreza.

El reporte se divulgó en el marco de la cuarta Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial que se celebra entre el 8 y el 14 de mayo. El objetivo de la conmemoración es alertar acerca de los peligros del exceso de velocidad y explicar las medidas que deben aplicarse para combatir el riesgo importante de muertes y traumatismos, como consecuencia de los accidentes de tránsito. El exceso de velocidad es la causa de cerca de un tercio de todos los accidentes mortales en los países de ingresos altos, y de hasta la mitad de los accidentes en los países de ingresos medios y bajos.

De acuerdo con la asociación civil Luchemos por la Vida, el año pasado se registraron 7.268 muertos viales, cifra a la cual Tucumán aportó 386 víctimas. Casi todas las semanas se registran accidentes viales por exceso de velocidad o violación de otras normas en la provincia. En nuestra edición del 24 de abril pasado, titulamos: “Qué se puede hacer para evitar los accidentes en las calles de Yerba Buena”. La crónica señalaba que una mujer había muerto en un choque. “También ha habido incidentes en el recién estrenado Boulevard 9 de Julio, en el que recién el viernes pasado comenzaron a colocar reductores de velocidad, luego de que los conductores lo usaran como autódromo. Y ni hablar de los constantes choques en la avenida Perón (hace unas semanas un joven se salvó de milagro en el cruce con Bascary). Y aunque también en esta arteria los conductores pisan el acelerador hasta llevarlo a 120 kilómetros por hora, ni la actual ni la anterior intendencia han puesto -siquiera- un semáforo”, se consignaba en la nota.

Las tragedias viales que son producto de la imprudencia en la mayoría de los casos, reflejan la incultura de muchos conductores, propia de la falta de educación. Si la licencia de conducir se otorgara luego de realizar un curso exigente y de aprobar un examen riguroso, y el Estado realizara un control permanente, posiblemente descendería el índice de choques y de víctimas. Antes de pisar el acelerador, siempre sería oportuno recordar que más vale perder un minuto en la vida que la vida en un minuto.

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