El egoísmo del gol

El egoísmo del gol

La apertura de la exportación de limones a los Estados Unidos es el resultado de un trabajo conjunto de tucumanos que tuvieron esperanza y trabajaron para conseguir ese logro. Ahora se abren nuevas perspectivas. Varios tiempos.

Hay vida después de Macri. También la hubo antes y seguramente la habrá en el futuro. Trascender es un verbo que no se conjuga. Todo transcurre en un presente egoísta. Por eso fue mezquino el ministro de Producción de la Nación. Francisco Cabrera sentenció que Macri fue el autor del gol de la exportación de limones a los Estados Unidos. Muy menor su apreciación. No pudo mirar para atrás y le costó salir de la avenida 9 de Julio. Está claro que para el Pro el triunfo electoral se apoyó en los grandes conglomerados de población, pero el Norte también existe.

Macri empujó la pelota, pero la jugada comenzó el siglo pasado cuando el Presidente se divertía con Dieguitos y Carlitos. Si hubiera que hacer un listado de jugadores que participaron de este logro tucumano, aunque muchos ya no están, la cola sería casi tan larga como la que hacen los tucumanos en la 25 de Mayo para que les lleven el apunte en la Anses.

Los californianos les habían cerrado las puertas a los limones tucumanos y el primer justificativo fue que no gozaban de buena salud. Para curarlos intervinieron cosecheros, embaladores, ingenieros, químicos, técnicos, investigadores de fuste, funcionarios fitosanitarios, empresarios y políticos radicales, peronistas, bussistas y de otros colores. Una vez que consiguieron la calidad necesaria, las puertas seguían cerradas porque allá la gran potencia mundial temía por semejante intromisión. Es comprensible, no era una fruta más: era la del mejor productor de limones del mundo.

La pulseada política no afecta en nada a los susceptibles agricultores norteamericanos y tampoco va a embuchar de dólares a los tucumanos. Se trata de 50 millones de dólares anuales que quedarán –minucias al lado de cualquier presupuesto provincial- en Tucumán a cambio de mandar limones de color verde de excelente calidad y sanidad durante nuestro invierno, que es cuando en el otro hemisferio no tienen limones. La preocupación –y beneficios- vienen porque la apertura del mercado implica un sello de calidad para la fruta tucumana y ahora se abren puertas en el Asia que hasta ahora eran persianas cerradas.

Tanto esfuerzo desparramado durante por lo menos tres lustros no merecía una reflexión tan menor como la del ministro de la Producción de la Nación. Hay cosas mucho mayores para los tucumanos del futuro que la discusión de si el presidente Macri y su hijo putativo José Cano hacen más que el canciller Manzur y su creador José Alperovich. Todos estos son accidentes geográficos en el mapa de los tucumanos del mañana.

Presente y pasado

José Cano atraviesa tal vez una de las peores turbulencias desde que juega en el equipo de la Casa Rosada. La primera fue de confianza. El Presidente tenía demasiados agradecimientos para el tucumano que con sus denuncias despertó la pasión fiscalizadora del macrismo, pero también tenía un cúmulo de dudas y desconfianzas. Cano supo ganarse el apoyo presidencial al punto que hoy no sólo se postula como diputado en primer término en los comicios de 2017 sino que también se convirtió en el candidato a la gobernación de 2019.

Siendo ya un inquilino de la carpa macrista, Cano se hizo amigo de los peronistas antialperovichistas y por lo tanto, empezaron a saltar algunos enemigos dentro del radicalismo. De esa conjunción salió el tsunami por el que hoy atraviesa el avión de Cano. En su escalera a la fama, siempre lo ayudaron peronistas que sabían las travesuras del poder al que el radical enfrentaba y denunciaba. Uno de esos fue Alberto Darnay, el polizón del avión de Cano, que con su viaje a Corea y sus gestiones lo ha llevado a los Tribunales de Comodoro Py. Al titular del Plan Belgrano le está haciendo probar su propia medicina. De denunciante a denunciado.

El radical minimiza los enredos en los que se ve envuelto en la antesala de los comicios. Lo curioso es que repite los mismos argumentos que se cansó de escuchar –y por los que siempre despotricó- de parte de los kirchenristas-alperovichistas: “son campañas, son operaciones de prensa”.

Futuro con pasado

El Pro tucumano tiene claro que el líder es Cano; por eso no se mete ni exige espacios que sabe que ha perdido. El dúo constituido por la senadora Silvia Elías de Pérez y por Cano sigue siendo –mientras Marijuán no diga lo contrario- digitador de la política de Cambiemos en Tucumán. A ellos a veces se les suma el bendecido intendente peronista Germán Alfaro, aún a pesar de las rabietas de Elías de Pérez. De esa dupla salió la designación de Alfredo Neme Scheij como titular del PAMI. Sólo falta Alperovich. La reincorporación a la política de Neme Scheij, ex amigo del ex gobernador, es casi la recreación del viejo Ateneo de la Libertad, aquel movimiento interno que los radicales supieron constituir a fines de la década del 80. Las ambiciones de Alperovich y de su esposa Beatriz Rojkés, terminaron dinamitando aquella estructura. Se hicieron peronistas por conveniencia, por ambición, por ansias de poder.

Presente sin futuro

La foto del matrimonio junto al canciller Juan Manzur, y al general Osvaldo Jaldo en el almuerzo de cariño al peronista Juan Schiaretti revivió aquellas contradicciones. A ellos, a los protagonistas, -de nuevo- no les molesta, no les hace mella pasar de radical a peronista, porque sienten que el poder lo justifica todo. De nuevo –una vez más- el pasado está licuado por un presente que no mira hacia el futuro y se justifica en las acciones actuales, sin importar la trascendencia del mañana. Por eso cuando en la comisión de acuerdo de la Legislatura se discuten los pliegos de los magistrados se tiene en cuenta qué piensa el candidato de los gastos sociales (de cómo podrían juzgarlos ahora) y no la idoneidad ni la ética del futuro magistrado (es decir cuán útil puede ser para el futuro de la sociedad).

Futuro imperfecto

En Yerba Buena la picardía política de los concejales y la impericia del intendente van entrando en la cuenta regresiva. El problema ya no es la banca de Rodolfo Aranda. El cuerpo deliberativo va a tener que explicar qué pasa con la décima banca que han decidido dejar vacante. Hay un presupuesto previsto para que el cuerpo funcione con 10 ediles y hay una ley que establece que el cuerpo debe tener 10 concejales sentados. No sólo se está violando una norma sino también hay cuentas pendientes. La toma de conciencia de estos excesos debería ayudar para que de una vez por todas se cubra la banca vacía. El radicalismo, mientras tanto, analiza puertas adentro qué hacer con sus hombres más díscolos.

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