Cartas de lectores
28 Abril 2017

Gladys y Gilda, Gilda y Gladys

Soy Alejandro Mustafá, presidente del Fans Club oficial de Gilda “corazón valiente”. Y envío esta carta de descontento hacia una artista como Gladys “la Bomba tucumana”, por la cual yo sentía hasta ahora mucha admiración y respeto. Pero lo que dijo en una reciente nota acerca de Gilda (que si no hubiera muerto trágicamente no habría sido famosa) me dejó muy mal; su actitud fue una falta de respeto a quien perdiera la vida junto a su madre e hija. Ella seguirá seguro con su “pollera amarilla”, la misma que canta desde hace más de 20 años. En cambio Gilda, en cada disco, tenía dos o tres éxitos, Me parece que a Gladys le falta un poco de publicidad; pero que lo haga sin utilizar el nombre de otros. 

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Emilio Alejandro Mustafá
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Ingresos brutos

El sistema tributario sirve para el sostenimiento de los gastos públicos según la capacidad económica de los ciudadanos, siendo éste el principio que debe guiar la estructura de nuestro sistema tributario. Caso contrario, los procedimientos fiscales potencian una evidente finalidad recaudatoria. Esa política requiere de recursos que el Estado obtiene de las empresas y trabajadores con una mayor carga tributaria. El impuesto sobre los Ingresos Brutos es el de mayor peso en la recaudación provincial, con una incidencia del 79% del total recaudado de impuestos. El saqueo impositivo ha dejado anémicas a las economías nacionales y regionales; hay escasa demanda laboral, salarios reales que caen por la inflación y la presión tributaria sigue en alza. El impuesto sobre los Ingresos Brutos alcanza al ejercicio habitual del comercio, industria, profesión, oficio, negocio, locaciones de bienes, obras o servicios, o de cualquier otra actividad a título oneroso -lucrativa o no- cualquiera sea la naturaleza del sujeto que la preste. En el ejercicio 2017 aumenta el mínimo mensual que llega, en algunos casos, al 50% de los importes vigentes. El valor mensual mínimo de Ingresos Brutos pasará de $ 150 a $ 225 a partir del nuevo período fiscal. Es importante aclarar que existe un principio tributario, el de legalidad, que establece que “no hay tributo sin ley”. En consecuencia, todo tributo surge de una ley y el que no lo paga está violando la ley. Ingresos Brutos corresponde a las actividades autónomas, actos u operaciones que consisten en la aplicación de un porcentaje sobre la facturación de un negocio, independientemente de su ganancia. Esta “contribución” de impuestos, además de constituir un acto de violencia y agresión a los “contribuyentes”, no sólo ataca y agrede al sujeto pasivo del mismo, sino que asalta y violenta a la sociedad toda en su conjunto. El editorial LA GACETA del 28 de enero de 2013 expresa : “El abuso conduce, de un lado, a la exacción ilegal y la recaudación espuria y del otro, a la rebelión fiscal y la evasión. Esos excesos han de ser prevenidos con el ejercicio responsable de la potestad tributaria y procurando que su resultado, la recaudación, sea una manifestación efectiva y razonable de la capacidad contributiva . La potestad tributaria requiere de normas dotadas de un armazón de constitucionalidad: leyes y reglamentaciones administrativas que puedan “defenderse” a sí mismas en los Tribunales”.

Julio Argentino Gomez
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Sangre, sudor y lágrimas

Con respecto a la carta de la señora Ana María Pérez (“Sangre, sudor y lágrimas”, 16/4), lo que ella llama “ponerse la República al hombro” en realidad fue un plan lanzado por los Estados Unidos llamado European Recovery Program (ERP), más conocido como plan Marshall. Este plan consistía en la distribución de miles de millones de dólares para la reconstrucción de los países de Europa Occidental; y fueron todos los habitantes de Europa Occidental los que pusieron el hombro, con sus líderes a la cabeza; que, por suerte, no tuvieron un equipo de lujo, como la lectora Pérez lo define (más parecen patos criollos; dos pasos y marcha atrás). Pero, fundamentalmente, no tuvieron un personaje como la lectora Ana María Pérez, con la agresividad y resentimientos que se expresa en su carta, donde cuantas veces insulta a muchos de los lectores, tratándolos sobre todo de “turros” . Debería la lectora Pérez leer en la edición del Domingo de Pascua el sermón del arzobispo Zecca, ya que, por la manera en que ella se expresa, jamás logrará que alguien se ponga el país al hombro; y mucho menos que podamos cerrar la tan mentada Grieta.

Fernando Brunet
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Proteger al reino animal

La proximidad del “Día del animal”, nos invita a reflexionar y a la par comprometernos sobre una civilización y una cultura que pareciera hallarse en un franco retroceso y al linde del colapso y el desequilibrio. Estamos transitando un sendero de irracionalidad tan patético que linda en algunos casos con el paroxismo. Una involución moral afectiva que exaspera y conmueve. Y esas manifestaciones salvajes y despiadadas de nuestros semejantes, las comparamos con los animales, de quien decimos y afirmamos que son seres irracionales. Y sin embargo se han producido hechos de una naturaleza inhumana y atroz. En su vasta obra, múltiple y fecunda, Sarmiento supo legarnos la lección y el ejemplo, instándonos a tratar a los animales con piedad y con respeto. Hemos llegado a ser harto injustos con los animales, llamándolos “irracionales”, y sin embargo actos de locura, desapego y muerte son cotidianos entre los seres de nuestra especie. Denostamos a los animales por su falta de razón, pero cuando queremos señalar a un semejante nuestro, un rasgo superior sobre el resto, relacionamos ese rasgo con el de un animal; y así decimos es bravo como un león, fuerte como un toro, astuto como un zorro, fiel como un perro, noble como un caballo. Nuestra calificación a un hombre que no tiene rasgo estimable, no vacilamos en decir desdeñosamente: ¡Es un animal! La cigüeña que ha dejado de reinar en la imaginación infantil, sepultada la fantasía por el paso del tiempo, “la piadosa cigüeña” como dijera Lope de Vega, cuando se siente en sus horas plena de vigor y de vida, piensan en sus padres viejos y achacosos, lo buscas, lo recoge y los conduce al nido y los alimenta hasta el día de la muerte, devolviéndoles el amor que de ellos recibieron en otro tiempo. Y la organización social de las abejas, es considerada superior a la que nos hemos dado los hombres. Narra León Tolstoi que en una calle de Jerusalén, había un perro muerto y una multitud se congregaba en torno a la bestia inmóvil, comentando agriamente las fealdades del pobre animal, de pronto un hombre alto y delgado cuyo rostro resplandecía ente el gentío y acercándose al grupo dijo: “pero, los dientes parecen perlas”, y como alguien preguntara por su nombre, este respondió con humildad: me llamo Jesús de Nazaret. La caridad y la compasión no buscan la igualdad: la crea.

Alfonso Giacobbe

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n atropello en derecho
Siempre es triste denunciar un hecho de censura. Más cuando tiene lugar en el ámbito académico, en donde uno tiende a pensar que el acallamiento de la voz disidente es historia pasada. Me refiero, puntualmente, a un episodio que tiene por damnificados a mi padre, Juan Marcos Rougès, y a sus alumnos del Taller II, que se dicta en la Facultad de Derecho de la UNT. En ese marco, mi padre, que ya cuenta con más de 20 años de docencia, plantea diversos tópicos de interés social con el objetivo de fortalecer en sus alumnos la conciencia ética y solidaria, entre los que se cuentan el ?derecho a la vivienda?. Evidentemente este último tema, en donde ineludiblemente se cuela la problemática de la corrupción estatal en Tucumán, molestó a gente influyente puesto que una funcionaria de la Facultad no sólo irrumpió en la clase sin previo aviso -con la excusa de que iba a ?presenciarla?- sino que se dedicó a interrumpirla constantemente, retar a los alumnos por expresar sus opiniones (?sólo importa la ley y la jurisprudencia? sermoneaba, retrasando décadas en materia pedagógica) y a menoscabar la autoridad del profesor -al comunicarles que ella iba a corregir los trabajos, y luego que estaban todos ?aprobados?-. De esta manera, la funcionaria ha brindado un ejemplo lamentable, confundiendo su rol académico con el de un comisario ideológico y perpetrando, así, un intolerable acto de censura. Espero, como ex alumno y ahora profesor de la UBA, que el Consejo Directivo tome cartas en el asunto y le explique a la funcionaria que la Universidad está para enseñar a pensar, no para adoctrinar. Frente a los atropellos: pedes in terra, ad sidera visus.
Juan Marcos Rougés[email protected] 

Atropello en Derecho

Siempre es triste denunciar un hecho de censura. Más cuando tiene lugar en el ámbito académico, en donde uno tiende a pensar que el acallamiento de la voz disidente es historia pasada. Me refiero, puntualmente, a un episodio que tiene por damnificados a mi padre, Juan Marcos Rougès, y a sus alumnos del Taller II, que se dicta en la Facultad de Derecho de la UNT. En ese marco, mi padre, que ya cuenta con más de 20 años de docencia, plantea diversos tópicos de interés social con el objetivo de fortalecer en sus alumnos la conciencia ética y solidaria, entre los que se cuentan el "derecho a la vivienda". Evidentemente este último tema, en donde ineludiblemente se cuela la problemática de la corrupción estatal en Tucumán, molestó a gente influyente puesto que una funcionaria de la Facultad no sólo irrumpió en la clase sin previo aviso -con la excusa de que iba a "presenciarla"- sino que se dedicó a interrumpirla constantemente, retar a los alumnos por expresar sus opiniones ("sólo importa la ley y la jurisprudencia" sermoneaba, retrasando décadas en materia pedagógica) y a menoscabar la autoridad del profesor -al comunicarles que ella iba a corregir los trabajos, y luego que estaban todos "aprobados"-. De esta manera, la funcionaria ha brindado un ejemplo lamentable, confundiendo su rol académico con el de un comisario ideológico y perpetrando, así, un intolerable acto de censura. Espero, como ex alumno y ahora profesor de la UBA, que el Consejo Directivo tome cartas en el asunto y le explique a la funcionaria que la Universidad está para enseñar a pensar, no para adoctrinar. Frente a los atropellos: pedes in terra, ad sidera visus.

Juan Marcos Rougés

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