“El jazz no es una técnica; tiene que ver con un sentir”

ACTÚA HOY
• A las 23 en Casa Managua (San Juan 1.015).

Abril cierra con una cartelera cargada de sonidos nacidos en Estados Unidos que preludiarán la primera edición del Tucumán Jazz, festival internacional que tendrá lugar entre el 10 y el 14 de mayo en la provincia. Y la cartelera de anticipos es doble, con la excusa del Día Internacional del Jazz que se conmemora el domingo: esta noche con el dúo de guitarras que integran el puntano Esteban Ramos y el tucumano Julio González Goytía en Casa Managua; y mañana con la Stars Big Band, en el teatro San Martín.

Ramos es un referente del género en el interior del país, con una escuela a su cargo en Villa Mercedes (San Luis), Mi Espacio de Música e Imagen, desde donde organiza cursos, talleres y encuentros. Su formación fue con maestros de la calidad de Walter Malossetti, Daniel Corzo, Thomas Bredgens Monkemeyer, David Becker y Pino Marrone. En el show de hoy, aparte de compartir escenario nuevamente con González Goytía (ya lo hicieron el año pasado), estará acompañado de los tucumanos Rony López en bajo y Simón Pérez en batería, en un recorrido por clásicos de todas las épocas.

“El repertorio que elegimos está integrado por estándars de jazz y bossa nova, y vamos a pasar por Víctor Young, Thelonious Monk, Miles Davis, John Coltrane y Antonio Carlos Jobim. La interacción musical y el feeling que mantuvimos con Julio sobre y fuera del escenario hicieron que construyamos una relación muy sólida, de la cual surgió la invitación de tocar en Tucumán”, le explica a LA GACETA.

La posibilidad de estar en la provincia lo entusiasma especialmente. Ramos destaca que conoce a algunos músicos locales, a los que califica de excelentes en distintos géneros, no solo en el jazz. “El aporte de Tucumán a la música argentina ha sido muy grande”, agrega.

- ¿Qué le aportó el jazz a la música argentina y viceversa?

- El aporte que le puede hacer el jazz a cualquier música tiene que ver con las cuestiones armónicas y con la improvisación. Con este enfoque se le da una interacción moderna, generando una interesante frescura. De esta manera, se nutren ambos estilos; se le puede dar un giro a una chacarera tradicional argentina poniendo su fuerza rítmica con estos elementos.

- ¿Hay una técnica argentina para tocar jazz?

- No, no hay técnica. Lo que hay son argentinos tocando jazz, con el vivir y el sentir cotidiano que lo puede llegar a dar el paisaje y la gente del lugar donde vive. El jazz no son cuestiones técnicas, sino que tiene que ver con un sentir.

- Siendo un género tan vinculado con la improvisación, ¿cómo se enseña?

- Hay distintos caminos para enseñar el arte de la improvisación, desde las cuestiones teóricas como conocer sobre progresiones armónicas, escalas, arpegios, ritmos. En lo particular, lo enseño desde un principio, trabajando el aspecto rítmico que considero de fundamental importancia. Puedo tener una idea melódica excelente, pero si no la acompaño con un buen ritmo, posiblemente pase desapercibida. Trato de lograr en los alumnos esa conciencia rítmica.

- ¿De quién aprendiste más?

- Tuve la oportunidad de estudiar con grandes maestros y de todos aprendí cosas muy interesantes. Siempre traté de estar atento. A lo mejor aprendí más de una charla informal, luego de un show con un baterista como fue el paraguayo Toti Morel, que te tiraba un concepto muy real a la hora de interactuar.

- ¿Hay espacio para vivir de la música en el interior del país?

- Es difícil en cualquier parte. Hay que ser capaz de generar nuevos espacios, de relacionarse con músicos de diversos lados, tener voluntad y no bajar los brazos nunca.

- ¿Hay interés por el jazz en los jóvenes?

- Claro que lo hay, están buscando mucho este sonido. Lo veo cada vez que hago una presentación. Es muy alentador, porque hay gente que continúa el camino, sea como músico o como oyente. Y este es importante para que no se pierda la música creativa.