Las quejas en el anexo de Artes en Aguilares

Las quejas en el anexo de Artes en Aguilares

Reforzar con puntadas la parte gastada de una tela, o tapar con ellas un agujero en el tejido. Aplicar, apropiar o acomodar algo a otra cosa para suplir lo que le falta. No es precisamente una virtud, aunque desde otro punto de vista pueda considerarse un rasgo de ingenio. Se suele decir -no sin razón- que los argentinos tapamos la realidad con remiendos. Seguramente porque ello es menos trabajoso que buscar una solución. De ese modo, el problema sigue existiendo, pero cada vez que hace una crisis, en lugar de tomar las riendas del asunto, se apela a un nuevo parche y así sucesivamente, hasta que llega un momento en que la resolución se hace muy onerosa.

Hace más de 30 años, funciona a tres cuadras de la plaza principal de Aguilares el Departamento de Artes Plásticas de Aguilares (DAPA), dependiente de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Alrededor de 200 estudiantes cursan la licenciatura, que cuenta con tres especialidades: Pintura, Escultura y Grabado.

A principios de abril se viralizó un video con imágenes de resumideros de los que brotaba agua en medio de un salón, donde funciona el taller de pintura; bachas de lavar con conexiones improvisadas y cables de la electricidad que se descuelgan de las paredes. El Departamento funciona en un galpón, dividido con paneles de durloc para que funcionen los distintos talleres. Una estudiante de cuarto año contó que las aulas para las clases teóricas no tienen el tamaño suficiente para que entren todos los alumnos. “No es sólo el problema del edificio, tampoco hay buena ventilación y en el caso de Escultura y Grabado se trabaja con químicos tóxicos, por eso los chicos tienen que salir al patio de atrás”, señaló la joven. Hay apenas tres baños para los 200 estudiantes.

La decana de Artes afirmó que no recibió una queja formal y agregó que hace unas semanas se instalaron los tanques para proveer de agua a los baños del primer piso; atribuyó a esa obra algunos de los inconvenientes. Manifestó que el inmueble fue cedido por la Municipalidad de Aguilares hace más de tres décadas; se firmó un convenio en el que se consignaba que la intendencia se haría cargo de los arreglos. Agregó que el acuerdo debía revisarse.

No es la primera vez que se plantean inconvenientes en este establecimiento. Por el actual y otros motivos, en noviembre de 2012, los estudiantes tomaron durante 35 días el DAPA como consecuencia de la falta de respuestas de parte de las autoridades a sus reclamos. Exigían entonces el llamado a concurso público de antecedentes y oposición para cubrir los cargos de los docentes interinos y de los que se dictaban por extensión. “Es inconcebible que en casi 30 años de la fundación de nuestra facultad, todavía no estén las cátedras de taller cubiertas por docentes que hayan rendido un concurso como lo dicta la resolución N° 2565/997 de la UNT”, dijeron en esa ocasión los estudiantes.

La realidad muestra que la situación de postergación de este centro educativo data de un tiempo. Si las autoridades de la Facultad y de la intendencia realizaran un seguimiento permanente de la marcha y contramarcha de este Departamento, los problemas serían atendidos en tiempo y forma. La calidad educativa es muy importante, pero también lo es disponer de un ámbito digno, donde tanto docentes como estudiantes, se sientan a gusto en la importante tarea que los convoca.

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