La meta del primer semestre
La coyuntura es agobiante. Las imágenes que llegan desde Santa Cruz ponen nervioso a más de un empleado público. Son postales de un pasado no tan reciente de Tucumán. Los atrasos salariales, las quejas callejeras y gobernadores que tienen que implorar a la Nación por una ayuda. Por las dudas, desde el Ministerio de Economía de la provincia tocan madera y dicen que Tucumán está muy distante de la realidad patagónica. No son cosas del destino, sino el producto de malas administraciones gubernamentales. Quién hubiera pensado que una de las provincias petroleras, que tenía millones de dólares atesorados en el exterior en tiempos kirchneristas hoy esté en llamas. Fueron poco más de U$S 500 millones (unos $ 7.800 millones a valores actuales) que fueron repatriados en 2005. No alcanzaron para tapar el desbarajuste fiscal.

Entre ministros provinciales cada vez hay más consultas telefónicas. Nadie quiere quedar atrapado en esa situación, ni despertar los fantasmas del pasado. Pero la disminución en el giro de fondos de coparticipación federal los obliga a realizar reingenierías financieras para no perder el equilibrio en las cuentas públicas. Más aún frente a un año electoral que trae una y mil conjeturas acerca de favoritismos financieros de la Casa Rosada hacia tal o cual gestión en algún distrito subnacional. No sirve hablar solamente de la redistribución de la coparticipación. Hay funciones que las provincias tienen que financiar, más que en otros períodos, y que se solventan con recursos propios. De allí los agujeros en la manguera fiscal. “Una discusión solamente centrada en la coparticipación federal, estaría dejando de lado otros recursos que tienen impacto relevante en el funcionamiento económico del federalismo argentino”, advierte un reciente reporte del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).

Las transferencias discrecionales pueden contribuir a achicar las brechas existentes entre las 24 jurisdicciones, como un modo de compensar el escenario de ganadores y perdedores, y sin tocar las alícuotas actuales de los giros coparticipables.

Ahora bien, ¿al gobernador Juan Manzur le alcanzan los $ 54.600 millones presupuestados para este año? El peso de los salarios es cada vez más gravitante; representan el 52% del total de gastos. Hay margen para mantener el equilibrio presupuestario; pero la gestión de Manzur no le ha encontrado aún la vuelta para destinar más fondos a la obra pública. Esto ha quedado demostrado en la catástrofe de La Madrid, en la que no se pueden encarar grandes obras para reparar tantos años de desidia. Hoy la Casa de Gobierno no sólo analiza qué hacer para que la población de la zona termine la pesadilla; también estudia qué remedio institucional puede dar para recuperar la autoridad en la comuna inundada.

El comportamiento fiscal del primer trimestre ha dado cierta tranquilidad a la administración provincial. Los gastos se mantuvieron dentro de lo previsto. Pese a que siente el impacto de la baja de la actividad económica, la recaudación provincial se mantiene, pero las luces de alerta se encienden en la coparticipación. Mayo y junio suelen ser, históricamente, meses de alta recaudación del impuesto a las Ganancias (coparticipable), pero con el diferimiento de vencimientos es posible que este período no sea tan extraordinario el ingreso. De todas maneras, la Provincia se sacó varias espadas de la cabeza, gracias a la ayuda federal. Por caso, la Nación refinanció las deudas que vencían este año, otorgó un plan de pagos por deudas por aportes no realizados y hasta suspendió la instancia judicial.

Por el lado de las paritarias, cerraron dentro de lo previsto y con un costo salarial real del 12%. A partir de septiembre sentirá todo el peso del aumento del 23% otorgado a los empleados públicos. Así las cosas, es posible que el primer semestre de este año cierre con relativa calma. E incluso ya se tomaron las previsiones para pagar el primer medio aguinaldo en el sector público. Esa es la idea que tiene Manzur para el período previo a las elecciones.

El segundo semestre marcará el verdadero ritmo en la relación Nación-provincia. La apuesta de mínima de la gestión provincial es cerrar el año con equilibrio fiscal. Pero la tentación a gastar en tiempos electorales siempre estará latente.

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