Drogas: cuando los padres no dan más, denuncian a sus hijos

Drogas: cuando los padres no dan más, denuncian a sus hijos

UNIDOS POR EL RECLAMO. Familiares de adictos de distintos barrios de la provincia marcharon para exigir la apertura de un centro de tratamiento. la gaceta / foto de diego aráoz UNIDOS POR EL RECLAMO. Familiares de adictos de distintos barrios de la provincia marcharon para exigir la apertura de un centro de tratamiento. la gaceta / foto de diego aráoz

Los testimonios de los familiares que no pueden contener a sus seres queridos.

23 Abril 2017

Son las otras víctimas de la droga. No consumen, pero caminan como fantasmas por las galerías de Tribunales para denunciar a sus propios hijos. Ellos sí son adictos, y dicen que se transformaron en incontrolables. Por día, según confirmaron fuentes judiciales, se inician hasta cinco causas.

“Vengo aquí porque no sé qué hacer. Ya soy grande, no trabajo y lo poco que tenía se lo terminó llevando él. Sus hermanos le pegan porque saben que en cualquier momento les quitará un par de zapatillas o el celular. Está perdido por la droga. Lo quisimos ayudar y él no quiere, no se deja. Hablamos todos y decidimos seguir adelante con la denuncia. No es vida la que llevamos”, aseguró, ahogada en un mar de lágrimas, Rosa F., una de las mujeres que buscan una solución en la Justicia.

En el Centro Judicial de la capital ya estuvieron de turno todos los fiscales. Y en cada una de sus oficinas trataron estos casos. No hubo un investigador que no haya tenido que intervenir en este tipo de causas. No pueden dar números concretos, pero sí se espantan y espantan cuando dan a conocer sus estimaciones: al menos se triplicaron las denuncias en lo que va del año.

“Desde hace más de tres años que mi casa dejó de ser un hogar. Es una especie de cárcel donde todas las piezas están cerradas con llave, donde las cosas de valor se cambian de escondite muy seguido porque el chango les roba todo. Pero ahora la situación se tornó más grave. Hace poco hirió con un cuchillo a la hermana que no le quiso entregar el celular. Ella lo denunció y ahora está detenido. Lo vamos a ver en la comisaría y nos dice que ya está cansado de la vida que lleva y que quiere cambiar. Pero ese es un verso que venimos escuchando desde hace mucho tiempo”, dijo un desesperado Juan Carlos M., vecino de Villa 9 de Julio.

Los fiscales coincidieron en señalar que entre las denuncias que realizan los familiares el delito más común es el robo, pero en los últimos tiempos se incrementaron considerablemente las causas por lesiones y amenazas. “Están casi iguales, lo que significa que la situación se está agravando considerablemente”, indicó una fuente de Tribunales.

“Hugo tiene 23 años. Comenzó con marihuana, después pasó a la cocaína y ahora consume hasta ‘paco’. Probamos de enviarlos a varias partes y siempre tuvo una recaída. Sus tres hermanos, de los cuales dos son profesionales y el otro empleado bancario, me dijeron que es un caso perdido, que no hay nada que hacer. Cada vez que vuelve a la casa tiene la misma conducta. Se muestra dulce y simpático para conseguir dinero, pero si no le damos, se pone loco, agarra cualquier cosa para amenazarnos. Como los problemas son cada vez más seguidos, la Policía nos aconsejó que pidiéramos una prohibición de acercamiento a los integrantes de la familia y de nuestra casa”, relató María del Carmen S.

Esa medida, según confiaron los fiscales consultados por LA GACETA, es una de las alternativas que más piden los familiares. Sin embargo, no siempre son efectivas para una persona que tiene problemas de adicciones. Adriana Giannoni, por ejemplo, contó que cuando estaba de turno en la Fiscalía VIII una mujer logró que un juez le dictara una prohibición de acercamiento en contra de su hija. Luego, cuando la fiscala subrogó a la IX, la Policía detuvo en dos oportunidades a la joven por violar la restricción.

Desde Tribunales se explica que las familias más vulnerables son aquellas que están encabezadas por personas mayores de 60 años y que no cuentan con el liderazgo de una figura fuerte, como la paterna. Los acusados de estos delitos son fundamentalmente jóvenes de entre 19 y 35 años, según coincidieron las fuentes consultadas.

“¡Quiero que lo metan en el calabozo y no lo saquen más!”, gritó una mujer en la Guardia Policial del edificio del ex Comando. Allí estaba un joven de 22 años irreconocible por su estado de abandono. Luego de unos minutos, Florencia C. aceptó hablar con LA GACETA. “Hace cinco años vivo una pesadilla. Vivo en la zona del barrio Oeste II donde los chicos andan drogándose todo el tiempo. El padre se murió sufriendo por este problema, mis otros hijos no quieren venir a casa por su culpa y los vecinos sólo me insultan porque siempre les roba cualquier cosa. Así es imposible vivir. Caminé por todos lados buscando ayuda para tratarlo, pero siempre me dicen lo mismo: no hay lugar o no podemos hacer nada. Entonces, que lo encierren para que deje de hacer daño“, pidió.

Conseguir un lugar para internar a sus hijos es lo que todos buscan. Deberían hacerlo en el fuero civil, pero lo buscan en el penal porque allí pueden lograr una medida cautelar para cumplir con su objetivo.

“Muchas veces leo los comentarios de la gente y me da bronca. Siempre controlé a mi hija. Como a sus otros hermanos, inició una carrera universitaria donde conoció a alguien y cambió totalmente. Empezamos a prestar atención hasta que descubrimos que se estaba drogando. No hubo manera de controlarla, se escapaba y volvía varios días después. Hizo rehabilitación, le fue bien, pero sufrió una recaída y ahora está peor. Quedé viuda, sus hermanos no viven en la provincia. Me roba y hace lo mismo con los vecinos. Recurro a la Justicia para conseguir una orden así la internamos en Córdoba. Tengo los recursos y el apoyo familiar para hacerlo, pero me apiado de los que no pueden afrontarlo”, expresó Lucrecia H.

DÓNDE PEDIR AYUDA

Hospitales públicos.- En los diferentes centros de Salud se pueden plantear los casos para que sean derivados a los lugares donde recibirán ayuda.

Seccional Primera.- En la sede policial de San Martín al 200 existe una oficina de Desarrollo Social donde profesionales brindan asistencia y asesoramiento a todas aquellas personas que se presentan a exponer su caso.

Oficina de violencia doméstica.- La dependencia del Poder Judicial, ubicada en el palacio de Barrio Sur también atiende este tipo de casos. Además de asesoramiento legal, los interesados pueden recibir asistencia de trabajadores sociales o psicólogos.

Servicio 911.- Los efectivos de esta repartición pueden acudir cuando se presente una situación de violencia doméstica. Fueron preparados para actuar en este tipo de situación. Normalmente, según reconocieron, realizan tareas de contención antes de represión.

Puna.- El Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones también puede brindar información sobre cómo actuar. Las personas que quieran recibir asistencia pueden llamar al teléfono 0800-222-37642 o en su sede de Jujuy al 400.

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