El gran tesoro de la UNT: un paseo por la historia conservado en miles de páginas

El gran tesoro de la UNT: un paseo por la historia conservado en miles de páginas

RECTORADO DE LA UNT RECTORADO DE LA UNT

Artistas, científicos, políticos y músicos han dejado plasmados, a lo largo de los años, sus pensamientos o su arte en el interior del ejemplar que posee la UNT. Galería de fotos

23 Abril 2017
Se puede atesorar dinero, joyas, libros, recuerdos. En el caso de la Universidad Nacional de Tucumán, las firmas que contiene su Libro de Oro son un verdadero tesoro. Entre sus páginas amarillas sobresalen nombres ilustres de músicos, escritores, premios Nobel, pintores, arquitectos, investigadores, miembros de la Corte Suprema y políticos. Algunos, con el tiempo, han cobrado mayor relevancia, lo que hace aún más valiosa su huella en ese histórico ejemplar.

La primera firma corresponde al Honoris Causa para el premio Nobel en Química (1970), Federico Leloir, en 1977. Aquí la primera curiosidad, ya que no hay registros anteriores en otro libro y cuesta creer que si la UNT fue fundada en 1914 se haya inaugurado este libro en 1977. Estela Grignola, jefa de Protocolo y Ceremonial desde hace 20 años, coincide con esto y asegura que efectivamente no hay otro ejemplar anterior.

Hay un libro principal de tapas de cuero bordó labrado y letras en dorado que es de uso oficial. Grignola cuenta que cuando se ocupan todas las páginas se las saca y se las encuaderna en uno más pequeño. Al de tapas de cuero se le vuelven a agregar páginas de cartulina lisas. En cada una figura la misma información: el día en que se firma el libro, los motivos y a continuación el espacio para que el homenajeado estampe su firma.

En el caso del humorista gráfico Quino, o el pintor tucumano Luis Lobo de la Vega, dejaron en el libro lo que mejor sabían hacer: dibujar.

La célebre Mafalda es la que agradece la distinción de Visitante Ilustre. Mientras que un boceto de lo que podría ser un paisaje tucumano reemplaza la rúbrica de Lobo de la Vega.

En el Libro de Oro quedan registrados los títulos honoríficos y las distinciones. En el primer grupo se inscribe el Honoris Causa, el de profesores extraordinarios como el Emérito o Consulto (que deben ser de la UNT) y el de profesor Honorario y Visitante (para destacados profesionales del país o del extranjero). Las distinciones pueden ser como Visitante Ilustre y Huésped de Honor. Esta última casi no se ha utilizado en las últimas décadas.

Hay casos en los que una misma persona aparece primero como Visitante Ilustre y unos años más tarde como Honoris Causa. Por ejemplo, el arquitecto César Pelli o el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. Hay páginas que llaman la atención porque quedaron en blanco. Por ejemplo, la de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, distinguida en 2012. “Su viaje se suspendió y nunca vino a la provincia”, contó Grignola. Pero hay otras firmas que sorprenden porque resultaron menos de lo que se esperaba, por ejemplo la de Jorge Luis Borges. La página se preparó en 1978, pero la firma lleva la fecha de octubre de 1990: solo un garabato ilegible.

La caligrafía del libro también se ha ido modificando. Hay etapas más coloridas y con firuletes y otras más “austeras” y sin color. “En los últimos años se han entregado más distinciones a profesores de la UNT, por eso crece el número de Eméritos o Consultos”, agregó Grignola. Tiene que ver con la impronta de cada gestión. El año pasado, por el Bicentenario, también se entregaron más Honoris Causa que de costumbre.

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