Más que un abucheo, un bumerán

Más que un abucheo, un bumerán

La política del oficialismo tucumano eligió abuchear al Presidente en lugar de recibirlo adecuadamente. Al fin y al cabo es quien le proveerá los fondos y ayuda que reclama la Provincia. Un video que desnuda nuestros problemas.

El Presidente de la Nación vino el lunes a la provincia. Se subió a un helicóptero y bajó en tierras inundadas. ¿Qué necesidad tenía el peronismo oficialista de recibirlo con silbidos? ¿Para qué le juntaron gente? Sólo la ignorancia política pudo haber hecho semejante movida. La falta de calle, producto de años cómodos, hizo posible tamaño error. Ni siquiera tuvieron la prudencia de mandar a sus punteros: se vio a dirigentes a los que les encantan los videítos de WhatsApps vociferando contra el Presidente.

¿A quién le iban a pedir plata? ¿A quién le solicitarán que haga pronto obras? Para ambas preguntas hay una sola respuesta: “al Presidente de la Nación que tenían al frente”. Es la misma persona a la que mandaron a silbar y juntaron gente para despotricar. Supina ignorancia política del oficialismo tucumano. Tanto más grave que por lo bajo azuzaban, se reían y hasta mandaban a operar en las redes sociales, mientras en público miraban para otro lado. Increíble y sorprendente postura de quienes manejan las riendas de dos poderes de la provincia.

El tiempo juzgará si Mauricio Macri hizo bien o mal en venir a Monteagudo. Terminó poniendo la cara que no supieron poner ninguno de los dirigentes del PRO. Hubo muchos que se mostraron en las “selfies”, pero ninguno aportó más soluciones que reyertas con las autoridades provinciales. Macri dio la cara y dejó un signo de pregunta. ¿En qué columna quedará su nombre para los habitantes del sur tucumano? ¿En la misma que hoy componen Ramón Ortega, Antonio Bussi, Julio Miranda, José Alperovich, Carlos Menem, Fernando De la Rúa y los K? Será de los que aparecieron en fotos en el sur, se solidarizaron, pero no consiguieron solucionar los problemas o figurará como esos gobernantes que hicieron algo.

Eso no supieron entender Juan Manzur ni su gente. Macri estaba responsabilizándose y la próxima vez que las aguas hagan estragos, se lo llevarían al Presidente en primer término y luego a él como a tantos otros. Si alguna acción especulativa cabía, esa hubiera sido caminar lejos de Macri, ya que el Presidente estaba asumiendo el problema. Lamentablemente, en la mentalidad de mezquindades a corto plazo se subordinó a los verdaderos damnificados y terminó en una guerra sin sentido. Estas impericias políticas no son patrimonio exclusivo de los peronistas noveles; también quedó claro en el equipo presidencial que se reunió con un grupo específico de vecinos y que no pudo abrazar a cualquiera que se asomara.

En la calle política hay una verdadera carrera donde ser puntero es una de las últimas materias que se rinde antes de ser profesionales de la política. Después de esta semana quedó demostrado que más de uno desaprobó en marzo.

Uno de ellos se quedó mudo. Ese fue el ex gobernador José Alperovich que en privado abraza a su delegado en el poder, el canciller Juan Manzur, pero que en público es incapaz de expresarle su apoyo. Manzur padeció las consecuencias de la inundación que la gestión del cumpleañero Alperovich pudo haber evitado. Manzur no es inocente porque fue miembro de ese gobierno, como Alperovich lo fue del de Julio Miranda. Es llamativo el silencio y la incapacidad para dar la cara. Hay quienes afirman que Alperovich está enojado con la prensa, especialmente con LA GACETA, (un tic típico de sus maestros kirchneristas) sin embargo las explicaciones por las inundaciones no son para la prensa sino para unos 15.000 tucumanos que la vienen pasando mal.

Cualquiera fuera la explicación que tuviere para dar Alperovich, hubiera sido bienvenida por Manzur que esperaba un respaldo de su hacedor político. El silencio fue el peor mensaje para quien tiene en sus manos las riendas del poder en la Provincia. Sintió que lo dejaron solo.

El video de WhatsApps

El miércoles pasado WhatsApps volvió a hacer de las suyas. Durante la siesta, al mismísimo intendente de la Capital le entró un video a su teléfono. A las 20, las imágenes ya daban vueltas por donde al lector se le ocurra. En el video filmado por el acompañante de un automovilista que cometió una infracción de tránsito se podía ver cómo un agente municipal recibía dinero para no hacerle la multa al infractor. Al final de la filmación se veía la alegría de los productores cinematográficos (y corruptos), porque el agente se iba a quedar sin trabajo. Picardía, alegría y hasta venganza se interpretaba en el video.

Final de la película

Antes de subirse al avión para saludar al papa Francisco, el intendente Germán Alfaro quiere que el agente que tuvo la inconducta se vaya. El primer paso es suspenderlo por lo que se vio, pero va a ser necesario que los infractores-filmadores se presenten a dar su confirmación de los hechos. Si eso no ocurre, pasará como otras veces que la habilidad de los abogados terminará justificando que estos videítos que dan vueltas por WhatsApps no tienen ninguna validez para probar ilícitos y, por lo tanto, al agente habrá que pagarle los días de suspensión como si hubieran sido vacaciones plácidas y tranquilas. Paralelamente, la ciudadanía o los que vieron el video ya dictaron sentencia. Ya lo condenaron al hombre o a los autores del video. Ya pasó todo. Ya se están preparando para la nueva historia que ingrese al celular.

En la Municipalidad le aseguraron a los infractores que mantendrán sus nombres en reserva, pero les pidieron que vayan para poder corroborar y sancionar al agente que se corrompió. El intendente Alfaro advirtió que el funcionario público debe dar el ejemplo. En cambio, el director de Tránsito actuó como jefe de su tropa y dijo que había que denunciar a quien buscó coimear al joven agente. Mientras esta discusión se dormía en la Semana Santa, la Justicia provincial no habría intervenido.

Lo cierto es que cada uno se conformó con compartir el video y con bajar el martillo de culpabilidad o de inocencia tanto del agente como del infractor-filmador. Lo demás es parte de la costumbre: la coima, la falta de justicia, la sanción que no se cumple, la infracción que no se castiga, la burla, la picardía y la sensación de que nada cambia.

La historia de los agentes de tránsito tucumanos no es satisfactoria. En sus legajos figuran la destrucción de cámaras en las camionetas de esa repartición como si quisieran que no quedaran registros de sus acciones y también la negligencia en sus tareas cuando terminan labrando actas que no siempre son fáciles de leer.

La película no terminó cuando se prendió el celular, aún faltan varios capítulos para ganarle batallas a la corrupción.

Felices Pascuas

La Semana Santa ha quedado herida en la vida argentina después del levantamiento de los carapintadas. En la vida democrática del país es sinónimo de convulsión, de desorden. Así comenzó esta semana en Tucumán, pero, como un milagro pascual, terminó con la esperanza viva. El próximo jueves se podrá corroborar que así sea. En esa fecha estarán juntos -aunque nadie lo crea- funcionarios de los gobiernos provincial y nacional analizando salidas para los inundados. Directivos de Vialidad (de la Nación y de la provincia), del Ejército, del Plan Belgrano, de Obras Públicas de la provincia, de Recursos Hídricos y de Medio Ambiente se sentarán frente a frente (y a la par, también) para buscar soluciones para los pobladores ahogados por la negligencia de tantos años. Que así sea.

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