La forestación es la gran deuda pendiente

La forestación es la gran deuda pendiente

El panorama político, social, económico y agropecuario de Tucumán, luego de los fenómenos meteorológicos que se dieron en el sur de la provincia, están todavía convulsionados, ya que la urgencia que tienen y tuvieron los pobladores de esta vasta zona tucumana ameritó que todas las fuerzas de trabajo estatales y privadas enfrentaran las consecuencias de las torrenciales lluvias, en ayuda de los que fueron afectados.

Todavía se siguen viendo, leyendo y escuchando en diferentes medios de comunicación todo lo que se hizo para ayudar a los damnificados, desde los ámbitos públicos y privados, y que a la vez mostraron la gran solidaridad que nació de toda la sociedad en ayudar a los que perdieron todo o casi todo, sobre todo su tranquilidad.

En los medios también se dan discusiones entre funcionarios del Estado de toda acción u omisión que dio lugar a que todo esto sucediera, en una lucha que podría ser muy larga y a la vez vana, buscando solo culpables o quién tiene la razón.

Lo cierto es que los acontecimientos que se dieron en el otoño tucumano y que afectaron a pobladores del sur provincial se dieron por una gran cantidad de factores que puede llevar mucho tiempo analizar en esta sección, pero que seguramente son tomados en cuenta por los profesionales que conocen de estos temas, para encontrar soluciones adecuadas y que lleven tranquilidad, para el futuro, a los que viven en los lugares afectados.

Hay que tener en cuenta que estos desastres se dieron ahora en una zona del territorio provincial y que todo lo que se haga a futuro, para prevenir los nefastos efectos de las inundaciones, deben ser considerados para todo el territorio provincial.

El determinante

Uno de los factores que más se está considerando como determinante en ser la causa de los daños provocados por las inundaciones es la deforestación y la falta de cobertura vegetal adecuada, en toda el área donde se dan precipitaciones muchas veces fuertes y frecuentes. Sin duda que la falta de controles adecuados y el cumplimiento de la legislación vigente sobre la deforestación es una materia pendiente que debe ser considerada, pero a la vez es necesario no solo proteger lo poco que tenemos de bosques y montes nativos, sino también fomentar, de manera cierta, la forestación en el sentido amplio de su palabra.

Es realmente muy poco lo que se foresta cada año en Tucumán, salvo la excepción de algunos productores que ven en la forestación un negocio a largo plazo sustentable e indispensable para el cuidado del medio ambiente.

La abundante disponibilidad de tierras aptas en la provincia, así como las condiciones climáticas y del suelo, permiten obtener excelentes rendimientos y, por ende, turnos de corte reducidos en tiempo con respecto a otras zonas del mundo.

El crecimiento promedio que se puede lograr en la provincia es de 50 a 60 m3 por hectárea cada año. El crecimiento promedio, en igual período, en Estados Unidos es de 20 m3 y en Escandinavia de unos 5 m3. Además, la forestación permitirá fijar la tierra en los faldeos de la montaña, y en los costados de ríos y arroyos, no solo montañosos, sino también en la llanura, lo cual podrá reducir considerablemente la erosión hídrica, un problema, hoy, muy grave en varias zonas de los cerros del oeste tucumano.

No hay dudas de que la actividad forestal genera cierto optimismo a la hora de la toma de decisiones, en cuanto a los aspectos netamente productivos y biológicos, pero el largo plazo de esta actividad y la no clara política forestal echa por tierra muchas iniciativas.

La provincia, en este sentido, tiene un rol fundamental para promover el desarrollo de la foresto-industria, y con los planes vigentes tiene la herramienta para poder lograrlo.

También Argentina debe posicionarse como un país foresto- industrial, con industrias vinculadas, sustentables, es decir, económicamente competitivas, socialmente responsables y ambientalmente sostenibles, integradas a las distintas regiones del país.

Vale destacar la demanda altamente insatisfecha, la existencia de ambientes propicios para el desarrollo de distintas especies y una muy buena adaptación de especies de rápido crecimiento, además del buen uso de plantaciones energéticas.

Actualmente existe un increíble déficit, en la balanza comercial, en cuanto a la actividad forestoindustrial del orden de los U$S 1.000 millones. Las posibilidades de crecimiento de esta actividad son significativas y sumamente necesarias para Tucumán, sobre todo después de conocidos los daños ocasionados por las inundaciones.

La provincia cuenta con unas 200.000 hectáreas aptas para la implantación de especies exóticas, y otras 300.000 hectáreas aptas para destinarlas al enriquecimiento del bosque nativo, con especies de gran valor comercial como cedro, lapacho, tarco, algarrobo, entre otros.

La decisión debe ser tomada y, para lograrlo, hay que apoyarse en todos los estamentos científicos y técnicos que se dispone en la provincia y en el país.

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