Messi siempre paga
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Con Julio Grondona, es cierto, zafamos de que la Selección fuera castigada en plena Eliminatoria y quedara afuera del Mundial de Francia 98. Hablamos del bochornoso corte “fabricado” por la selección de Daniel Passarella al “Jardinero” Cruz en 1997 en La Paz. El escándalo no terminó como debería haber terminado sólo porque Grondona “operó”, como siempre, “entre las sombras”. Ya lo había hecho y lo siguió haciendo muchas otras veces ante trampas y bochornos no sólo de la Selección, sino también de otros equipos argentinos.

“Con Grondona -quedó patentada como frase para la posteridad- esto no pasaba”. Tras la llamativamente dura sanción de la FIFA a Leo Messi, algunos proponen ahora cambiar la frase. Ya no es “con Grondona esto no pasaba”. Sino que si esto nos pasa es “por” Grondona.

Pagando los pecados

“Estamos pagando nuestros pecados”, sugirió el viernes pasado Marcelo Gallardo. El entrenador de River es hoy una de las cabezas más lúcidas del fútbol argentino. Piensa lo más libre que puede. Y tiene opiniones propias. A veces incómodas. Los “pecados” a los que alude Gallardo, fue dicho arriba, no tuvieron muchas veces castigo porque allí estaba Grondona para sacar las papas del fuego. Sabemos que el eje Argentina-Brasil, con altas y bajas, dominó históricamente la política y los negocios del fútbol en la región. Impuso la habitual ley del más poderoso. Y que Grondona extendió ese reinado gracias a su poder en la FIFA. ¿Pero acaso no fue “con” Grondona que echaron a Diego Maradona del Mundial ‘94?, se preguntan muchos ahora. Es cierto. En 1994, entre la Argentina y la FIFA, Grondona eligió a la FIFA. Se negó a apelar la expulsión de Diego de la Copa. A cambio, ganó el calor eterno de Joao Havelange.

Grondona, hay que decirlo, también buscó cuidar muchas veces intereses de la región. Tanto poder, eso sí, lo llevó a creer que estaba autorizado a obtener réditos personales. Es obvio que “con” Grondona no hubiese sucedido la sanción a Messi. Pero también hay que decir algo: de haber seguido vivo, Grondona acaso estaría hoy preso. En una cárcel o en su casa, pero preso. Es decir, influencia cero. Porque la FIFA cambió después del FBI. Echó y condenó al propio Joseph Blatter. Y también al que todos creían que sería su sucesor (Michel Platini).

Gianni Infantino, el presidente inesperado, puso la administración de la FIFA en manos de abogados y consultores de Estados Unidos. Se quedó con la parte política, claro. Echó a “enemigos” internos y, demagógico también él, inventó un Mundial de 48 equipos para asegurarse la reelección. Esa es la nueva FIFA. Reglamentarista a ultranza. Al menos en lo público.

¿Y acaso está bien que esta nueva FIFA haga pagar a Messi, justo a él, los viejos “pecados” (parafraseando al “Muñeco” Gallardo) del fútbol argentino? No sabemos por qué razón el línea brasileño insultado por Leo en el Monumental no avisó al árbitro. Tal vez no lo hizo asustado porque era Messi. O porque, como suele suceder dentro la cancha, creyó que lo de Messi era una calentura de tantas. Hay que decirlo. Messi es el jugador que, seguramente, más faltas sufrió en el fútbol mundial en la última década. Y que, pese a eso, es conocido por su caballerosidad en más de 600 partidos y más de una década en la altísima competencia.

Buscaron sangre

Reconocida inclusive por sus rivales. Nadie dice que Messi no debía ser sancionado por sus cinco segundos de furia. Cinco segundos en más de 600 partidos. Lo que llama la atención es la celeridad, la sensación de que la Conmebol y la FIFA “buscaron sangre” y de que, ya servido el plato, lo usaron a él para “ejemplificar”. Para avisar que se terminaron los viejos tiempos. Nunca creí en las sanciones “ejemplificadoras”. Sí en las sanciones.

No deben ser tiempos fáciles para Messi. Tito Vilanova, su fallecido DT en Barcelona, lo definió una vez como “el menos divo de los divos”. Como nunca antes, Messi acaso pueda percibir que su trono está dejando de ser indiscutido. Ya no por Cristiano Ronaldo, que, por mucho Balón de Oro y por más goles que haga, jamás podría igualar su magia. Ahora se trata de su amigo Neymar. El brasileño fue el verdadero “héroe” del 6-1 ante PSG, un resultado que quedará en la historia de Barcelona, y sin que Messi fuera protagonista central de la historia, más allá de esa foto frente a sus hinchas en el Camp Nou.

Neymar lidera además de modo brillante a la que hoy parece ser la mejor selección del mundo, que ya celebra su boleto en Rusia. Es más joven, tiene gol, contagia y, desde hace un tiempo, produce jugadas deslumbrantes.

Allí están los columnistas de los principales diarios europeos diciendo en estos días que Neymar ya está listo para subirse al trono. Seguro que Messi seguirá liderando jornadas de gloria para Barcelona. Nunca con Neymar tan cerca como ahora.

Y seguro también que esta selección en crisis lo precisa como nunca antes. Que no se lesione ni lo suspendan. La nueva AFA ya le hizo saber a Messi que su caso es aún más prioritario que el del “Patón” Bauza, el DT que se va casi sin haber llegado. Grondona ya no está. Messi sí. Y la Selección es “con” Messi.

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