La escasa sombra en las peatonales

La escasa sombra en las peatonales

Una obra se llama pública porque involucra a la comunidad. Las grandes ciudades tienen desde hace muchos años zonas peatonales, principalmente en áreas céntricas. Son de uso exclusivo para los transeúntes, es decir que está vedado el acceso de cualquier tipo de vehículos. Estas contribuyen a mejorar el entorno urbano y favorecen la reducción de las emisiones contaminantes. El 4 de abril de 1991, el intendente Raúl Martínez Aráoz inauguró la primera peatonal en la calle Mendoza, a la que luego se bautizó con el nombre de Isauro Martínez, destacado dirigente radical que fue intendente durante el gobierno de Celestino Gelsi. Pasó mucho tiempo hasta que esta y la de la calle Muñecas se convirtieran en lo que son ahora. El 14 de julio de 2015, se inauguró la primera parte de la peatonal Isauro Martínez, en Mendoza al 700, y las obras prosiguieron hasta completa las tres cuadras, entre 25 de Mayo y Junín.

La Municipalidad de San Miguel de Tucumán ha firmado hace pocos días un convenio con la Subsecretaría de Obras Públicas de la Nación, por el cual se acordó el financiamiento de los trabajos de remodelación de la peatonal Celestino Gelsi, que se extiende a lo largo de las tres primeras cuadras de la calle Muñecas, entre 24 de Septiembre y Córdoba.

El subsecretario de Planificación Urbana municipal explicó que el paseo recibirá el mismo equipamiento de la Isauro Martínez: piso, bancos, tratamiento de los quioscos de flores y podrán ingresar vehículos en caso de una emergencia. Señaló que se mantendrán en su lugar los 50 árboles de ese sector, excepto cuatro naranjos que están secos. El funcionario anunció también que se instalarán dos pantallas LED por cuadra, con sistema antivandalismo, que proyectarán publicidad interactiva, cuyo costo estimado es de $32 millones y se destacará el edificio de la Escuela Normal Juan Bautista Alberdi con una iluminación especial.

Una de las carencias importantes de las peatonales es la falta de sombra; fue la principal crítica que recibió la remodelación de la Isauro Martínez. En un día de enero, con una temperatura de 30°C, la vereda de una calle sin árboles puede alcanzar los 60°C, mientras que bajo la sombra de un árbol solo registra 33°C, casi la mitad. Es decir que la forestación urbana no sólo mitiga el intenso calor, sino que mejora la calidad del aire. La instalación de pérgolas podría contribuir a atemperar el calor y a proporcionar sombra para aliviar la circulación de los transeúntes, como sucede, por ejemplo, en las peatonales de Mendoza, San Juan y Córdoba. Se podría pedir en ese sentido el asesoramiento del Instituto Lillo. Está pendiente aún en la peatonal Martínez la instalación de esculturas de artistas tucumanos reconocidos, que fue anunciada oportunamente. Podría aprovecharse entonces esta remodelación para subsanar el déficit de la escasa sombra que no es, por cierto, un tema menor

Si bien es importante la estética, las obras públicas, como es el caso de las peatonales, deben darle prioridad a la necesidad de la gente que es la que les va a dar vida cotidiana. Justamente en una ciudad como nuestra capital donde el automovilista pareciera ser más importante que el transeúnte, es fundamental que en un espacio destinado al peatón se piense en su confortabilidad.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios