Una política de Estado en materia de forestación

Una política de Estado en materia de forestación

Son testigos del tiempo. Protegen. Alimentan. Dan frutos. Sufren en silencio las agresiones, las heridas. Hermano de las aves, sus hojas hablan a través del viento. Casi nunca es noticia, salvo cuando la vejez o la naturaleza lo derrumban o el hombre les tala la esperanza. “Al árbol ya cortado no lo claves en tierra porque su copa seca no engañará a los pájaros”, escribió Julio Cortázar.

La realidad indica que los tucumanos tenemos una relación conflictiva con los árboles. Nos quejamos de la ausencia de ellos, principalmente en el verano en el centro capitalino, pero al mismo tiempo, se los depreda de diversas maneras. En noviembre pasado, tras una tragedia ocasionada por la caída de un eucalipto en Yerba Buena, se desencadenó una suerte de “caza de brujas” con estos enormes ejemplares. En varios sectores de la capital, se puede ver a los árboles asfixiados por el cemento en las veredas, a diferencia de la plaza Belgrano, cuyos canteros son amplios.

Hace pocos días, tuvo lugar en Tafí Viejo el primer Simposio de Arbolado Urbano, organizado por la Municipalidad de esa ciudad, la Fundación Miguel Lillo y la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT. Un doctor en biología señaló que Tucumán creció un 400% desde 2010 y seguirá avanzando. “Todos los espacios verdes de cañaverales, de citrus que todavía quedan entre Yerba Buena y Tafí Viejo, en El Manantial o en Los Nogales se van a transformar en una zona urbana. Tenemos que pensar ya cómo organizamos ese desarrollo”, dijo.

Un ingeniero agrónomo destacó las variadas posibilidades de forestación por la cantidad de árboles, muchos de ellos con flores que los hacen muy vistosos, como el lapacho o el jacarandá. “Entonces habría que usarlos de manera adecuada, en una sucesión de floraciones como para que a lo largo del año dispongamos de flores en la ciudad. Incluso le va marcando la personalidad de la ciudad, los árboles van a ir caracterizándola”, manifestó.

Por otro lado, hace una semana, se lanzó el Plan Provincial de Forestación, cuya misión es plantar 1,5 millón de árboles. Los primeros 153 plantines que darán flor en septiembre, se plantaron en el acceso sur de San Miguel de Tucumán. El titular del Vivero Provincial afirmó que la idea es poner unos 1.400 ejemplares por día. En abril, las tareas comenzarán en el acceso este de la ciudad, proseguirán en Villa La Trinidad, a orillas del río Medinas, donde se colocarían unos 1.200 ejemplares. En el acceso a la ciudad de Trancas se plantarán 1.300 álamos. Sin duda, es una acción positiva que seguramente se extenderá también al piedemonte, donde se ha producido una gran depredación.

Sería interesante que se unificaran los criterios entre provincia y municipios, a partir de una propuesta que surgiera de los especialistas de la Facultad de Ciencias Naturales y del Lillo, de modo que las plantaciones de las especies no se efectuaran en forma anárquica o según el criterio del gobierno de turno. Una política de Estado en materia de forestación urbana y territorial sería fundamental para la preservación del medio ambiente, y obligaría además a los organismos a combatir y sancionar con eficacia la tala indiscriminada de nuestros bosques. La educación es esencial para concientizar a la ciudadanía. “Cuando hayas cortado el último árbol, contaminado el último río y pescado el último pez, te darás cuenta de que el dinero no se puede comer”, afirmaba José Martí.

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