Detenidos en calabozos duplican la capacidad de las comisarías

Detenidos en calabozos duplican la capacidad de las comisarías

El sábado, un preso aprovechó las malas condiciones de la seccional 13° para escaparse Al momento de su fuga, había 38 detenidos alojados en un sector de arresto construido para albergar sólo a 15

SECCIONAL 13°. Un detenido le cuenta a LA GACETA detalles de la fuga y se queja de las condiciones de detención. la gaceta / foto de adrián lugones SECCIONAL 13°. Un detenido le cuenta a LA GACETA detalles de la fuga y se queja de las condiciones de detención. la gaceta / foto de adrián lugones
27 Marzo 2017
A un año y medio de que la Corte Suprema ordenara que todos los presos pasen a la cárcel de Villa Urquiza, las comisarías de la capital siguen alojando detenidos por encima de sus posibilidades edilicias. Según explicaron fuentes judiciales cercanas al caso, hay unos 350 detenidos en lugares preparados para albergar a 180. Sin embargo, la superpoblación no es el único problema, ya que la mayoría de las dependencias tienen serios problemas edilicios. Y estos dos factores quedaron al desnudo el sábado, cuando un preso los aprovechó para fugarse de su celda.

Según explicaron algunos testigos de la escena, un grupo de presos de la comisaría 13° comenzó a exigir que se arreglara una cloaca tapada. Incluso, personal que investiga la fuga deslizó que estos orinaban en tachos y defecaban en bolsas por esa situación. Cuando un cabo se acercó a la cámara séptica para intentar el arreglo, uno de los detenidos, Nahuel Peralta, se ofreció a ayudarlo. Sin embargo, en un descuido, empujó al Policía, huyó hacia la parte trasera de la seccional, saltó la tapia y se perdió en el barrio Chañaritos.

De inmediato se intentó un operativo cerrojo para atraparlo pero el resultado fue estéril. Los policías incluso se sorprendieron: el prófugo iba a recibir la libertad en un par de días. Con todo, confían en atraparlo pronto. Desde la Justicia se ordenó la aprehensión del efectivo burlado, pero este quedó en libertad ayer, tras declarar.

La crisis carcelaria

El recurso de hábeas corpus que se presentó en 2015, luego de la muerte de dos detenidos en la Regional Norte, llevaba las firmas de los fiscales Diego López Ávila y Adriana Giannoni, quien se encuentra de turno en este momento. Desde ese momento comenzaron una serie de inspecciones en las comisarías, y se llegó a la conclusión que algunas, como las 10° y la 13°, estaban en un pésimo estado. Esta última, incluso, había sido clausurada, pero al poco tiempo reabrió sus celdas por necesidad. Al delicado estado edilicio, pronto se le sumó el hacinamiento.

Al momento de la fuga de Peralta habían 38 personas en las celdas, en un lugar que se encuentra habilitado para 15. Incluso, desde el interior de esa seccional se llegó a confesar que llegaron a tener 50 hombres alojados al mismo tiempo.

“El problema es que no tenemos baños y encima las cloacas están trancadas. Yo estoy peor que el resto porque estoy en el ‘chanchito’”, explicó a LA GACETA desde su celda de castigo en esa seccional el detenido Gonzalo Torres. “Estamos todo el tiempo apretados y encima no hay ni baños. A veces eso te pone mal y hasta peleamos entre nosotros”, contó otro detenido, quien pidió reserva de identidad.

“En general, el número de presos que hay en las comisarías de la capital depende de su capacidad, pero se parte de la base de que todos los cupos están superados. El número de presos dobla todos los recursos edilicios con los que se cuenta. El mes que viene habrá 200 lugares en la cárcel, pero será como luchar contra el cáncer con una aspirina”, afirmó una alta fuente de la Policía.

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