La tabla no siempre dice la verdad

La tabla no siempre dice la verdad

Argentina disfruta de un tercer puesto -que el martes podría ser segundo-, pero tiene muchísimos problemas

DESESPERADOS. Musacchio y Banega intentan frenar como sea a Castillo, de Chile. En el partido, Argentina nunca le encontró la vuelta a su rival.  dyn DESESPERADOS. Musacchio y Banega intentan frenar como sea a Castillo, de Chile. En el partido, Argentina nunca le encontró la vuelta a su rival. dyn
25 Marzo 2017

BUENOS AIRES (Marcelo Androetto, especial para LG Deportiva).- La Paz está en la mira. Así con mayúsculas. Fuera de las aritméticas, parece difícil que la selección argentina encuentre la paz, con minúsculas, en un futuro próximo.

A esta altura, a propósito de los 3.650 metros de la ciudad sede de gobierno de Bolivia, no preocupa tanto la clasificación a Rusia 2018 como la perspectiva incierta de qué Mundial le espera a un equipo “albiceleste” que ante Chile lució descolorido, confundido, perdido. No fue un equipo, sino un puñado de nombres rutilantes aquejados por un extraño y devastador síndrome de Alzheimer.

La infame (teniendo en cuenta las decisiones arbitrales y la actuación del equipo de Edgardo Bauza) victoria del jueves trajo alivio en la tabla, pero repartió pruebas a granel de que la Selección sale a la cancha a la marchanta. No tiene una idea definida de juego ni funcionamiento confiable.

Tanto que Gabriel Mercado fue despedido del Monumental como un héroe, y a Lionel Messi le bastaron un par de pinceladas y un remate ajustado en el penal inventado por Sandro Ricci para salvar la ropa en una noche que no debe ser olvidada.

Concretado el triunfo, el tibio festejo del público en el estadio y las críticas de los hinchas expresadas en la calle, en las redes sociales, en los medios de comunicación, dieron cuenta de una novedad: quizá no todo sea “ganar como sea”, en el fútbol o en la vida.

Los ampulosos gestos de Sergio Romero pidiendo a un alcanzapelotas que hiciera tiempo certifican el dicho de que una imagen vale más que mil palabras: Argentina no quiso el balón ante la “Roja” porque no sabía qué hacer con él.

El planteo de Bauza avala la convicción de que -resultados al margen- se trata de un técnico descartable o al menos que llegó por un descarte sólo posible en una AFA sin norte alguno.

Sus defensores remiten la memoria a lo sucedido con Carlos Bilardo antes del Mundial ‘86. Argentina tampoco jugaba bien e incluso sacó boleto a México sudando la gota gorda. Y se sabe lo que sucedió después. ¿Podría repetirse algo así en Rusia? Aferrarse a esa posibilidad implica taparse los ojos ante la realidad, tal como acostumbran a hacer tantos gobernantes de estas y otras latitudes.

El fantasioso relato de Bauza -co-rresponsable por negligencia o impericia de la involución de la Selección en los últimos meses- deja afuera lo evidente: la inequívoca sensación de ciclo cumplido para muchos, y un cierto aire de logia -no es lo mismo que una deseable cohesión grupal- que pone en entredicho el liderazgo positivo de Messi o del capitán sin cinta Javier Mascherano.

El “blindaje” mediático de los futbolistas y las ironías del “Patón” en rueda de prensa llevan al extremo la vieja táctica de poner al periodismo como enemigo común con la intención de estrechar filas puertas adentro.

Cuerpo técnico y jugadores optan por un autismo ilusorio, apuestan a la ruleta rusa con la esperanza de repetir -por ósmosis- el pleno de México ‘86. Como en el Antón Pirulero, cada uno atiende su juego.

El martes habrá nuevo equipo por imperio de las circunstancias, llámense suspensiones o lesiones. Habrá caras relativamente novedosas, que tendrán o no minutos en cancha.

En este contexto, a la selección puede en La Paz que le vaya mal, regular o bien. Después de todo, altura al margen, enfrentará a una limitada Bolivia.

E incluso podría terminar la doble fecha de eliminatorias como escolta del resplandeciente y renovado Brasil. Nada cambiará un hecho: por estos días la “Verdeamarela” es un espejo que le devuelve a la “Albiceleste” una imagen ajada y fea de sí misma, más allá de lo que diga la tabla.

Últimos partidos en Bolivia

El último triunfo y el único en los últimos 44 años. 2-1 en 2005, antes de Alemania ‘06 y con un equipo de suplentes. Goles de Galetti y Figueroa.

Banega evitó otra derrota en la altura. El actual jugador de Inter puso el 1-1 definitivo por las Eliminatorias 2014 en La Paz. Argentina resistió con dignidad.

El 1 de septiembre de 2009 fue uno de los peores días en la historia de la Selección y de Maradona, entonces DT: fue 6-1 antes del Mundial de Sudáfrica. 

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