Un policial para chicos con voz propia

Un policial para chicos con voz propia

Propuesta ágil para leer a partir de los 10 años

19 Marzo 2017

JUVENIL

LA BANDA DEL SIGLO

SANDRA SIEMENS

(Loqueleo - Buenos Aires)

La voz. La destreza. La memoria. La sonrisa. La libertad. El aliento. Cualidades sin las cuales el ser humano no podría sobrevivir. ¿Qué pasaría si empezaran a faltarnos, si alguien se dedicara a robárnoslas?

Algo de eso empieza a entrever, aunque aún no a descubrir, Ernestito (como le desagrada ese diminutivo, acepta hacerse llamar Roberto). Ernestito tiene doce años, pocos amigos, vive en Los Girasoles, un pequeño pueblo donde todos se conocen, y le gusta investigar misterios: tiene pasta de detective.

Allí entra en escena Pepe Orroj, extraño personaje con el que pronto comenzará una entrañable amistad. Pepe come hormigas, lleva por amiga a una víbora pitón llamada Gertrux y tiempo atrás era dueño de una voz “especial”, “que daba miedo”; hasta que quedó afónico.

A ellos se suman la aparición de La Llorona y la desaparición de “el perro de los Benavidez”, una sombría y misteriosa viejita acompañada por dos enanos rusos o griegos o turcos, y Gloria Buitoni, una bellísima tenista juvenil a la que alguien le acaba de quitar el saque, su mejor herramienta en el juego.

Los tres –Ernestito, Pepe, Gloria- irán tras una banda de delincuentes internacionales que está detrás de extraños fenómenos mundiales: sea el hurto de la sonrisa de La Mona Lisa en el Louvre o de la inteligencia de un Premio Nobel de Física; en fin, que pone en jaque la perfección del mundo.

La banda del siglo, de Sandra Siemens (Loqueleo) es un policial con personajes amigables, mucho humor, casi de gag, un delirio contenido siempre a punto de explotar y gran uso del absurdo, con el plus que le da como título de los capítulos el ingenio de los refranes populares (Con la música a otra parte, Cuatro ojos ven más que dos, El mundo es un pañuelo, etc.)

Y, más allá de que el recurso del detective aficionado esté harto utilizado en la literatura infantil y juvenil, el género nos ha enseñado que siempre tiene otra vuelta de tuerca. Porque lo principal es la voz, ese factor imprescindible para ejercer el oficio de la literatura. Que, una vez perdida, nos deja de a pie en medio de la desolación.

© LA GACETA

Publicidad

Hernán Carbonel

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios