Aquellas fiestas julias

Aquellas fiestas julias

Ramos de flores, en el recuerdo de Rojas Paz

LA CASA HISTÓRICA. Fachada que tuvo desde que promediaban los años 1870 hasta 1904. Allí funcionaba el Correo. LA CASA HISTÓRICA. Fachada que tuvo desde que promediaban los años 1870 hasta 1904. Allí funcionaba el Correo.
El destacado escritor tucumano Pablo Rojas Paz, nacido en 1896, recordaba en 1938 aquellas fiestas julias de su niñez, cuando los escolares eran llevados a la Casa Histórica. Esta tenía el frente deformado previo al templete y a la reconstrucción, y alojaba al Correo. “Allí íbamos los 8 de julio los alumnos de la Escuela Belgrano, con nuestro director José R. Fierro, a cantar el Himno Nacional y a causar cierto caos en las actividades postales”, evocaba.

La maestra les había advertido que debían traer un ramo de flores: “un ramo de rosas, sí es posible”. Pero les sucedía que “a pesar de que en julio florecen en Tucumán los duraznos y que hay muchas violetas y estrellas federales, no era fácil encontrar una rosa. Hubiera sido empresa más productiva llegarse hasta el cerro de San Javier y recoger una brazada de flores silvestres”, para venir “con la cromática carga y depositarla junto al sillón austero desde el cual Laprida presidiera la sesión memorable”.

Toda la familia participaba en la diligencia para armar el ramo. “No parece cosa fácil conseguir flores en el Jardín de la República; el culto de la jardinería no ha llegado todavía a aquellas fértiles regiones. En esta última visita que hiciera a la casa donde se juró la Independencia, pude advertir que los peregrinos no habían llevado como ofrendas más que estrellas federales, detalle éste que puede llamar la atención a los extraños. La flor roja inundó esos campos y tiene como antítesis vegetal el gigantesco azahar de los naranjos amargos. La estrella federal simboliza luchas fratricidas, invasiones del odio, expediciones destructoras que derribaban la naciente belleza de sus pueblos. Ahora, esa flor ha perdido su símbolo violento, y el usarla ni embandera ni divide. Íbamos, pues, a cantar el Himno con nuestro pequeño ramo bien apretadito por su tallo en nuestra diestra”.

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