Manu Sija: “estoy aprendiendo a ser artista”

Manu Sija: “estoy aprendiendo a ser artista”

Se ha convertido en un acontecimiento musical: el multiinstrumentista simoqueño está de vuelta, esta noche, en el Virla. Traerá, tal vez, aires jazzeros de Nueva York o tangueros de Buenos Aires. Presentará su nuevo show “Solo Set”, que llevará por el mundo durante 2017 y es un adelanto de su próximo disco, “Chango solo”.

TODOTERRENO. Ahora toco el acordeón y la tabla hindú, anuncia el músico simoqueño. LA GACETA/FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO
TODOTERRENO. "Ahora toco el acordeón y la tabla hindú", anuncia el músico simoqueño. LA GACETA/FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO
11 Marzo 2017
ESTA NOCHE
• A las 22, en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265). Anticipadas hasta las 12, $ 150. General, en la puerta, $ 200.

Él toca la guitarra y el bajo; el teclado, el violín y la batería. Al combo, Manu Sija le agrega la voz y un equipo de looperas, para grabar en tiempo real y luego ir multiplicando instrumentos. En vivo, Manu es una banda, una performance en el escenario, a la que no le faltan el ukelele, la tabla ni el piano. El músico circula entre la tradición del folclore y la experimentación constante.

A los nueve años comenzó a bailar folclore en Simoca, en Balderrama. A los 11 grabó su primer disco, donde ya tocaba el violín, el bombo y la guitarra. Ahora, a los 28, ya hace dos que vive en Buenos Aires, y ha tocado con pesos pesados de la música, como Marta Gómez, Carlos Vives, León Gieco y Divididos.

En 2013, Pat Metheny descubrió sus habilidades a partir de un video que grabó en el fondo de su casa interpretando una versión de “First circle”. “Pat me vio en ese video y tres años después nos conocimos en Nueva York. Me vino a ver a un concierto en un club de jazz y me invitó a su casa a tocar. Todavía no lo puedo creer”, se asombra.



Su vida transcurre entre las grandes ciudades y Simoca, donde tiene instalado un estudio de grabación que poco a poco fue creciendo. A punto tal que su padre tuvo que construir un cuarto más, para mudarse.

“Es que también grabo a otros músicos. Incluso cuando no estoy pasan por ahí y se quedan a comer. Mi viejo es un maestro en todo sentido. En ese estudio grabé ‘Hoy’, de Jorge Rojas”, le cuenta a LA GACETA.

- ¿Cuántos instrumentos tocás?

- No, no lo sé. Tengo dos que son los principales, el violín y la guitarra. Pero nunca los conté. Ahora toco el acordeón y la tabla hindú. Me gustan todos los instrumentos y siempre estoy aprendiendo y descubriendo otros…

- Tenés habilidades innatas...

- Sí, fíjate que al rato de tomar uno, ya me salen melodías. Me apasiona, así como a otros el fútbol. Estoy buscando un bandoneón. Con todos estos instrumentos le copé la casa a mi viejo… Pero bueno, es un maestro, él es el responsable de que haya tenido esta libertad musical; siempre estuvo a mi lado.

- ¿En qué estás trabajando ahora?

- Estuve grabando mi tercer disco, “Chango solo”. Tiene nueve canciones; versiones de temas de Violeta Parra, “Cuchi” Leguizamón y “Chivo” Valladares. Grabé tres temas en el fondo de casa, otros tres en el Infiernillo y el resto, en un puente abandonado del río Balderrama. Toqué todos los instrumentos, con looperas y samplers, más o menos lo que haré en el Virla.

- ¿Qué música es la tuya?

- Mucho de folclore, y de folclore del norte, de donde soy, y de ahí me disparo para todas partes. Al folclore no lo tuve que aprender como a las demás músicas. Venía ya con los huaynos, zambas o chacareras. Entiendo que en algunos sitios mi música figura como world music o jazz. Por ejemplo en este disco hago “Y arriba quemando el sol”, de Violeta Parra, pero respetando la base de una baguala chilena.

- Por un lado te inspira la tradición del folclore y por el otro, el valor innovador de la experimentación.

- Sí, pero te aclaro que nunca pertenecí a los ortodoxos del folclore. Hay músicos importantes que me mostraron que se puede hacer lo que en definitiva se llama música popular, como Chango Farías Gómez, Lucho Hoyos (a quien considera su maestro), Popi Quinteros, Juan Falú o Liliana Herrero. Hay una mezcla de distintos lenguajes; fusión, aunque esta palabra me pega mucho con lo que se hizo en los 80 o los 90. Lo que sé es que no podría hacer estas canciones de otro modo.

- ¿Dónde te ubicás en tu carrera?

- Estoy en un proceso de pasar de acompañante del artista a ser artista. Estoy aprendiendo a serlo todavía. Siempre estoy estudiando, tocando, produciendo, componiendo e investigando. No soy disciplinado en ese sentido. Ahora trabajaré en la posproducción del disco, que se hará en Nueva York, y espero que salga en abril o mayo. Tengo distintas formaciones: toco solo, o con el trío. Cuando voy al norte (Nueva York), una vez al año, con Franco Pina, en dúo.

- ¿Y tus letras?

- No me terminan de convencer mis textos; estoy trabajando en esa composición de letras y me está ayudando Marta Gómez. Por eso, lo principal por ahora es mi música, a la que le pongo letras de otros artistas.

- Leí en un reportaje que te quejabas de la discriminación en el folclore…

- Lo que pusieron en esa nota no refleja mucho lo que dije. Quería expresar que hay mucho machismo en el folclore, en sus letras y en el entorno. Saludo mucho cómo evolucionó musicalmente, pero en la cuestión social está muy cerrado. Pero no tuve drama en alejarme de ese ambiente tan conservador.

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