Nuestra Constantinopla

Nuestra Constantinopla

El Bajo en 1925, mirado por un periodista.

EN EL BAJO. La avenida Sáenz Peña primera cuadra, en una fotografía de los años 1910. EN EL BAJO. La avenida Sáenz Peña primera cuadra, en una fotografía de los años 1910.
“La calle 24 de Septiembre primera cuadra, da la sensación de una ‘Constantinopla tucumana’. Allí hay de todo. Negocios diversos, mezcla informe, razas múltiples, idiomas heterogéneos, bullicios raros, unidos a una inquietud, a una lucha titánica por la conquista del pan cotidiano”. Así iniciaba el periodista de LA GACETA, Abelardo Bazzini Barros (1899-1942) una nota de color sobre El Bajo, publicada el 18 de enero de 1925.

“Fondas, posadas, ‘hoteles’, casas de comida, heladerías, tiendas, casas de fígaros, fruterías, negocios diversos y diversidad de tipos. Por todas partes se nota una agitación rara de mercaderes, un movimiento inusitado. De las puertas viejas, desvencijadas, sucias otras, cuelgan las mercaderías que ofrendan al que pasa. Gritos, colorido, algarabía, charla informe de lenguas, dan la extraña sensación de vivir en esas regiones donde vibra una sola idea, un solo pensamiento, una sola preocupación: el afán de la lucha por la vida”...

“Pintoresco rincón, suelo informe, como deben ser los barrios de Constantinopla. Afuera la luz de los claros días tucumanos muestra, en su desnudez cruda, el abigarramiento de seres y cosas; adentro, una oscuridad tenue vela las mercaderías y los vendedores. El pueblo, que no conoce los peligros, que no aquilata nada de su vida, se vuelca en esos sitios, come y bebe: escancia el vino en vasos ineptos, duerme en camas que jamás han visto el sol y el aire de cerca, se hace sus afeites en sitios y con útiles igualmente antihigiénicos”. En fin, “los expendedores, tipos extraños, tienen en sus caras rictus y gestos de regocijos incomprensibles. Cantan y ríen en medio de esa inquietud de hormiguero humano”.

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