“No me quiero encasillar como oficialista ni opositor”

“No me quiero encasillar como oficialista ni opositor”

Najar destacó que a su ciudad llegaron obras. FOTO LA GACETA / ADRIÁN LUGONES Najar destacó que a su ciudad llegaron obras. FOTO LA GACETA / ADRIÁN LUGONES

Afirmó que mantiene buena relación con la Provincia y la Nación

05 Marzo 2017

Carlos Najar (Acción Regional) desliza que es un intendente inesperado. No encargó encuestas ni tuvo acto de lanzamiento en Las Talitas. En agosto de 2015, le ganó los comicios por un puñado de votos (276) a la candidata que corría con el “caballo del comisario” oficialista, Adriana Najar: su hermana, ex legisladora y esposa del entonces jefe municipal Luis Morghenstein. “¡Nadie esperaba que saliera!”, dice hoy, risueño, sentado en su austero despacho.

Carlos Najar también dice ser un intendente- administrador que no se “encasilla” ni en el oficialismo ni en la oposición. El metro noventa y tres de su figura se recorta sobre las paredes y el escritorio, todo de madera. Califica su primer año de gestión como “difícil” por la situación económica, pero celebra haber podido cumplir con promesas de campaña.

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Asegura que recuperó la escuela municipal, sacó de la precariedad a los municipales y consiguió obras nacionales. Y que pretende mejorar la provisión de agua potable y la seguridad. “La piedra basal fue no entrar en el Pacto Social. Propusimos un modelo diferente y el vecino eligió. En el Pacto Sueldo se inyecta la idea de que sueldo es igual a gasto. Lo que proponemos es que sea igual a recurso. Comenzamos la gestión con un saldo bancario de $425.000; 49 millones en deuda con el Estado y $16 millones de deudas privadas. Equilibramos las cuentas”, subraya.

-¿Es un intendente oficialista?

-Soy oficialista de mis 70.000 talitenses. Les respondo a ellos.

-¿Pero es afín a la Provincia?

-Soy afín al Estado. Tengo buen diálogo con el Gobierno.

-¿Políticamente dónde se ubica?

-Debo ser oficialista, pero debo velar para que a la Nación le vaya bien. No me quiero encasillar en las estructuras. En 2015, decimos que los oficialismos han ganado. Pero en el Gran San Miguel, de cinco intendencias dos repitieron: Alderetes y la capital. Hay que aprender que el vecino toma decisiones para ver quién administra.

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-Entonces no responde ciegamente al oficialismo…

-Respondo ciegamente a los intereses de los talitenses. De 10 concejales, arranqué con tres de mis acoples. En esta sesión inaugural me acompañaron ocho. Tenemos excelente diálogo, incluso, con los que son opositores a la Provincia. Los dos que no estuvieron son afines al oficialismo, pero opositores aquí: Melina Morghenstein (su sobrina) y Norberto Paz. Es un municipio joven y con una alta problemática social y, sin embargo, la gente supo elegir, eligió de manera particular.

-Es afín, pero se diferencia de la Provincia…

-Sí, es así. Hasta los hermanos mellizos tienen diferencias. Bueno…el ejemplo de los hermanos… (ríe). Hay que empezar a hablar de un concepto de Estado. Una vez que asumimos el rol de la gestión, representamos a los vecinos. Sería muy dificultoso para Las Talitas conseguir recursos si al Gobierno provincial le va mal. Si al nacional le va mal, es lo mismo. Tenemos que bregar para que al Estado, en general, le vaya bien. Los partidos políticos como los entendíamos, como agrupaciones que seguían un pensamiento opositor u oficialista, deben mutar. El vecino está decidiendo otra cosa. Tenemos buen diálogo con funcionarios nacionales y no sólo pudimos firmar convenios. Los recursos nacionales ya han llegado, hace unos 10 días. Llegaron para la mejora integral del complejo deportivo del Parque Independencia y el mejoramiento de hábitat para los barrios Las Tipas y 7 de Mayo.

-¿Cree que eso se debe a que mantiene buena relación con la Provincia y con la Nación?

-A mi capacidad de gestión. Desde el primer día, comencé a entablar relación con ambos gobiernos. No nos olvidemos que soy un intendente nuevo. Sin el diálogo no se puede gestionar. No podemos perder el tiempo discutiendo sobre proyectos. Si nos quedamos en eso, estamos mal encaminados.

-¿No se siente tironeado entre Nación y Provincia?

-La presión no la siento en lo personal. Soy intendente, me eligieron para eso. Es propio del rol, en este camino se generan estas situaciones. La tensión es normal.

-¿Cómo ve a la Nación?

-Las idas y venidas generan incertidumbre y nadie invierte en ese escenario. Debe velarse por volver al diálogo. Con el consenso se evitan errores. Son preocupantes las idas y venidas.

-¿Encontró proyectos de la gestión anterior que estaban mal? Porque desde la Nación dicen que los proyectos locales no están bien presentados...

-No tuve transición, me hubiese gustado encontrar proyectos. Al menos mal realizados… Algunos municipios partieron con proyectos ya presentados y fueron corrigiéndolos. Sí recibí obras en ejecución y hubo dificultades para la reactivación por la falta de presentación de documentación. Se falló en el control en la gestión anterior. En un barrio tuvimos que levantar 200 metros de adoquines.

-Era parte de esa gestión como presidente del Concejo…

-Hacíamos el control o la aprobación del proyecto. No de la obra. El Ejecutivo es el que debe controlar. Eso habla de qué tienen que tener las nuevas administraciones. Éramos 10 concejales, de los cuales cuatro éramos candidatos a intendente. Nunca hubo una interna.

-¿Cómo está su relación con los Morghenstein?

-Es inexistente. La última conversación que tuve con Adriana fue el 8 de julio del 2014, a las 20. Me sorprendió, porque me atribuyó una candidatura que no existía en ese momento.

-En su acto de asunción le pidió disculpas a su mamá por las peleas…

-Siempre se las pido, por haberla hecho renegar en todo. No pasa por la política. Siempre fui el rebelde, muy fiel a mis conceptos. Mi único ideal es llegar a casa con mis hijas y dormir tranquilo. Vivo en el barrio Soeme y los vecinos ni me ven, por las responsabilidades. Somos unidos en mi familia, Adriana se alejó, pero bueno...La relación con mi mama está intacta.

-¿Se arrepiente de haberse distanciado de su hermana por cuestiones política?

-No me distancié yo. No encontrarán alguna frase mía contra ella. Fui fiel a mi moral. Sabía donde no podía estar porque no me sentía cómodo. No podía ser yo mismo. Lo único que tengo es la posibilidad de caminar por la calle, no tengo chofer ni custodios.

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