Plan de vuelo
Las luces de París lo encandilan. También mira a Nueva York. Dos destinos cercanos para un gobernador que esta semana sufrió de abstinencia de vuelo. Juan Manzur, el tucumano que endurece circunstancialmente su postura frente a la Casa Rosada, no ha tenido motivos institucionales para usar el avión de la provincia para ir y volver en el día a Buenos Aires. La quietud de una semana de mensajes anuales y de carencias de firmas de convenios le ha llevado a desarmar las valijas y a hacer campaña en el Tucumán profundo. Tal vez alguno que otro encuentro con la dirigencia peronista lo encuentre en algún lugar del conurbano bonaerense. Como este verano, cuando cenó con ciertos referentes del PJ para diseñar estrategias electorales con vistas a la próxima elección, las parlamentarias de octubre. Uno de los barones bonaerenses preguntó a los postres acerca de a quién veían para liderar el partido en este proceso de reconstrucción, con varias caras visibles, pero poco digeribles al paladar del peronista histórico. Se menciona a Sergio Massa, a Florencio Randazzo, a Julián Domínguez y, naturalmente, a Cristina Fernández de Kirchner. Alguien en la mesa les recordó a los presentes: “el peronismo se construye a través de los que ganan”. Fue un mensaje claro de lo que se viene. La reconstrucción se hará desde las bases y con espacios para todos aquellos que se impusieron en su distrito. Por eso hasta Manzur coló una frase sobre sus pretensiones partidarias: “no se olviden que en el tablero también juegan las negras”. El gobernador tucumano marcó la cancha. Quiere estar en la mesa chica de un partido que hasta ahora no ve el horizonte.

De aquel encuentro, el mandatario tucumano vino con un sondeo de opinión pública que le confirma que, estar cerca del presidente Mauricio Macri, no le suma espacios políticos. Respecto de la percepción del estado de ánimo de la población, la encuesta en cuestión señala que el 46% de los interrogados siente bronca por lo que está pasando en la Argentina, y que otro 33% se siente triste y desanimado. La mitad de los consultados desaprueba las medidas adoptadas por el Gobierno nacional al momento de hacerse el sondeo, justo cuando la Casa Rosada dio otra estocada con el reajuste en el precio de las tarifas. Y que hay una tendencia de la administración de Cambiemos de gobernar para los ricos (61,9%). La encuesta, no obstante, revela que el 41% de los argentinos alcanzados por la muestra cree que la situación del país mejorará de aquí a un año y otro 29% dice que empeorará. La bonaerense María Eugenia Vidal es, según este trabajo que está en poder de Manzur, la dirigente con mejor imagen (36%), seguido de Massa y Macri. Cristina Fernández tiene una imagen positiva del 27,8%, que se contrasta con las respuestas negativas de un sector de la sociedad argentina (51,3% no la aprueba). De todos modos, el propio Macri ha dejado en claro que su idea es polarizar las próximas elecciones con el kirchnerismo.

Esa es la perspectiva nacional. En la local, Manzur tiene aún varias materias pendientes. Una de ellas es seguridad. Su mensaje en la inauguración del período ordinario de sesiones legislativas no convenció ni a propios ni a extraños. “Hemos conseguido un mapa del delito a tiempo real a través del análisis de datos como calles, rutas, edificios públicos, clubes, lugares de amplia afluencia de público, y circulación de líneas de colectivos. Este desarrollo nos permite hoy conocer en tiempo real la dinámica del delito y la posibilidad de adelantarnos y anticiparnos a los hechos haciendo una tarea preventiva efectiva. Es una probada y eficaz herramienta de trabajo”, dijo el mandatario. La realidad demuestra que, muchas veces, el accionar de la fuerza de seguridad llega como la caballería norteamericana de aquellas viejas películas. Tarde. Que aún hay zonas calientes para el delito sin explorar, pese a que se tiene aquel mapa. Y que las estadísticas son prestadas; no propias. Por eso, en el mensaje gubernamental se resaltó la reducción de un 7% de la totalidad de delitos en la provincia, según cifras del Ministerio de Seguridad de la Nación, y la baja de un 30% de los homicidios cometidos en ocasión de robo, datos que pertenecen al Poder Judicial. Hay otras estadísticas silenciosas, las que no se denuncian precisamente porque temen que no haya accionar para aclarar situaciones. Lo malo es que la población se acostumbre a vivir con la resignación a cuesta.

Las políticas preventivas del delito no necesariamente implican apabullar a la sociedad con el pulular de sirenas a altas horas de la madrugada, advirtiendo a eventuales delincuentes sobre el ingreso de la fuerza a determinada zona o despertando a los vecinos que, de por sí, ya viven alterados de que algún amigo de lo ajeno asome a su morada. Aquellas sirenas son tan incómodas como los rumores acerca de cambios en la estructura de seguridad. “¿Para qué cambiar piezas? Hay que dejar trabajar a los que están”, fue la lacónica respuesta de Manzur frente a las versiones. El gobernador no cree en el shock, sino en el gradualismo a la hora de cambiar fusibles en el gabinete. El tiempo electoral dirá si hay bajas o recambios. No obstante, la seguridad es un tema que desvela al mandatario. No en vano ha preparado un viaje a Nueva York para visitar a Rudolph Giuliani, el ex alcalde de la Gran Manzana, conocido globalmente por sus políticas acerca de la “tolerancia cero” contra el delito. La idea es trasladar el modelo Giuliani a algunos organismos de seguridad local. Claro está que será un largo proceso de reeducación interna.

Antes o días después de ese posible encuentro, Manzur viajará a Francia para sellar un convenio para la colocación de paneles solares en Amaicha del Valle, un proyecto privado que demandaría una inversión externa cercana a los U$S 240 millones. La iniciativa puede ser sustentable, no sólo para el abastecimiento energético de una zona que proyecta grandes inversiones inmobiliarias, sino también para la generación de puestos de trabajo permanentes, de largo plazo. Este era uno de los anuncios que fue omitido, a última hora, en el discurso gubernamental.

Ese mensaje, a su vez, o dio por sobreentendido de que Tucumán no tendrá problemas fiscales este año o comunicó, implícitamente, que ya no importan tanto los números en un año electoral. Manzur seguirá administrando $ 54.000 millones al año, pero su discurso –también- dejó de lado las proyecciones acerca de la obra pública, llamada a ser este año el motor de la reactivación. En el tren del olvido, otra estación que pasó por alto el discurso fue la cuestión municipal. Nada se dijo acerca de la infraestructura proyectada para el interior; tampoco para la capital. Curiosa omisión de una gestión que llevó a hombres y mujeres de distintos puntos de la provincia a escuchar un discurso de una hora y 40 minutos de un miércoles abrasador.

La gestión intenta tomar vuelo mirando su proyección exterior, más con Manzur como presidente de la Zicosur. Pero, para reafirmar a Tucumán como epicentro regional, el gobernador necesita hacer escalas de cabotaje y atender las cuestiones domésticas. Más aún si piensa en extender el viaje más allá de los cuatro años de mandato constitucional.

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