Temas propios con tonada bien tucumana

No por estar lejos del pago se lo olvida. Leo Garzón reivindica su tucumanidad, que le permite consolidarse como parte de un nuevo cancionero folclórico.

“Lo hago a través del lenguaje que empleo, de la tonada, de la forma de presentarme, porque intento conservar lo que me hace sentir particular en otros lugares. Es fundamental, porque sos lo que hacés y muchas cosas más”, afirma el músico radicado en la Ciudad de Buenos Aires.

Garzón mantiene en su repertorio a los autores tucumanos, con mucho espacio para los compositores contemporáneos. “Es una forma de reivindicar nuestra cultura, nuestro paisaje y nuestras letras, más allá de sembrar una identidad”, sostuvo.

“Voy procesando mis experiencias, las situaciones que vivo, y los lugares y personas que conozco. Y si no fuera por la música no podría haber viajado tanto ni haber aprendido de otras culturas”, le dice a LA GACETA.

Uno de esos recorridos lo llevó a Cuba, como parte del coro Vocal Consonante, donde tomó contacto con alumnos de escuelas primarias. Y hace un par de años estuvo en Corea del Sur, tras una impensada gira por Europa.

- ¿Esa marcada identidad tucumana te abre puertas?

- Es un rasgo definido, que te puede abrir algunas puertas así como cerrar otras. Lo importante es que uno, en esa postura, sepa muy bien lo que es y lo que quiere. Mi repertorio no es popularmente conocido, lo cual es un desafío en sí. Cuando presento un tema hablo mucho de los autores que interpreto para difundirlos, como el riojano Ramiro González o los tucumanos Javier Fiori, Gastón Pourrieux, Néstor Soria y Rubén Cruz, y también al Topo Encinar.

- ¿En qué se arraiga tu propia composición?

- Siempre ronda el folclore como música popular argentina. Aparecen los aires de chacarera o de zamba. Últimamente no me alejo de la forma tradicional. Quiero ser respetuoso conmigo y con lo que me sale. Habitualmente aparece primero la letra, y luego la música. Sobre todo hago chacarera y vidalas, y ahora hice algo de candombe, un carnavalito y un huaino. He compuesto un par de zambas y el tango me atrae especialmente.

- ¿Cómo decantan las experiencias que vivís afuera?

- Cada uno las procesa a su manera. Se evalúa lo que uno ha visto, lo que quiere ver, lo que hizo y lo que quiere hacer. La experiencia en Cuba fue impactante porque fuimos invitados por Digna Guerra Ramírez, una referente internacional de la actividad coral. Dimos cinco conciertos en La Habana. Además yo di un recital en el sello Egrem, y grabé unos temas para una radio. Tengo invitaciones para ir en mayo a un festival latinoamericano en Holguín. El sincretismo cultural es muy fuerte, con una gran producción propia; te enfrentás con situaciones impensables para nosotros y cotidianas para ellos, que te lleva a mirar las cosas de otra manera.

- ¿Qué más te espera en 2017?

- La idea más firme para este año es grabar el segundo disco, totalmente con canciones mías. Pensaba ir dosificando, pero estoy escribiendo más y tenía cosas listas en los cajones, donde maduraron. Quiero lanzarlo lo antes posible, para aprovechar este envión de sentirme conectado con lo que estoy haciendo. La respuesta a lo que voy mostrando es muy buena y me siento cómodo en este rol de cantar mis propios temas.

- ¿Vas a seguir viviendo en Buenos Aires?

- Sí, ya cumplo 10 años allá, pero me gusta abrir y recorrer espacios diferentes. Por ejemplo, si es Cosquín, actúo en peñas paralelas y con artistas independientes que tienen un gran nivel. Mi anhelo es mostrarme en todos los lugares que pueda y ante la mayor cantidad de gente posible, porque el artista busca reconocimiento y sentirse representante de una idea.

- La independencia te da libertad, pero también te obliga a esforzarte más...

- Lo que hago nunca es a costa de ceder determinados principios, que no abandono. No tengo una búsqueda desesperada de algunas cosas. Quiero disfrutar el camino que recorro y me dejo influenciar por lo que me rodea.