“Es un infierno, no puedo ver más cómo le pega a mi mamá”

“Es un infierno, no puedo ver más cómo le pega a mi mamá”

Un joven de 18 años se enfrentó con su padrastro para evitar que asesine a su madre.

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28 Febrero 2017

Marcelo repite el patrón de gran parte de los hombres violentos. “Me celó toda la vida, me pegaba cuando iba a comprar porque según él ya tenía amoríos con el panadero o el carnicero”, recuerda Lorena, su esposa. “Vos sos mía y lo vas a ser hasta el día de tu muerte”, le advertía él todo el tiempo, pese a que ella decidió dejarlo y abandonó la casa hace seis meses. Por primera vez, Marcelo está preso. Pero la medida es solo por 10 días y Lorena teme que, cuando salga en libertad, cumpla la promesa de matarlos a ella y a su hijo.

Él tiene 50 años, 11 más que ella. Se casaron hace 16, cuando Lorena tenía un hijo de soltera y Marcelo dos más, producto su matrimonio anterior. Cuando estuvieron juntos, nacieron dos chicos, hijos de ambos. Esos cinco niños fueron testigos de los moretones que la mujer cargó en su rostro todo ese tiempo. En agosto del año pasado, cuando decidió abandonarlo, pensó que la pesadilla se había terminado, pero no fue así.

Lorena recuerda ese día como si fuera ayer. Ella había salido a la casa de unas clientas, a quienes les vende ropa a domicilio desde hace 10 años. En ese momento sonó su celular. “Venite de donde estés porque a este malparido lo mato”, le advirtió Marcelo. El hombre se refería al hijo mayor de Lorena, que nunca fue de su agrado. “Nunca lo quiso a mi hijo, siempre lo maltrató. A mí me decía que era una puta por haber tenido un hijo de soltera”, cuenta ella.

Esa tarde Lorena volvió rapidísimo; aceleró su camioneta hasta llegar a la casa y atravesar la puerta en auxilio del chico de 18 años, que se había encerrado en su habitación y había llamado a la Policía. Marcelo le juraba a su esposa que mataría al joven cuando entraron dos uniformados y preguntaron qué pasaba. “No aguanto seguir escuchando todas las noches que mi papá le pega a mi mamá. Esta casa es un infierno, no puedo ver más cómo le pega”, les dijo el chico, desesperado.

Después de ese episodio, ambos abandonaron la casa junto a los hijos menores del matrimonio.

Robó la llave y entró

“Siempre me banqué todo por los chicos, por no separarlos y que crezcan los cinco juntos”, intenta explicar Lorena, angustiada. “Pero él estaba siempre haciendo diferencia, creando peleas entre ellos”, agrega.

Dice que se fue con lo puesto y que se mudó a un departamento con tres de sus hijos. Agrega que Marcelo continuó hostigándola, llamándola permanentemente. “Me decía que quería volver conmigo, pero que a mi hijo lo deje en la calle”, relata. Ella le respondía que quería el divorcio para recuperar lo que le pertenecía, como la ropa para la venta y su camioneta, que habían quedado en la casa.

Hace dos semanas, cuando a Lorena le contaron que su marido estaba saliendo con una vecina, vio la oportunidad de insistir con el divorcio y lo llamó. “Vos lo único que andás buscando es que te meta un tiro en la cabeza”, le respondió él.

Lorena cuenta que, la semana pasada, Marcelo llevó a sus hijos más chicos a la pileta y les pidió que se quedaran a dormir. “Se había pasado todo el día tomando. A las 3 de la mañana me suena el teléfono y era él. Hizo 42 llamadas sin parar. Atendí una y me dijo que ahora él quería charlar. Le corté y siguió llamando”, cuenta. Media hora después, el teléfono dejó de sonar.

“A los 10 minutos siento la puerta del departamento, me paro y veo que se me venía encima. Le había sacado la llave a mi hijo y entró directo a mi pieza, me empezó a pegar y a insultar. Me pateó la cabeza y el cuerpo, me rameó de los pelos. Mi hijo mayor, que estaba conmigo, me lo sacó de encima”, cuenta, como si se tratara de una película de terror.

Todo el edificio se despertó. Los vecinos comenzaron a salir de sus departamentos mientras el hombre y el hijo de Lorena peleaban mano a mano. “En un momento lo ahorcó a mi hijo y le grité que lo suelte, entonces me empezó a patear contra una puerta. Mi hijo lo volvió a agarrar y me gritó que me encierre”, sigue contando.

Cuando llegaron los policías, una vez más, Lorena volvió a respirar. “Ya no doy más”, les dijo a los uniformados, que esposaron al hombre. “Antes de irse, Marcelo le juró a mi hijo que lo va a matar cuando salga de la comisaría. Yo sé que lo va a hacer. Por eso vengo a pedir ayuda”, agrega.

La fiscala Adriana Reinoso Cuello pidió la detención del hombre, que fue concedida por el Juzgado de Instrucción. Tiene 10 días hábiles para resolver si solicita su prisión preventiva. “Todo esto lo hace porque no aguanta que no vuelva con él, porque él no pierde nunca”, dice Lorena, que planea abandonar la provincia antes de que el hombre quede en libertad.

NI UNA MENOS
EL ESTADO Y LAS ORGANIZACIONES QUE LUCHAN POR LAS MUJERES ABRIERON UNA MESA DE DIÁLOGO
La secretaria de Derechos Humanos, Érica Brunotto, recibió la semana pasada a representantes de distintas organizaciones que defienden los derechos de la mujer. “Hablamos sobre la creación del Registro Único de Femicidio y Víctimas, además de cómo determinar la ley de emergencia haciendo hincapié en la prevención”, explicó la funcionaria. “Empezamos a delinear  los parámetros de edición, para que el 8 de marzo esté en plena vigencia el Registro Único de Femicidios”, agregó. La titular de la Casa de las Mujeres, Vicky Disatnik, remarcó: “las cifras son terribles, el año pasado llegó a 290. Ahora no tan solo se habla de la víctima sino también de las muertes de los familiares”.
NI UNA MENOS
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La secretaria de Derechos Humanos, Érica Brunotto, recibió la semana pasada a representantes de distintas organizaciones que defienden los derechos de la mujer. “Hablamos sobre la creación del Registro Único de Femicidio y Víctimas, además de cómo determinar la ley de emergencia haciendo hincapié en la prevención”, explicó la funcionaria. “Empezamos a delinear  los parámetros de edición, para que el 8 de marzo esté en plena vigencia el Registro Único de Femicidios”, agregó. La titular de la Casa de las Mujeres, Vicky Disatnik, remarcó: “las cifras son terribles, el año pasado llegó a 290. Ahora no tan solo se habla de la víctima sino también de las muertes de los familiares”.

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