Hacia una justicia cotidiana del diálogo y el consenso

Hacia una justicia cotidiana del diálogo y el consenso

21 Febrero 2017

Mauricio Devoto - Secretario de Planificación Estratégica del Ministerio de Justicia

Gran parte de los actos de la vida cotidiana de cualquier persona, cruzar una calle, cerrar un trato, resolver un conflicto, presentan la posibilidad cierta de elegir entre alternativas diferentes. Estas opciones varían según circunstancias que hacen a cada persona en particular: el mayor o menor apego a cumplir las normas; la natural o adquirida predisposición para vincularse con los demás –a dialogar y acordar o discutir y confrontar permanentemente; la mayor o menor conciencia: a), del lugar que ocupa en la sociedad y en el mundo, b) de los deberes que acompañan a los derechos, c), del impacto y consecuencias que la actividad privada genera sobre lo público, etcétera.

Sin embargo, no siempre somos conscientes de la posibilidad de ejercer opción alguna. Más aun, pareciera que en la última década los argentinos hemos sido educados o reeducados en una sola dirección: la vida es lucha y confrontación permanente; es necesario pelear con todos y por todo; que cada uno defienda sus intereses, atienda su juego.

“¿Y la ley, nos preguntamos?”

“Una cuestión de conciencia, que la vamos llevando. Si tenemos algún problema, son los jueces los que harán justicia, los que dirán qué es de quién, quién tiene razón y pondrán presos a los delincuentes y violentos que estas peleas generen. Aunque la injusticia y la violencia haya sido producto de nuestros propios actos, los jueces lo solucionarán. No se nos ocurre pensar que cuestiones tan importantes que giran alrededor de los términos “paz” y “justicia” puedan tener que ver con nuestros actos y sus consecuencias. La paz nos suena a organismo internacional y la justicia a cosa de jueces y fiscales.”

La realidad es que de cada uno de nosotros depende ejercer esta opción de una u otra manera, delegarla en otro o directamente no ejercerla. Debemos saber que, en gran parte, son las consecuencias de cada uno de esos actos, más o menos justos, más o menos pacíficos, las que nos caracterizan como sociedad. Si deseamos una sociedad más justa y pacífica debemos comenzar por reconocernos parte de la misma y responsables de su construcción. Esto significa ejercitar la ciudadanía optando en cada momento por las variantes más justas y pacíficas, dentro de la ley. Para ello es necesario cultivar una especial predisposición al diálogo y el consenso, dejando de lado la cultura de la confrontación permanente. Esto requiere también de una especial formación: en valores, en ciudadania. La libertad es uno de estos valores de la ciudadanía republicana. Seguir prepoteando a todos, tirando papeles a la calle, incumpliendo las leyes por deporte, delegando sistemáticamente en el sistema judicial la posibilidad de determinar aquello que nos corresponde, o, en caso de conflicto, la posibilidad de ponernos de acuerdo con otros sobre aquello que a cada uno nos corresponde, es ceder libertad. Y, como diría Nino, bobo. Porque de tanto tirar papeles se taparon los sumideros y se nos inundó la casa. Y de tanto expediente que llega al sistema judicial es lógico que los tribunales estén tapados y que después de 10 años y varios gobiernos nuestro caso nunca se haya resuelto.

Mientras mejoramos y fortalecemos la dimensión judicial de la justicia, a cargo de jueces, fiscales, policías y otras autoridades debidamente institucionalizadas, debemos potenciar al mismo tiempo otras dimensiones de la justicia. A diferencia de la justicia judicial, de excepción y exclusiva en cuanto a que es únicamente administrada por el sistema judicial y sus operadores, la posibilidad de orientar la voluntad a dar a cada uno lo que le corresponde se encuentra embebida, en general, en la vida cotidiana de todas las personas. Los propios poderes ejecutivos y legislativos hacen justicia en su actuar. Optar, ante cada situación, por actuar conforme a la ley, de forma más justa y más pacífica, forma parte del cambio cultural necesario para recuperar equilibrios entre valores que permitan alcanzar caminos de desarrollo social y económico beneficiando a la mayor cantidad de personas.

El programa Justo Vos y la Cátedra Abierta de Justicia Cotidiana, desarrollados por el Ministerio de Justicia de la Nación, se alinean a esta visión como complemento de las acciones del programa Justicia 2020. En Tucumán trabajamos con el gobierno de la Provincia y con la Facultad de Derecho de la Universidad de Tucumán. El objetivo: una justicia preventiva, cotidiana, amable y pacificadora. La justicia como valor.

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