“Tucumán es un lugar de vanguardia”

A tres años de su último disco, “La Luna”, y a dos de haberse mudado a Buenos Aires, Luciana Tagliapietra, lanzó en diciembre último “Escala”. Este nuevo single anticipa su cuarto disco de estudio, en el que apuesta por un delicado sonido pop basado en el uso de instrumentos electrónicos y una formación minimalista.

Registrado en el estudio La Siesta del Fauno, con producción de Mario Pak, y acompañada por su hermana Agostina en guitarra y por Pola Díaz Mendilaharzu en bajo y coros, “Escala” mantiene el tono dulce y reposado que caracteriza los trabajos anteriores de la tucumana.

A poco de ser lanzado, Spotify seleccionó a “Escala” como “la canción del día”, lo que llevó el número de reproducciones a alcanzar rápidamente las 160.000. Fue uno de esos raros éxitos instantáneos, empujados por las nuevas tecnologías.

Emparentada con un estilo que podría encontrar a Juana Molina y los distintos trabajos de Rosario Bléfari como principales referentes, Tagliapietra da muestras de una asombrosa capacidad compositiva, con canciones que dejan entrever aires de jazz, folk y pop e ingeniosas letras, no exentas de un toque de ironía.

Con un embarazo de más de seis meses, en medio de la grabación de su cuarto disco y con material para realizar otro enraizado en el folclore, la artista conversó con Télam sobre su carrera y el impacto que supuso su llegada a Buenos Aires.

- ¿Qué podés anticiparnos de tu próximo disco?

- Estoy en la mitad del proceso, porque todavía no está definido el rumbo que va a tomar. Tengo mucho material grabado en La Siesta del Fauno, donde hay muchos instrumentos analógicos. Me llama bastante la cuestión analógica en cuanto a la calidad del audio.

- ¿Planteás tus discos de manera conceptual o vas sumando canciones hasta llegar a un determinado número?

- De las dos maneras. En “La luna” encaré un proceso en donde iba buscando de alguna forma un hilo compositivo dentro del álbum, pero también a veces voy juntando canciones que no tienen nada en común de manera aparente y después se hermanan.

- Y en este nuevo trabajo, ¿hay un concepto previo?

- Sí, el primer concepto fue que no hubiera batería orgánica, acústica, sino todos instrumentos electrónicos. Aunque luego fuimos cediendo un poco, porque a veces ponés reglas y las vas rompiendo a medida que avanza el proceso. Además, cuando presenté “La luna” había 29 músicos en escena y ahora estoy trabajando con la menor cantidad posible. Todo se minimizó.

- Pareciera ir en sentido de la famosa frase que dice “menos es más”...

- Justo estoy leyendo a David Byrne, que cuenta que empezó con pocos músicos y luego armó una banda gigante. Son etapas. A veces necesitás trabajar con mucha gente y otras que sean menos. A veces, también responde a la dificultad para coordinar ensayos.

- ¿Influye en lo artístico el hecho de que estés embarazada mientras grabás el nuevo disco?

- Me alteró en el sentido de hacerlo o no hacerlo. Antes pensaba que no iba a salir el disco hasta que no fuera muy bueno para mí; ahora pienso que tiene que salir antes del parto, como testimonio.

- ¿Qué influencia tuvo en su música el hecho de radicarte en Buenos Aires?

- No sé, ha sido todo muy difícil. Yo venía tocando acá y me estaba ganando público, pero acomodarme a este ritmo no ha sido muy fácil. Por ejemplo, son otros tiempos y eso hace que cada instante en el que estás creando sea muy valioso. Hay mucha presión con la competencia, hay que saber venderse para conseguir lugares para tocar y esas cosas me sacan de la introspección para crear. En la parte profesional, fue todo para mejor, pero lo que tiene que ver con encontrar tu lugar, tus momentos, fue más difícil.

- ¿Qué cosas creés que son inalterables a pesar de la mudanza?

- Nunca me pareció que el lugar me haya cambiado. Las cosas que cambiaron fueron cambiando conmigo. Por otra parte, contra lo que pueda creerse, Tucumán es un lugar de vanguardia artística. Hay artistas de avanzada. El circuito es limitado pero el capital cultural es muy fuerte.