Lanzaron una bomba al auto de la tragedia en San Cayetano

Lanzaron una bomba al auto de la tragedia en San Cayetano

HIERROS Y CENIZAS. El automóvil se consumió por una bomba molotov. la gaceta / foto de adrian lugones HIERROS Y CENIZAS. El automóvil se consumió por una bomba molotov. la gaceta / foto de adrian lugones

El C3 que atropelló y mató a un joven fue quemado frente a una comisaría.

20 Febrero 2017
Un resplandor sorprendió a los pocos vecinos que estaban en la vereda, el viernes a la madrugada, cuando un auto comenzó a incendiarse frente a la seccional 4ª. Inmediatamente después vieron pasar a toda velocidad a dos jóvenes en una motocicleta blanca. Más tarde entendieron de qué se trataba.

Una hilera de vehículos secuestrados se extiende sobre la calle Eugenio Méndez al 300, donde está ubicada la comisaría, en San Cayetano. Uno de ellos había llegado el martes, un Citröen C3, luego de que su conductor trepara a una vereda y atropellara a Alberto Máximo Costilla, que murió a causa de ese accidente. Ese día los ánimos habían estado caldeados en Próspero Palazzo al 600, donde se produjo el hecho, y desde entonces empezaron a circular rumores de que le prenderían fuego al auto.

La promesa se cumplió el viernes a la madrugada. Un vecino, que pidió preservar su identidad por razones de seguridad, contó que todo empezó alrededor de las 2.30. “Estaba en la vereda con un muchacho amigo y de repente vimos un resplandor que venía de los autos que están frente a la comisaría. Después pasó una moto blanca a todo lo que da con dos chicos encima”, relató el hombre.

Con arena

Ese vecino cruzó la calle corriendo para avisarles a los policías que un auto estaba ardiendo en llamas. “En la comisaría no tenían ni un matafuegos, así que llamaron a los bomberos, que vinieron como a los 20 minutos”, contó. Mientras tanto, las llamas se expandían y comenzaban a alcanzar a un auto que estaba estacionado delante del C3, un Alfa Romeo perteneciente a un vecino de la cuadra.

“Teníamos miedo de que explote el tanque de nafta. Comenzamos a sacar arena del centro vecinal y los vecinos salieron con baldes y lograron apagar el fuego del auto de adelante”, explicó el hombre.

El resultado fue catastrófico: del C3 sólo quedó el esqueleto, tras haber sido consumido por las llamas. El Alfa Romeo, en tanto, tenía daños en la luneta y el baúl.

“Acá ya había comentarios de que iban a incendiar el auto, la gente quedó muy enojada el día del accidente porque tardaron muchas horas en llevarse el cuerpo, hasta que hicieron todas las pericias. Incluso esa misma mañana querían prenderle fuego y los policías se lo tuvieron que llevar”, comentó el vecino. “Lo que pasa es que los policías nunca salen a la vereda, se meten en la comisaría y tapan los vidrios con los chalecos. Ya robaron varias veces en la cuadra y ellos ni enterados”, agregó, molesto.

Era ajeno

El día del trágico accidente, el fiscal de Instrucción Washington Navarro Dávila constató que el conductor del C3, Julio Catriel Bazán, se encontraba en estado de ebriedad y pidió su detención. Sin embargo el abogado defensor, Pablo Cisneros, pretendía que el joven quede en libertad bajo el argumento de que sufre esquizofrenia y paranoia, por lo que no controlaba sus actos. Momentos después del accidente, los testigos le dijeron a LA GACETA que el conductor volvía parecía que venía de una fiesta. Navarro Dávila lo imputó por homicidio culposo con dolo eventual.

Según Cisneros, el C3 no era de su defendido sino de un vecino. “Mi cliente padece una enfermedad psiquiátrica. Por esa situación, sufre de alucinaciones. Por eso tomó el vehículo de un vecino sin su conocimiento, porque son amigos. Sale del domicilio, comienza a circular y se produce el accidente”, explicó.

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