Del mundo de Abelardo Castillo

Del mundo de Abelardo Castillo

LA DEFINICIÓN. “La palabra es una caricatura miserable”, maldice Castillo. telam LA DEFINICIÓN. “La palabra es una caricatura miserable”, maldice Castillo. telam

Una ventana a los textos más entrañables para el escritor

19 Febrero 2017

ANTOLOGÍA

DEL MUNDO QUE CONOCIMOS

ABELARDO CASTILLO

(Alfaguara - Buenos Aires)

Para mediados de los ‘70, Abelardo Castillo (director de las paradigmáticas revistas El escarabajo de oro y El Grillo de Papel) había ya publicado Las otras puertas, Cuentos crueles y Las panteras y el templo (1961, 1966 y 1976, respectivamente, además de dramaturgia y una novela). Junto con Las maquinarias de la noche, todos parte de la hoy incompleta edición de Cuentos completos de Alfaguara (1997, reeditada en 2006, bajo el título Los mundos reales).

Del mundo que conocimos viene a resumir esos tres tomos; en palabras del propio Castillo, “está integrado por quince textos que elegí porque tuvieron algún tipo de resonancia en mí, y no por el valor literario que pudieran tener”, según declaró a una revista cultural. “No creo que el autor sea quien deba juzgar el valor de sus textos, por eso no lo llamo antología, porque uno supone que una antología es lo mejor de alguien”.

En el Prólogo, modelo de crítica mordaz, con un cierre nitzcheano cargado de esa retórica que siempre lo ha destacado, y con minuciosas referencias a su propia obra (el origen de la anécdota de La madre de Ernesto, por ejemplo, “acaso mi cuento más conocido”), da sobradas explicaciones de por qué concibe a este volumen como un “mapa personal”, “una especie de autobiografía”, y no como una antología: “todos, al fin y al cabo, vivimos repitiendo las mismas ideas”.

Lo que aplicado a la música sería un “Grandes éxitos”, ahí están Patrón, Las panteras y el templo, Por los servicios prestados, La cuestión de la dama en el Max Lange, El hermano mayor, La mujer de otro.

Realistas, poenianos, de tinte filosófico o cuasi borgeanos, con una fuerte presencia del pueblo natal (San Pedro: la infancia como patria literaria), los habitan traiciones, crueldades, amores truncos, sea desde lo tácito o lo sugerido.

Dice en El candelabro de plata: “La palabra es una caricatura miserable”. Castillo -el mejor escritor argentino vivo tras la muerte de Piglia- extrae belleza de la miseria, y rescata el rostro originario, esencial de la literatura.

© LA GACETA

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Hernán Carbonel

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