Baricco sorprende nuevamente

Baricco sorprende nuevamente

Una trama enigmática tejida en torno de una larga espera

19 Febrero 2017

NOVELA

LA ESPOSA JOVEN

ALESSANDRO BARICCO

(Anagrama - Buenos Aires)

Salvo por el mayordomo, Modesto, ninguno de los protagonistas tiene nombre propio. Se los conoce por su filiación: el Padre, la Madre, el Tío, la Hermana. Los antepasados de la “Familia”, sin excepción, han fallecido durante la noche, por eso celebran cada mañana el despertar con festivos saludos y prolongados desayunos, hasta pasado el mediodía. Comparten la concepción de un tiempo evanescente. Hay acuerdos tácitos en la convivencia, como la prohibición de leer libros, o entrar, sin concertar cita, en la habitación de la Madre.

Sin la ambigüedad final de Océano mar, ni la concentración y sutileza de su consagrada Seda, la última novela de Alessandro Baricco (Turín, 1958) vuelve a sorprendernos.

La voz del relato se desplaza del narrador en tercera persona hacia la de los personajes, y en instancias a la del autor, que apela a consideraciones autobiográficas y justificaciones metaliterarias.

Aunque con escasas referencias al marco temporal, inferimos que la acción acontece en una villa italiana de principios del siglo XX. A este mundo abstracto llega la Esposa joven, con tan solo 18 años, a buscar a su prometido, el Hijo. Un detalle inesperado, el Hijo no está. Ha partido en viaje de negocios a Inglaterra, pero todo parece indicar que, en una suerte de ritual iniciático, ha desaparecido en el océano. La Esposa joven se integra al tiempo cíclico de la Familia en un compás de espera, en el que parece suspender su voluntad y quedar presa de los estímulos que se le presentan.

Dentro de esa base argumental simple tienen cabida episodios de tinte surrealista y fuerte erotismo, con sugerencias alegóricas que abren el relato a dimensiones inasequibles.

El enigma de esta novela es circunvalar, sin abarcar, el mundo de Lampedusa, el cine de Fellini, la fábula erótica, entre otros géneros. Como ocurre en Seda, sabiamente el cierre de la trama revela el mecanismo y abre paso al misterio.

© LA GACETA

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María Eugenia Bestani

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