Deficiencias habitualesen el servicio de taxis

Deficiencias habitualesen el servicio de taxis

Cada vez hay más taxis en San Miguel de Tucumán, y cada vez hay más gente que los toma, a pesar de que la tarifa dista de ser módica. Se trata, entonces, de un servicio público constantemente utilizado y a todas las horas de la jornada. Esto hace necesario, nos parece, que sea prestado en las mejores condiciones posibles. Sería injusto negar que, en los últimos años y a las cansadas, se ha mejorado paulatinamente la edad de los automotores. Pero, de todas maneras, existe otro tipo de deficiencias que no se han solucionado. La principal es la falta de refrigeración en las unidades. Muchas de ellas poseen el equipo, pero son contados los choferes que lo encienden, obedeciendo sin duda órdenes del propietario que quiere ahorrar combustible. No se necesita amontonar adjetivos para resaltar lo que todos sabemos. Es decir que, en un clima con las características del de Tucumán, en sus interminables meses tan calurosos como húmedos, quien paga la tarifa de un taxi tiene derecho de que se le evite la sofocación durante el viaje.

A esto hay que agregar, en no pocos casos, que al ahogo por calor se suma el hecho de que hay ventanillas de la unidad que no se abren. Cuando el pasajero formula el correspondiente reclamo, el chofer se limita a decir que el mecanismo “se acaba” de atascar, y que justo “lo estaba llevando a que lo arreglen”. El aire acondicionado debiera ser algo obligado, nos parece, en la prestación de este servicio.

Por otro lado, es desgraciadamente frecuente que la vestimenta del conductor no guarde esos mínimos recaudos de higiene, de pulcritud, y últimamente de respeto por el pasajero, que serían exigibles. Hay quienes manejan en camiseta, con shorts, con ojotas y con aspecto de no haberse bañado desde hace varios días. Obviamente, no se trata de imponer el traje formal y la corbata; pero sí ese atuendo de razonable cuidado, que suena a indispensable cuando se está prestando un servicio público. Esto parecería elemental, y sin embargo es bastante común que no se observe el requisito en absoluto.

En otro orden de cosas, también sucede a menudo que, sobre todo en las horas pico, el conductor se niegue a que asciendan a su auto personas cargadas con paquetes grandes, que le obliguen a abrir el baúl. Esto, cuando no rehusan, directamente, prestar el servicio al pasajero que quiera utilizarlo por pocas cuadras solamente. Tenemos entendido que quien conduce un taxi, está obligado por ordenanza a llevar al pasajero a la dirección que este le indique, por cercana que ella sea y aunque lo haga perder el sitio que tiene en la parada. Por cierto que el afectado podría hacer la denuncia a la Municipalidad; pero lo desanima el hecho de envolverse en todo un trámite y pérdida de tiempo que, al final, lo más probable es que no llegue a ningún resultado.

Sabido es también que, en los días de lluvia, cuando encontrar un taxi es algo realmente dramático para quien el aguacero ha sorprendido en la calle, tales negativas causan, al aspirante a pasajero, un perjuicio realmente grande. Todas estas cosas ocurren, obviamente, porque conductas como las referidas no tienen sanción concreta alguna. Sería deseable, por eso, que la autoridad municipal, que tiene jurisdicción sobre este servicio público, haga las inspecciones y tome las providencias para corregir defectos como los que señalamos a título de ejemplo. Sí, como decimos arriba, cada vez es mayor la cantidad de público que acude a tomar taxis, justo es que no se vea enfrentado a ese tipo de problemas.

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