El juicio político que no fue
El lunes pasado habría ingresado a Mesa de Entradas de la Legislatura un pedido de juicio político contra el vocal de la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo, Salvador Ruiz. Ese escrito habría estado impulsado por el apoderado legal de una empresa concesionaria de una línea de colectivos de San Miguel de Tucumán, que habría argüido que el magistrado habría actuado con parcialidad y sin apego a la ley al rechazar el recurso de revocatoria interpuesto por la Municipalidad capitalina en contra de una medida cautelar (resolución 1.225/2016) y restituir la concesión del servicio de la línea 11 a la empresa Inverbus SA.

Rápidamente, ese mismo lunes la comisión de Juicio Político habría comenzado a tratar el tema porque justamente, y después de casi un mes y medio de actividad casi nula en los grupos de trabajo, para ese día, a las 11, se había convocado a sesionar a los integrantes de ese cuerpo. A partir de allí, se habría activado el procedimiento para separar a Ruiz de la molesta e incómoda Cámara en lo Contencioso Administrativo, que tantos dolores de cabeza provocó al oficialismo alpero-manzurista.

Esa presentación contra el vocal del tribunal, que iba a presentarse el lunes pasado, habría sido minuciosamente estudiada en un despacho de la Casa de Gobierno y -como allí no se habría logrado garantizar que la denuncia sea intachable desde lo jurídico y pudiera culminar con la destitución del juez- también habría sido revisada en una oficina de los Tribunales penales. Así, no habría habido salvador posible para el hombre cuyo nombre propio es ese adjetivo.

Nada de ello sucedió porque Ruiz renunció al cargo el viernes. Cumplió 70 años y decidió, “casualmente” ahora, dimitir para acogerse a la jubilación.

Lo que sucedió y lo que podría haber sucedido no es anecdotario. Son hechos y planes que sirven de muestra del entrevero institucional del Tucumán en el que puede hacerse a un costado a casi cualquier cristiano que le moleste a los poderosos. Y Ruiz fue una “piedra en el zapato” del oficialismo que supo copar casi todos los poderes e instituciones de la provincia. Integró el tribunal que anuló las cuestionadas elecciones provinciales -luego convalidadas por la Corte Suprema de Justicia de Tucumán-; a fines del año pasado mantuvo un tenso enfrentamiento con la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, luego de haber sido uno de los magistrados firmantes de la cautelar que frenó los cambios en la concesión a la Línea 11; y en la feria de enero, incomodó a las autoridades del Poder Legislativo con el envío de un oficio referido a los investigados “gastos sociales”.

El oficialismo jura que, en todo ello, el vocal actuó influenciado por su simpatía con algunos opositores, y por eso se metió de lleno en la presentación que un empresario iba a efectuar para que la Legislatura lo saque del cargo. Otros atribuyen lo que iba a ser una embestida institucional contra el magistrado a que en esa concesionaria del servicio de colectivos hay intereses alperovichistas, incluso de algunos que hoy ostentan cargos electivos.

Sin embargo, ese mismo grupo de oficialistas “molestos” por lo que sería un accionar de Ruiz cercano a la oposición y no al derecho, no se queja de la decena de fiscales y jueces que cobijan -y cobijaron- a cuanto oficialista fue denunciado en la última docena de años. ¿No deberían ser ellos también denunciados por parcialidad?

La trama de la embestida contra Ruiz involucra a personajes entreverados de las grandes fuerzas que hoy se disputan el poder político comarcano. Lo único que frenaba al poderoso aparato de los que ocupan la Casa de Gobierno para que se accionara contra el vocal era el escarnio público: si algún hombre del gobernador -o del ex- presentaba un pedido de juicio político en contra de uno de los juristas que, por ejemplo, anuló los comicios, Juan Manzur, José Alperovich y sus respectivos séquitos corrían el riesgo de enfrentar un escándalo del estilo “Campagnoli”. Por ello, les vino como anillo al dedo la pelea con el municipio que comanda Germán Alfaro. ¿Actuó el intendente en tándem con alguna autoridad legislativa molesta con Ruiz? Sería extraño e incomprensible que se prestara a ese juego uno de los tres líderes de la oposición provincial. O quizás no tanto...

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