Emergencias Cero
Se viven tiempos de acusaciones políticas, algunas tibias, otras que tratan de levantar un poco más la temperatura, pero que pasan inadvertidas porque lamentablemente el calendario electoral no se puso en marcha y porque los nombres de los posibles protagonistas o candidatos no llegaron ni siquiera a la gatera. A algunos apellidos los arrojan intencionalmente a la parrilla para que se quemen temprano, o bien para ir tanteando cómo repercuten en el ambiente. Entre las declaraciones llamativas de esta semana, por ejemplo, aparecen las del intendente Alfaro contra Alperovich -a quien, que por cierto, lo tiene abonado en el lanzamiento de dardos-, al que acusa de gestionar con la impunidad del poder del dinero.

Se le sumó el diputado Masso, de Libres del Sur, que además de señalar al senador como el responsable de “la pobreza y de la corrupción” en Tucumán, alerta que hay que pelear para impedir que Alperovich vuelva a la gobernación. Para estos “socios” en Cambiemos, por distintas razones -políticas y personales-, el adversario a combatir es el ex gobernador, no el actual mandatario. Un ninguneo tácito, que le dicen.

Mientras tanto, el senador sigue en la suya, promocionando sus visitas por el interior a través de su cuenta de Twitter (@JalperovichOK). Llega con funcionarios del Ejecutivo, con intendentes, legisladores y hasta con comisionados rurales a las viviendas para acercar una ayuda, según dice. Trabajando en equipo, con el solo objetivo de que las soluciones lleguen a la gente. Mi mensaje es que la política se hace con gestión; escribió el 24 de enero. El mensaje es claro: sólo él lleva soluciones. El resto acompaña.

Hoy ya tienen esos insumos y van a poder seguir trabajando en este emprendimiento familiar. Pequeñas soluciones que generan grandes cambios; escribió un día después. Si se ingresa a su cuenta, se verá que el senador no “descansó” en enero, por lo menos en visitas y en el uso de la red social. Recorrer la provincia fue mi forma de trabajar, y lo seguiré haciendo para gestionar soluciones, porque la política es gestión; había escrito el 29 de diciembre.

Manzur, en cambio, activó sus tuits (@JuanManzurOK) el 16 de enero, después de regresar de sus vacaciones. O sea que Alperovich le lleva varios días de ventaja, por lo menos en el uso de la red social.

La herencia

Más allá de las especulaciones que surgen sobre quién conduce el espacio oficialista en la provincia, incluyendo al peronismo en la ecuación; si es Alperovich o si es Manzur -como para que la oposición se centre en uno u en otro-; cabe hacer un paréntesis y detenerse en lo que el senador le dejó a su sucesor como herencia de gestión. En este aspecto, las miradas de los opositores y de los oficialistas sobre los 12 años al frente del Ejecutivo de Alperovich son distintas.

Según Manzur, no pudo haber recibido una provincia mejor que cuando asumió el 29 de octubre de 2015, sucediendo a su mentor. Como que estaba encorsetado y no podía decir otra cosa. Por su parte, obvio, la oposición dice todo lo contrario y habla de pobreza, de dramas sociales, de desocupación, de narcotráfico y de inseguridad en crecimiento. Algunas son valoraciones políticas, aunque haya índices sociales que afirmen o desmientan lo que se comenta de un lado o del otro.

Sin embargo, se puede sopesar la situación provincial a partir de las leyes promovidas, sancionadas y promulgadas, que aluden a distintas realidades de Tucumán. Por ejemplo, desde diciembre de 2003 a octubre de 2015; período en el que gobernó Alperovich, se convirtieron en leyes (y siguen vigentes): la declaración de la emergencia social-habitacional al área socio-económica de extrema pobreza; la declaración de emergencia industrial debido a la insuficiencia de gas natural al parque industrial; declaración de estado de emergencia en los establecimientos educativos, sanitarios, de seguridad y de asistencia social, por las condiciones de mantenimiento y funcionalidad de su infraestructura edilicia; estado de emergencia al servicio de provisión de agua potable y saneamiento en las zonas turísticas; emergencia hídrica y social; emergencia vial (hasta lograr un buen estado general en la red vial provincial); estado de emergencia edilicia de los museos de la provincia; emergencia económica y social de las entidades deportivas y/o sociales sin fines de lucro; emergencia del sistema eléctrico de transporte por distribución troncal; emergencia hídrica, social y comunitaria en todo el territorio provincial; emergencia agropecuaria provincial y emergencia económica de la provincia.

Se podría deducir que Manzur heredó “emergencias” para todos los gustos; más allá de que afirmara que recibía una provincia en inmejorables condiciones. Pero, entre las leyes dictadas para abordar distintas problemáticas no aparecían las que aluden constantemente los opositores; y que se refieren a la seguridad.

Es que, en la planificación estratégica que se elaboró para los mandatos de Alperovich, el concepto “seguridad” -o el de “inseguridad”- no apareció en ningún texto. Su abordaje no se incluyó, fue dejado de lado; por lo que -como alguna vez se dijo-, las ausencias deliberadas en la planificación se convierten en graves deudas de gobierno.

Subsanando faltantes

Se podría decir que en la gestión actual se subsanó esa emergencia faltante; ya que en octubre del año pasado se promulgó la “Emergencia en seguridad pública en la totalidad del territorio provincial, con el objeto de revertir la situación de peligro colectivo creada por el delito complejo, el crimen organizado y el avance de los delitos contra la propiedad por el término de 365 días corridos”. También se declaró la emergencia en política carcelaria y policial y en materia de tratamiento y recuperación de adictos.

¿Todos estos problemas no existían en la gestión alperovichista y explotaron en la gestión manzurista como para que aparezcan las normas? Una respuesta posible es que se miró para otro lado desde 2003 hasta 2015 en este tema delicado; pero que era tan evidente que no se podía seguir haciendo la vista gorda.

A esta emergencia, en esta nueva gestión se le suma la prórroga de la emergencia económica y social de entidades deportivas hasta 2020. En suma, Tucumán vive en un estado permanente de emergencias, declaradas o no, y parece que seguirá así; ya que hasta ahora ninguna de esas leyes perdió vigencia por efecto de que se hayan solucionados los problemas aludidos.

Y se suman nuevas. En este nuevo mandato legislativo hubo varias iniciativas que hablan de otras tantas emergencias. Por ejemplo: la declaración de la emergencia vial por el término de un año (en comisión), emergencia en el sistema energético en materia de distribución y transporte de gas (en comisión), emergencia por violencia de genero (sancionado), adhesión al decreto nacional que declara la emergencia de seguridad pública (sancionado), emergencia de museos e infraestructura cultural (con dictamen), emergencia hídrica y social en la provincia (en comisión); emergencia del sistema eléctrico de transporte por distribución troncal (sancionado).

Las iniciativas se suman, las emergencias no decrecen y aparecen nuevas; se generan leyes con ingeniosos considerandos para enfrentar nuevos flagelos sociales, pero nada parece mejorar. Todo parece ir para atrás, aunque pareciera que se dan pasos hacia adelante. Se podría declarar en emergencia el sistema político, o bien se podría exigir un nuevo programa nacional: Emergencias Cero. Ya están los “Pobreza cero” y “Tolerancia cero”; por qué no uno más que tienda a eliminar las causas de las tantas declaraciones de emergencias. ¿Será pedir demasiado a la clase dirigente?

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