Un lugar donde dejar los objetos extraviados

Un lugar donde dejar los objetos extraviados

A veces la intención es obrar con honradez, algo que no siempre acontece con todos los ciudadanos, pero las circunstancias lo impiden. Si alguien encuentra un objeto perdido en la vía pública, no tiene a su disposición un lugar o una repartición para dejarlo hasta que su dueño se reencuentre con él. Se suele decir que cuando algo se pierde, los tucumanos lo encontramos en otro lado, acorde con la fama ganada a lo largo del tiempo. En muchas ciudades, hay oficinas de objetos extraviados, ello le permite, tanto al que ha encontrado algo como al que lo ha perdido, saber que allí debe dejar o preguntar.

Tucumán tuvo hace unos años una entidad de esas características. La División de Relaciones Policiales fue creada en 1994 y dejó de funcionar en 2010. Un año antes, el jefe de Policía había dicho que nadie entregaba nada y que apenas el 3% de las personas que hallaban cosas perdidas en la calle, las devolvía. El dinero, los celulares, los documentos de identidad, las tarjetas de crédito, las joyas y los animales domésticos -en ese orden- figuraban en la nómina de elementos perdidos que se reclamaban en la oficina, que funcionaba entonces en Chile y San Miguel, de nuestra ciudad capital.

En la ciudad de Buenos Aires, se presentó en 2011 un proyecto que preveía que una repartición de esas características dependiera del Ministerio de Seguridad y Justicia, y que dispusiera de una línea telefónica gratuita para efectuar reclamos por los objetos extraviados. Con la descripción del objeto, lugar y fecha aproximada de la pérdida y la presentación del DNI, una persona podía solicitar su devolución, en el caso de que alguien lo hubiera hallado y devuelto.

Probablemente, debido a la escasa cantidad de objetos entregados, la repartición policial tucumana dejó de funcionar. Pero ello tal vez se haya debido a que una buena parte de la ciudadanía ignoraba su existencia. Si una persona que encontraba en el centro una billetera, un DNI, una notebook, un portafolio, un teléfono móvil, un reloj, una pulsera, una cámara de fotos, debía tomar un ómnibus o un taxi para llegar a la División de Relaciones Policiales. Es decir que, en lugar, de brindar una facilidad para devolver un objeto, se creaba una dificultad y paradójicamente, sucedía lo contrario. El desconocimiento ciudadano sobre esta repartición se debía que esta no había sido publicitada debidamente.

Sería interesante que esta división se reflotara, pero como sugerimos en alguna oportunidad, con un sentido práctico, que permitiera plenamente la concreción del objetivo de su existencia. O tal vez, las comisarías podrían recibir los objetos perdidos y en una página web indicar semanalmente qué cosas se encuentran a disposición y en qué seccional se las puede retirar. Una campaña de difusión sería fundamental. También se podría pedir el asesoramiento de otras ciudades que tuvieran este servicio al ciudadano.

Se suele decir con humor que los tucumanos somos capaces de hallar las cosas antes de que se pierdan. El hecho de tener dónde entregar lo encontrado en la vía pública, podría contribuir a reforzar la honradez, un valor que pareciera no pasar por su mejor en la actualidad, a juzgar por las constantes denuncias de corrupción. Marco Tulio Cicerón decía que “la honradez es siempre digna de elogio, aun cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho”, mientras que Mark Twain afirmaba que “la honestidad es la mejor de todas las artes perdidas”.

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