Hay tacaños, pero la mayoría deja propinas

Hay tacaños, pero la mayoría deja propinas

En Tucumán a menudo los clientes dejan un adicional de menos del 10%, dicen los mozos. Pero destacan que los hombres son más generosos que las mujeres.

PREMIO A LA BUENA ATENCION. La propina se convirtió en una respuesta al nivel de satisfacción del cliente, si es bien atendido es mayor. la gaceta / foto de franco vera PREMIO A LA BUENA ATENCION. La propina se convirtió en una respuesta al nivel de satisfacción del cliente, si es bien atendido es mayor. la gaceta / foto de franco vera
23 Enero 2017
Alguna vez fue una obligación establecida por ley, pero después se convirtió en una costumbre. En algunos países la consideran una ofensa; en otros, el cliente desprevenido puede quedar mal si olvida dejar unos billetes debajo de la taza de café. En la Argentina entregar propinas por determinados servicios es una suerte de hábito, aunque a veces aparecen algunos tacaños.

La mayoría de los mozos coincide en que los tucumanos acostumbran a dejar un monto adicional de la cuenta. Muchas veces -dicen los mozos- no llega al 10% del total, pero lo que importa es la actitud de generosidad. “En general, los hombres dejan más propinas, que los mujeres”, asegura Ramón Humberto Pereyra, mientras sirve dos tazas de café en la mesa. Comenzó en el oficio hace 17 años y dice que la propina es una vieja costumbre. “Los porteños son más generosos; cuando viene un porteño siempre quiere que todos se enteren que está dejando una propina -dice Pereyra- entonces levanta la mano y mueve los billetes en el aire y grita mozo esto es para usted”.

Hay clientes que, a media mañana, suelen hacer una pausa en su rutina de trabajo para tomarse un café. Esos son los más habitués de los bares que acostumbran a dejar propina.

Rosario Durán trabaja en un restaurante que concentra la mayor cantidad de clientes a la hora del almuerzo. “Aquí la gente viene más relajada, llega con más tiempo para conversar y tiene otra disposición a la hora de retirarse y deja su propina”, explica.

Además, la mujer resalta que de noche ese clima de relax se nota mucho más. “Por eso, los mozos que trabajan de noche reciben muy buenas propinas; eso es así en todos lados”, asegura. En voz baja, los empleados admiten que, a veces, la propina termina siendo el doble de salario básico. Desde el sindicato gastronómico, el dirigente Enrique Altier, resalta que la clave está en la atención al cliente, pero admite que en tiempos de crisis se achica el beneficio. “En su momento era un adicional importante, pero la propina va en base a como el cliente es atendido y eso influye mucho”, explicó.

En esa misma línea de pensamiento, con la experiencia de sus 17 años en el oficio, Pereyra -trabaja de mozo en la capital y en Yerba Buena-, remarca que la clave está en el trato con los clientes. “A mí me gusta este oficio y, en mi trabajo, todos los días, -resalta el mozo-, siempre apuesto a cambiarle el humor a la gente para que baje dos cambios, se sonría un poco y se sienta más relajado al momento de disfrutar un café; después la propina llega por si sola”.

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