Dejaron libre a un menor, salió y volvió a robar

Dejaron libre a un menor, salió y volvió a robar

Primero quiso robar mercadería y luego forcejeó con la propietaria de un local comercial para quitarle $ 100 que había en la caja registradora. El adolescente de 15 años fue demorado dos veces en un par de horas, en la comisaría 4°. En ambas, fue entregado a sus padres.

21 Enero 2017
Sentado en la misma silla de la comisaría 4°, un adolescente de 15 años vivió una especie de deja vu real. Atrapado dos veces por robo en pocas horas, y sentado en la misma silla de la comisaría 4°, vio pasar por delante de sus ojos la misma escena: los policías llamaban a la Justicia, desde allí se ordenaba que se lo entregara a sus padres, estos llegaban unos minutos y se lo llevaban.

Según los documentos oficiales a los que tuvo acceso LA GACETA, la primera escena del día se vivió a las 8 del miércoles, en el barrio Alejandro Heredia. Un hombre de 51 años que dormía en su casa de la manzana 36 escuchó ruidos en el quiosco que tiene en el frente de la vivienda. Al inspeccionar lo que pasaba, se encontró con un muchacho que le estaba sustrayendo golosinas. Ambos comenzaron a forcejear de inmediato: el ladrón quería huir y el dueño del lugar buscaba impedirlo. Finalmente, se impuso el último. Dos agentes del 911 pronto llegaron hasta el lugar y se lo llevaron en un patrullero.

Cuando se identificó en la seccional, el personal que estaba trabajando allí activó el protocolo previsto para lidiar con menores de edad acusados de delitos. Primero se llamó a sus padres para corroborar la información y luego se dio intervención al Juzgado de feria. Desde allí, un secretario ordenó liberar al adolescente, ya que por su edad es inimputable. Antes del mediodía, los efectivos lo entregaron a sus padres.

Volver a empezar

La situación no sólo se repitió, sino que además tuvo lugar en la misma jurisdicción. Cerca de las 20, el adolescente ingresó a otro local comercial, esta vez en Eugenio Méndez al 600. La dueña, de 42 años, escuchó ruidos desde la parte trasera y salió a ver qué pasaba. Al ingresar al negocio, se encontró cara a cara con un ladrón que le estaba sacando billetes de la caja registradora. Decidida, la mujer forcejeó y gritó para pedir auxilio. De inmediato llegó un grupo de vecinos que redujo al delincuente. Este quedó tirado junto a los billetes que había intentado robar. En total, eran alrededor de $ 100.

Nuevamente un patrullero lo llevó hasta la comisaría 4°, donde ni siquiera necesitaron que se identificara; tenían el recuerdo del primer robo muy fresco, por lo que directamente, llamaron a sus padres y luego avisaron al Juzgado. Desde allí un funcionario -distinto al que atendió en la primera ocasión- tomó una decisión idéntica: que lo entregaran en su casa.

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