El after office se refresca con las cervezas tiradas

El after office se refresca con las cervezas tiradas

El boom de las cervezas artesanales se instaló en todo el país. Dos bares trajeron la moda a Tucumán, y los clásicos siguen convocando

UNAS RUBIAS. Máximo Robinson espera que Porter complete sus mesas para servir cerca de 500 vasos con los tipos de cerveza más variados la gaceta / fotos de hector peralta UNAS RUBIAS. Máximo Robinson espera que Porter complete sus mesas para servir cerca de 500 vasos con los tipos de cerveza más variados la gaceta / fotos de hector peralta
21 Enero 2017
Rubia, morocha y hasta colorada. Las hay de todo tipo. A más de uno se le hace agua la boca cuando la ve pasar. Pareciera que el calor tucumano aumenta su belleza. Para compartirla con amigos o para encontrarla acodado en una barra, la cerveza tirada es una moda que seduce cada vez más a Tucumán. En el último año ya se instalaron dos bares que la ofrecen como su principal producto y desde las 19 ya están repletos para rematar el día de trabajo con un refrescante encuentro. Los bares de cerveza artesanal tirados se han impuesto como los más concurridos after office de la ciudad.

Espuma con vista al cerro

“Al tucumano le gusta experimentar, probar cosas nuevas”, explica Cristian Carrizo, encargado de Porter Brew House, la cervecería que abrió el camino de esta tendencia con su desembarcó en la avenida Perón el año pasado). Con Los Tipitos sonando y el cerro San Javier de fondo, la experiencia de tomar una birra durante el atardecer piedemontano puede volverse onírica.

En su carta de cervezas incluye 30 diferentes estilos: blonde, honey, ipa, old ale, scotch y stout, entre otras. Todas varían en amargura, cuerpo y sabor. “La cerveza que más sale es la blonde, pero ahora se están animando más a la lemon”, comenta Carrizo. Es una cerveza rubia con un toque de limón y, según el encargado, está generando furor en la Costa Argentina. “Está dirigida a un público femenino sobre todo”, explica un barman del lugar.

Porter comienza a llenarse de gente que quiere aprovechar el happy hour: dos cervezas al precio de una es la oportunidad para probar todos los estilos posibles. Máximo Robinson, barman, sabe que se acerca la hora pico. Sus pies quedan encadenados al centro de la barra, donde se encuentran las canillas conectadas a los barriles. Quizás sea otro de esos días en los que sirva alrededor de 500 vasos.

Enrique Saguir lleva el pelo cano, camina lentamente hacia su asiento, donde lo esperan sus hijas y sus nietas. “Primera vez que voy a tomar cerveza artesanal. Mi hija me ha traído”. Silvina Saguir, su hija, celebra que se instalen estos lugares en la provincia mientras disfruta de una honey beer, su favorita, endulzada con miel.

Sabor a mar

Su ubicación es ideal para los que salen de la oficina: sobre la calle Muñecas, a metros de la Marcos Paz. En el corazón de barrio Norte, las paredes de Antares invitan a brindar. Cuadros realistas, minimalistas, todos con cerveza, adornan las paredes. Mesones amplios y una gran barra le dan su personalidad, junto a una dedicada selección de rock internacional.

Antares nació en Mar del Plata, en 1998. A la provincia llegó hace tres meses y desde entonces encontrar una mesa se transforma en una difícil misión. “Ahora en época de vacaciones se nota la baja de gente. Pero tenemos una media de 400 personas por día”, precisa Daniel Cardinale, gerente del local. Un promedio de 10.000 litros mensuales es lo que tiran esas canillas, lo que equivale a unas 600 pintas diarias. Acá también se aprovecha el happy hour que empieza a las 19.

A pesar de su poco tiempo en Tucumán, el bar ya tiene fanáticos. Uno de ellos es Ramiro Konz, de 25 años, quien disfruta de una de las ocho variedades de fabricación propia. “Una vez por semana seguro vengo”, afirma. “Eh, está para una cerveza ¿no?”, es la señal para invocar a sus amigos. Para él la cerveza simboliza el encuentro. “Además es refrescante y riquísima”, agrega. El lugar explota de gente y el bartender Cristian Zelaya no tiene mucho tiempo para detenerse en una entrevista. Es la primera vez que trabaja en una cervecería. “Lo básico es tirar la cerveza para que choque con el vaso y se forme la espuma”, cuenta. Para él la espuma es fundamental, ya que realza los aromas de la bebida.

Un bar de otras épocas

En el bar América (frente a plaza Alberdi) convive gente de diferentes edades. Los temas de conversación son muy variados. Desde los jóvenes que concurren para pegar una carcajada hasta los no tan jóvenes que se reúnen para debatir de política.

Desde 1973 que ofrece uno de los mejores chops de cerveza (jarra de un litro) de Tucumán. Su menú se centra en lo tradicional: cervezas claras y oscuras. El local ofrece cerveza tirada “desde el vamos, desde siempre”, como dice Cesar Méndez, propietario. Siguiendo la moda del bar Alemán, decidió instalar una canilla propia para verter ese néctar dorado. “Este bar se caracteriza porque sale bien frío el chop”, comenta con orgullo.

El sol ya se fue pero los efectos del calor todavía se sienten. En una de las mesas de la vereda, Nicolás Neme y Mariano San junto con otros dos amigos disfrutan de una refrescante bebida. “Somos un grupo de amigos que se reúne varias veces a la semana para probar buena cerveza”, dice Nicolás. El precio y el chop son los que los atrae del lugar.

Aunque la moda del negocio esté cada vez más centrada en lo artesanal, los chicos buscan lo clásico. “No nos gustan esas cervezas rojas o esas cosas artesanales raras. Buscamos una para compartir. Fundamental que tenga buena espuma y buen cuerpo”, comenta el joven.

La pasión de Mariano por la cerveza empezó en la adolescencia. “Me gusta el amargor y espero que tenga un buen cuerpo. Pero fundamentalmente que sea amarga”, recalca. Remarca que a Tucumán le faltan más lugares con cerveza tirada. ¿Por qué la elegís? “Es más de verdad. Al no estar industrializada se concentra en la calidad y no en la cantidad”, finalizó.

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