Más que paisajes
Más que paisajes
La visión de un Tucumán turístico - que por décadas no fue más que un deseo esquivo- pudo cristalizarse el año pasado gracias a ese atractor fenomenal que fue el Bicentenario; y que no cayó del cielo, pero sí de nuestra historia. Un valor agregado que nos llegó “de regalo”. Desde una perspectiva cultural, nuestra provincia estuvo en el centro de la escena nacional. En la balanza económica, la evaluación oficial indicó que la actividad turística dejó entre enero y noviembre de 2016 $ 3.335 millones; que en ese período pasaron dos millones de turistas por Tucumán y que éstos le dejaron $1.627 millones al circuito hotelero. Una performance que ni el marketinero Bernardo Racedo Aragón pudo lograr durante la gestión alperovichista, cuando estuvo a cargo del Ente de Turismo tucumano. Ahora, una vez apagadas las luces de los festejos patrios, solo quedan el hombre y su circunstancia: de aquí en más, el desafío para Sebastian Giobellina, responsable del Ente Turismo, es construir y capitalizar desde el llano. Y él y su equipo lo saben. Saben, por caso, que ese fuerte atractor natural que son los paisajes tucumanos no alcanza para consolidar un polo turístico no estacional. Los flamantes datos procesados por el Observatorio Turístico muestran dos caras: aunque hay más visitantes que el año pasado en casi todos los circuitos tradicionales de la provincia, un desafío inmediato es lograr ampliar los días de pernocte. Saben, también, que la búsqueda de nuevos atractivos requiere alianzas con los distintos municipios: en turismo, el desarrollo local es un factor clave para el éxito.

Desarrollo local

En una entrevista reciente con LA GACETA, un estudioso del turismo, Rodolfo Bertoncello (UBA- Conicet) señalaba cómo se ha fragmentado la actividad turística, que hasta hace unos 20 años no ofrecía en la Argentina mayores opciones que “playa o montaña”. En esa charla, el experto exhibía el ejemplo del termalismo como una de las estrellas emergentes en el menú turístico argentino. Uno de los ejemplos cercanos más exitosos está a la vista en Termas de Río Hondo, que dejó de ser un nicho exclusivo de la tercera edad y que hoy ofrece hotelería y atractivos de nivel internacional, entre ellos el Dakar. Desde el Ente de Turismo, su equipo de planificación muestra algunos ejemplos de desarrollo local que están en marcha, en esta provincia en la que, en materia turística, está todo por hacerse. Un caso es la comuna de Taco Ralo, cuya hostería tuvo en los años 60 tuvo su época de oro, y que, en su afán de resurrección, inauguró el año pasado sus baños públicos de aguas termales; la Provincia ya obtuvo fondos del Ministerio de Turismo de la Nación para darle impulso a ese producto, al que agregan un valor agregado gastronómico: sus cabritos. Cuando se les piden ejemplos ya probados, en el Ente de Turismo le dan el podio de la gestión exitosa en desarrollo local a Famaillá, con sus polémicas pero igualmente convocantes réplicas (y su balneario que acoge por igual a propios y ajenos) y sus no tan discutidas empanadas, que ya pesan en la agenda del llamado “turismo gastronómico”. Conocedores del paño, los expertos del Ente que trabajan en fino aseguran que las empanadas famaillenses ya se han consolidado en el mercado del turismo del “buen comer” con más fuerza que los quesos de Tafí.

Pero no todos son ejemplos de “viento a favor”. En San Javier, un clásico del circuito chico, la suciedad opaca la belleza del paisaje, y sólo el accionar de la comuna podrá revertir ese desmadre. En la capital tucumana ocurre otro tanto: a los factores “exógenos”, como el clima adverso, se suman otros como la acumulación de basura y la ineficacia de los servicios de transporte público de pasajeros (taxis sin aire acondicionado, falta de frecuencias y de recorridos de ómnibus de línea a circuitos cercanos, como el cerro y El Cadillal). Análisis aparte merece el crecimiento de San Pedro de Colalao que refleja el Observatorio (9% respecto del año pasado); ese crecimiento, se infiere, se sostiene en la afluencia de fines de semana, de jueves a domingo, con turismo 100 % interno. Señal de que ese circuito no ha sido visibilizado: o que, aunque está en la búsqueda, todavía no exhibe atractores suficientes para turistas que, en todo el mundo, cuando viajan buscan “experiencias”.

White house, un síntoma

Y si de experiencias se trata, Tafí del Valle es, a no dudarlo, la gran vidriera tucumana para el turista argentino; y también lo es para el viajero extranjero, que en su GPS suma Amaicha como destino “exótico”. Son tiempos de fragmentación, y hay que aprovecharlos. Por esa riqueza que ofrecen los valles, esa región se ha convertido en un laboratorio para la gestión turística. En el haber se suman propuestas relativamente nuevas, como la ruta del Artesano (que sorprende más al visitante local que al extranjero, por lo que relatan las ) o la bodega comunitaria de Amaicha. Es, una vez más, como señala Giobellina, el turismo convertido en experiencia para todos los sentidos. Sin embargo, así como esta temporada parece exitosa en la “perla del valle”, Tafí parece estar viviendo su crisis de crecimiento, y el detonante ha sido la polémica que se ha generado alrededor de la instalación de “White house”, el pub de esta villa que presume el sincretismo de la cultura diaguita mezclada con el español. Sin tomar posición al respecto, ese debate es síntoma de una discusión pendiente que lleva décadas en Tafí del Valle, y es la que atañe a su crecimiento desmesurado, sin la debida planificación. Un debate que no solo apunta a la faz urbanística de Tafí del Valle, sino al perfil de desarrollo económico y productivo que se pretende para ese territorio, al que alguna turista francesa definió hace un tiempo como “el bello valle del silencio, de la tranquilidad”.

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