En la estrategia iba incluida la comida

En la estrategia iba incluida la comida

Las alforjas fueron claves para que los héroes cruzaran la cordillera de Los Andes.

CRUCE DE LOS ANDES. IMAGEN ILUSTRATIVA. CRUCE DE LOS ANDES. IMAGEN ILUSTRATIVA.
19 Enero 2017

La tecnología brillaba por su ausencia, pero las alforjas eran clave para los héroes que cruzaron la cordillera de Los Andes conducido por José de San Martín. El costo de la expedición se calcula que fue de dos millones de pesos. Un jefe duro.

Viejas arrugadas.- Secar los alimentos era una forma de conservarlos cuando la heladera no existía ni se hubiese podido cargar en la montaña. Para el Ejército de Los Andes, las verduras secas como el tomate, el zapallo y el pimiento eran conocidas como chichocas. Así se nombraba en el campo mendocino a las “viejas arrugadas” y como los vegetales quedaban arrugados al deshidratarse, se los bautizó así.

El ingrediente estrella.- Todos los alimentos secos eran los elegidos para cruzar la cordillera porque, además de poder conservarlos, ahorraban espacio y peso de carga. Por eso el charqui era la base fundamental de la comida de los compañeros de San Martín. Los pasos para preparar esta carne deshidratada son: salar los bifes, machacarlos, dejarlos en un bowl hasta que expulsen el jugo y colgarlos en unos ganchos al sol hasta que se sequen.

Entrando en calor.- En las alforjas también se llevaba la versión molida del charqui. Esta se usaba para preparar un clásico de las noches del cruce: el guiso valdiviano. Esta especie de sopa llevaba además verduras deshidratadas que le daban el sabor picante necesario para calentar el final del día en medio del frío de la montaña.

Números de la carne.- 483 reses en pie sirvieron para alimentar a las tropas durante 10 días. Además cada soldado llevaba una ración de charqui para ocho días, con lo que comían 450 gramos diarios, haciendo un total aproximado de 40.250 kilos de carne

Para la sed.- Para entrar en calor, las comidas tenían que estar acompañadas por la bebida correcta. El aguardiente y el vino eran las que prendían el fuego en las gargantas de los soldados. El vino se llevaba en vasijas de madera de 50 litros, especialmente preparadas para ser cargadas por las mulas.

Contra el apunamiento.- Para combatir los malos efectos de la altura, el general San Martín sabía que debía proveerse de todos los ajos y cebollas de la región.

El rigor de la ley.- Ningún combatiente podía levantar la mano a sus superiores porque si lo hacía, se la cortaban. Y ante una insubordinación o amotinamiento, si no se encontraba al culpable, se ejecutaba a uno de cada 10 hombres, sorteados al azar.

Reglamentación tributaria.- Desde 1815, la “contribución extraordinaria de guerra” era el impuesto a la riqueza con el que la población aportaba a la actividad militar de la época. Cada ciudadano debía pagar cuatro reales por cada mil pesos de su capital individual.

La campaña en pesos.- El costo total del cruce de los Andes se calcula en aproximadamente dos millones de pesos. De este monto, la tasación de las joyas donadas por las damas mendocinas fue de $ 425. Además este dinero donado no fue a parar a manos del ejército, sino a Buenos Aires para refuerzo del gobierno central.

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