Quizás sea nadar contra la corriente, pero ellos separan la basura

Quizás sea nadar contra la corriente, pero ellos separan la basura

Para algunos tucumanos falta concientización, pero para otros la educación comienza en la casa. Algunos ejemplos demuestran que no todo está perdido.

NO CUESTA NADA. A pasos de un cesto, una bolsa de basura en el suelo. LA GACETA/ ANALÍA JARAMILLO NO CUESTA NADA. A pasos de un cesto, una bolsa de basura en el suelo. LA GACETA/ ANALÍA JARAMILLO
19 Enero 2017

Separados por colores y con nombres, se creía que los contenedores diferenciados iban a solucionar uno de los grandes problemas de la ciudad como lo es la basura. Pero lo que parece una simple costumbre como arrojar los residuos reciclables (secos) en el contenedor correspondiente, no termina de instalarse en nuestra ciudad.

LA GACETA hizo un recorrido por los ecopuntos que instaló hace siete meses la Municipalidad. “Para qué si está todo mezclado”, responden algunos vecinos cuando se les pregunta por qué no respetan las etiquetas de los contenedores. Sin embargo, son muchos los que cumplen con la consiga y los utilizan de manera correcta.

Rubén Cristaldo y Patricia Legaspi son oriundos de Santa Fe. Aunque el sol esté en su punto máximo, el matrimonio recorre la plaza Independencia. “Allá están hace mucho en nuestra ciudad pero son unos basureros chiquitos “, afirma Rubén mientras mira los grandes contenedores apostados en la esquina de 25 de mayo y 24 de septiembre. En su provincia natal los depósitos existen desde hace tiempo, comentan.

Los jóvenes también participaron de la charla. Facundo Tafaja (20 años), aunque no vive cerca de la zona céntrica, califica a los contenedores como muy cómodos. También comenta que cuando ve a una persona que no sabe utilizarlo se acerca a explicar. “En Tucumán no hay mucho cuidado con la higiene y todavía mucha gente arroja residuos en el piso”, comenta.

Otros vecinos de la ciudad lamentan no poder utilizar los ecopuntos porque no están lejos de sus barrios. Es el caso de Amelia Ferreyra, del barrio Obispo Piedrabuena: “no hay ningún container”, dice, lisa y llanamente. Su fe en las personas parece haberse agotado y considera que una simple campaña no ayudará a terminar con el problema. “Los tucumanos somos muy maleducados”, lamenta.

   Susana Pizarro separa sus residuos. LA GACETA/ ANALÍA JARAMILLO

En general los vecinos sostienen que el problema es la falta de concientización Sin embargo, la docente Noelia Lastra (27), niega este argumento. “En diferentes escuelas en las que trabajo dieron charlas”, señala.

Otros peatones como Gastón Ponce creen que las personas no deberían depender tanto de campañas de concientización. Consideran que el foco no debería estar puesto tanto en las escuelas. “Esto nace desde el hogar de cada uno. Si a uno lo crían bien y le enseñan que la basura va en el cesto, no hace falta tanta escuela”, expone.

En la peatonal Muñecas arrojar la basura en el lugar correcto se convirtió en una tarea contra la corriente. Así lo confirma Ariel Reyes, quien coloca con cuidado su botella en el recipiente correcto. “Desde siempre yo tiré cada cosa en su lugar y, aunque la gente haga lo contrario, es lo adecuado”, concluye.

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   Varios turnos. Sin barrenderos el microcentro estaría lleno de residuos. LA GACETA/ ANALÍA JARAMILLO

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