Sueño de una noche de verano
Sueño de una noche de verano
¿Hay alguna posibilidad de que José Cano y Domingo Amaya, socios electorales en 2015, se enfrenten este año? Ciertamente, esa idea motoriza las recorridas y las reuniones que efectúa cada fin de semana por el interior el secretario de Vivienda de la Nación.

El peronista no oculta sus ganas de ser candidato a diputado y se entusiasma con el armado de una liga propia de delegados comunales e intendentes, a los que mima con convenios millonarios para la realización de obras públicas. Es el caso, por ejemplo, del monterizo Francisco Serra. El aliado del legislador Juan Antonio Ruiz Olivares -cancerbero en la Legislatura de la repartija de $ 615 millones en gastos sociales que comandó el actual gobernador Juan Manzur- recibió de Amaya la semana pasada una partida de $ 42 millones para pavimento. Una cifra incluso superior a los $ 40 millones en ATN que el macrismo giró al capitalino Germán Alfaro.

Desde legisladores hasta dirigentes barriales avivan el deseo de Amaya de competir en las PASO de agosto frente al radical Cano. ¿Busca el ex intendente colarse en la lista de diputados? Es la excusa ideal. La real motivación es la supervivencia política y está íntimamente ligada al anuncio del presidente, Mauricio Macri, acerca de que el titular del Plan Belgrano será su candidato a gobernador en 2019. ¿Cómo torcer la voluntad del líder de Cambiemos? La única posibilidad, razonan en el entorno del ex kirchnerista, es con un Cano derrotado. Aunque públicamente no lo digan, en el amayismo tienen varios reproches acerca del rol de su socio en el Acuerdo para el Bicentenario. Le atribuyen desde falta de vocación de poder hasta poco apego al trabajo territorial, mecánica que consideran elemental para captar votantes en las zonas más vulnerables de la provincia. Además de aquellos pataleos, insisten con eso que les encanta sostener a los peronistas: el mito de que sólo un peronista puede gobernar este distrito. Con ese rosario de fundamentos -cuanto menos, discutibles- el amayismo se autoconvence de que un eventual triunfo suyo en las Primarias modificará de raíz el tablero político y electoral de Tucumán hacia 2019. Así, todas las vertientes peronistas -incluso aquellos oficialistas descontentos con Manzur- se encolumnarán detrás suyo y al macrismo no le quedará otra alternativa que relegar al radical y posicionar al secretario de Vivienda como su referente para la Gobernación.

Por supuesto que muy lejos de los sueños amayistas está la explicación de los funcionarios de Cambiemos. La ventanita que halló el ex intendente para su intentona es la búsqueda de un sector de la Casa Rosada de fortalecer la alianza de gobierno en estas elecciones. Es la postura del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, para ganar los próximos comicios. En rigor, operadores del funcionario -del que depende Amaya- admitieron a esta columna que la posibilidad de que haya internas competitivas dentro de Cambiemos se resolverá según la situación de cada provincia. También, que una lista encabezada por Amaya para enfrentar a Cano “es una posibilidad” y que con eso se buscaría generar “polos de atracción” diferentes dentro del oficialismo. Luego, ese mismo funcionario aclaró que el esquema para Tucumán aún no está definido.

Desde luego, en el canismo califican como un disparate del amayismo el sueño de la lista propia. Cano responde directamente a la línea política del jefe de Gabinete, Marcos Peña. Este tiene una visión mucho más conservadora acerca de lo que debe ser Cambiemos y, en consecuencia, opuesta a la versión aperturista que proclaman Frigerio y el presidente de Diputados, Emilio Monzó. El círculo íntimo del líder radical confía en que habrá listas únicas en las provincias, digitadas desde la Quinta de Olivos. De esa manera, minimiza y resta trascendencia a las ansias amayistas. En caso de que se active esta interna entre Cano y Amaya, sería interesante conocer de qué lado se ubicará el intendente Alfaro. Por lo pronto, el peronista debe haber percibido que el piso de Cambiemos no está tan firme como antes porque pasó -en cuestión de días- de bajar a su esposa Beatriz Ávila de la carrera a diputados a posicionarla nuevamente. La ex legisladora aprovechó la segunda semana de enero para repartir escrituras en barrios de la capital y liderar un acto en la comuna de Santa Lucía.

Aunque Cano sea demasiado prudente y Amaya demasiado ansioso, lo que en el fondo desnuda esta discusión de principios de año es que en Cambiemos la puja por el liderazgo del radical recién comienza, y terminará posiblemente en 2019. Más allá de lo que diga hasta el propio Macri.

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