Y quería seguir

Y quería seguir

Sainz dijo que su equipo no intentó reparar el auto.

LO AYUDARON. El Peugeot 3008 del español fue remolcado hasta el campamento de Tupiza, que fue su último destino. @rallydakar LO AYUDARON. El Peugeot 3008 del español fue remolcado hasta el campamento de Tupiza, que fue su último destino. @rallydakar
08 Enero 2017
Es difícil contabilizar cuántos tumbos dio el Peugeot 3008 de Carlos Sainz. Algunos puristas de los accidentes dirán que entre el sexto y séptimo giro de la máquina no es posible determinar si la vuelta fue completa. Detalles más, detalles menos, a simple vista, el accidente que protagonizó Sainz junto a su copiloto Lucas Cruz fue tan impactante que en el video que se viralizó se escuchó un agudísimo alarido de terror. El binomio salió sin lesiones y por sus propios medios del auto que quedó visiblemente dañado en el cuarto especial. Sin embargo, para Sainz los daños no eran tan letales como para abandonar.

“El chasis y el motor estaban bien y lo único que tenía era mucho desperfecto de fibra de carbono. Yo quería seguir”, declaró el español al llegar a Madrid. Tres medios de comunicación y sus familiares, entre ellos Carlos Jr. piloto de F1, fueron los que esperaron al español, un regreso que seguramente no era el que pretendía porque Sainz deseaba volver como un campeón.

El piloto, entre líneas, en su discurso siguió apuntando a que su equipo no hizo mucho esfuerzo para reparar uno de los cuatro autos que tenía en competencia. “Al final eso es trabajo (en referencia a las roturas de fibra de carbono). Con una reparación de emergencia hubiéramos llegado a la jornada de descanso y más con la suspensión de la sexta etapa”, analizó. “Creo que había posibilidades de seguir. Decidieron que era demasiado complicado repararlo, que no había tiempo real y no se intentó”, dijo resignado.

Sainz tiene un largo historial de vicisitudes en el Dakar: de 10 participaciones, ahora suma seis deserciones. El dato particular es que cuando sufrió los percances iba ganando la carrera.

En 2007, tras medio rally, una fuga del líquido de la dirección de su Volkswagen le hizo perder todas las opciones de triunfo. En 2009, como en 2017, un barranco traicionero lo dejó fuera de carrera cuando faltaban tres días para finalizar y tenía casi media hora de ventaja respecto al segundo. Según el piloto, un error en el “road book” causó el accidente en Fiambalá. La revancha llegó al año siguiente ganando su primer Dakar, el único que tiene hasta la fecha.

En 2016, ocupaba el primer puesto de la general con siete minutos de ventaja respecto a Stephane Peterhansel. Otra vez en Fiambalá, rompió caja de cambios y el motor al pasar por un río. ¿Qué pasó esta vez? “Una moto iba delante. Hay un momento en el que perdí la referencia de la distancia de la curva. Cuando se fue el polvo, me di cuenta que llegaba un poco tarde. Frené, puse el coche de lado para intentar entrar, pero llegué a golpear en la parte de dentro de la curva”, describió Sainz, que insistió en que podía seguir.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios