Las pruebas de virginidad, un azote para las afganas

Las pruebas de virginidad, un azote para las afganas


Por Zahra Nader y Mujib Mashal/ The New York Times

08 Enero 2017
Una acusación de adulterio no comprobada había enviado a una turba a perseguir a una muchacha y al joven con el que se la había relacionado. La multitud prendió fuego al auto en el que fueron encontrados en Kabul (Afganistán). Apenas lograron escapar, pero la Policía pareció más interesada en la acusación a la chica que en la violencia. Por eso dieron con ella y la arrestaron unas horas después. “Ya que había sospecha de relación sexual, enviaron a la muchacha con un médico forense para que realizara una prueba de virginidad”, reveló Fraidoon Obaidi, jefe del Departamento de Investigación Criminal.

El episodio se produjo meses después de que el presidente Ashraf Ghani hubiera prometido a activistas de derechos humanos que las pruebas forenses de virginidad -un examen invasivo para verificar si el himen está intacto- serían abolidas como procedimiento oficial. Años antes, estudios y grupos de derechos humanos habían desacreditado la práctica por completo, considerándola inválida y equivalente a abuso sexual.

La realidad es que pese a los esfuerzos para proteger a las mujeres y a las niñas afganas, los exámenes siguen siendo ordenados por los funcionarios, agravando el trauma para quienes han sido violadas o sometidas a otro tipo de abusos.

El principal centro médico forense en Kabul realizó 42 pruebas de virginidad durante el primer semestre de 2016. Durante 2015 fueron 80 pruebas en total. El número es más alto, dado que es difícil seguir los registros oficiales en todo el país. Una subestación de Policía en Kabul envió 26 casos de “crímenes morales” -que incluyen los casos de violación- a medicina forense en 2015, y la mayoría involucró pruebas de virginidad.

“La prueba de virginidad ha sido prohibida. Sin embargo, es una antigua práctica usada erróneamente por las autoridades ejecutoras de la ley, especialmente la Policía”, observó el Poder Ejecutivo afgano en un comunicado.

La declaración reconoció, sin embargo, que esas pruebas seguían realizándose. “Aunque está mal, va a llevar algún tiempo que sean suspendidas y eliminadas. Pero estamos decididos a cambiar esta práctica”, apuntaron voceros del presidente.

Un problema cultural

Históricamente, los esfuerzos para alterar el estatus de las mujeres en una cultura profundamente machista han producido fuertes reacciones adversas. Eso se refleja en las extendidas y agresivas críticas que dicen enfrentar las mujeres afganas que trabajan, y también en la percepción de que el apoyo básico y general a los derechos de la mujer ha descendido en los últimos años.

Un estudio reveló que las pruebas de virginidad eran tan rutinarias que la Justicia seguía ordenando que las víctimas de abuso doméstico pasaran por el procedimiento.

“Las circunstancias de la prueba de virginidad nunca son humanas -enfatizó Soraya Sobhrang, de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán-. Al realizar las pruebas de virginidad, nadie pide el consentimiento de la víctima o la sospechosa; 99% de las pruebas de virginidad se realizan por la fuerza y sin consideraciones sobre su legalidad”.

El temor a la devastación social también ha dado paso a empresas clandestinas que prometen reparar hímenes por unos 1.500 dólares, una fortuna en Afganistán.

En una entrevista con The New York Times, una mujer, que tuvo miedo de permitir que se usara su nombre, describió cómo había buscado el procedimiento de reparación para ocultar a su prometido que había tenido relaciones sexuales antes. “Es un gran problema en Afganistán -explicó-. Si tu himen está roto es el fin; caes en el infierno”. Pero el costo era demasiado alto y decidió que tenía que decírselo a su prometido. Él canceló el compromiso y demandó que la familia de ella le pagara todo lo que había gastado durante el noviazgo.

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