Mancha negra y cancrosis, dos enemigos al acecho

Mancha negra y cancrosis, dos enemigos al acecho

Diciembre y enero son meses críticos para proteger al limón de las enfermedades cuarentenarias

PLAGA DIFUNDIDA. La mancha negra es una de las enfermedades de nuestra región que revisten importancia a la hora de exportar a otros mercados.  PLAGA DIFUNDIDA. La mancha negra es una de las enfermedades de nuestra región que revisten importancia a la hora de exportar a otros mercados.
31 Diciembre 2016
Las condiciones actuales de humedad y temperatura, predisponen a la aparición de problemas sanitarios en los cultivos. Luego de una gran floración en primavera, favorecida por las condiciones óptimas de humedad en los suelos y la ausencia de heladas en el invierno, al momento de inicio del cuaje se produjo una helada suave en algunas zonas citrícolas en la primera semana de septiembre que terminó afectando brotes tiernos, flores y cuajes recientes. “Si bien en algunas zonas hubo nuevos flujos de floración, esto no ocurrió en todas las quintas afectadas por lo que aún resulta prematuro estimar volúmenes de producción”, dijo Hernán Salas, Coordinador del Programa Citrus de la Eeoac.

A pesar de que la relación comercial entre la Argentina y Estados Unidos está condicionada principalmente por el interés y la disponibilidad para vender (oferta) y comprar (demanda), existen factores que pueden obstaculizar estas acciones, como por ejemplo, cuestiones arancelarias, oferta o demanda limitada, políticas económicas y problemas sanitarios, entre otros. En este sentido, existen dos enfermedades en los cítricos de nuestra región que revisten esta calificación para importantes mercados: Mancha negra y cancrosis.

La citricultura argentina posee una gran importancia social y económica, siendo nuestro país el mayor productor e industrializador de limones en el mundo (1.500.000 toneladas). Asimismo, Tucumán contribuye con el 90% del volumen de esa producción. El 25% aproximadamente, se exporta como fruta fresca y el resto, como derivados industriales (aceite esencial, jugo y cáscara deshidratada), generando un importante ingreso de divisas. Los países que componen la Unión Europea son los principales compradores de fruta fresca (más del 60%) y los que más exigen que los envíos no incluyan frutas con síntomas de estas dos enfermedades. En este sentido, el uso correcto (en tiempo y forma) de los productos cúpricos y las estrobilurinas, son dos herramientas claves en la estrategia de manejo de las mismas.

Diciembre y enero, son meses críticos para proteger el limón de enfermedades cuarentenarias.

La fruta que se exportará en la campaña 2017 se encuentra hoy en pleno crecimiento y recibiendo los controles fitosanitarios desde el cuaje de la fruta y desde la pre-floración.

Período crítico

En cuanto a las enfermedades cuarentenarias, según explicó Gabriela Fogliata, de la Sección Fitopatología de la EEAOC, estamos en pleno periodo crítico para la infección por lo que resulta fundamental realizar las aplicaciones con los productos adecuados y en los momentos correctos para proteger la fruta. Generalmente, los primeros síntomas de cancrosis comienzan a observarse en diciembre, y continúan con infecciones hasta febrero o marzo, dependiendo principalmente de las lluvias.

La mancha negra en cambio, se manifiesta más tarde, cuando se inicia el cambio de color de la cáscara, aunque en lotes de alta presión de enfermedad se presenta en la fruta verde. Para ambas enfermedades se recomienda básicamente recurrir al uso de los fungicidas cúpricos teniendo en cuenta que su eficacia varía significativamente con el tipo de formulación, la dosis usada, la calidad de aplicación, la persistencia del cobre en la planta y la presión de inóculo. La estrategia para manejar estas enfermedades, consiste en la aplicación mensual de productos cúpricos desde septiembre hasta enero, por lo menos. En cuanto a la dosis, se debe buscar un equilibrio de manera tal, que cuando el cobre cubra la planta en los períodos críticos no genere fitotoxicidad en la fruta.

Para complementar las medidas de control, en el caso de cancrosis se recomienda el control del minador de la hoja con aplicaciones terrestres o aéreas de abamectina, mientras que para controlar la mancha negra, resulta fundamental la aplicación de estrobilurinas en dos momentos del período de infección.

Aparición temprana

En los recorridos realizados en diferentes puntos del área citrícola, las enfermedades cuarentenarias aún no se han manifestado. Lo que se observa son las enfermedades tempranas, principalmente la melanosis, que tiene una alta severidad en la fruta en lotes de las áreas pedemontanas más húmedas. En estos lotes pueden verse frutos de dos o tres tamaños diferentes con numerosas lesiones de melanosis. Esta enfermedad no es cuarentenaria, pero afecta la calidad de la fruta y preocupa el incremento de su prevalencia y severidad en algunas plantaciones de limón de las zonas más húmedas. Los altos niveles de incidencia y severidad observados en algunos lotes impactan en forma directa y significativamente en la calidad, reduciendo los porcentajes de fruta exportable. Dentro de una misma quinta, es común observar que los lotes más afectados con melanosis son en general los de mayor edad y aquellos que presentan mayor cantidad de ramas secas, sea por consecuencia de heladas severas, sequías o por la propia edad de la planta. Esto se debe a que los picnidios (fuente de inóculo) están presentes en las ramas secas de la copa de los árboles.

Esta situación no es generalizada, ya que en la zona norte del área citrícola de la provincia la fruta se encuentra muy limpia, sin síntomas de melanosis. A pesar de que también hay lotes que sufrieron heladas y sequías, las condiciones ambientales de esta zona son menos propicias para la melanosis, que requiere lluvias frecuentes y largos periodos de mojado para dispersar el inóculo e infectar los frutos en pleno crecimiento, que es cuando se encuentran altamente susceptibles a la infección. Las zonas pedemontanas son más húmedas y se caracterizan por tener mayores periodos de humectación y más prolongados como consecuencia de la elevada pluviometría; por lo tanto, primaveras más húmedas, mayor cantidad de días de lluvia, mayor cantidad de horas con humedad relativa elevada (mayor a 90%) y mayor cantidad de horas con temperaturas dentro del rango óptimo para la infección (20ºC-28ºC) son condiciones predisponentes óptimas para las infecciones.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios