“En el Corán hay surasque invitan a matar”

“En el Corán hay surasque invitan a matar”

Esta entrevista es un adelanto del libro Pensar el Islam (Paidós). “¿Es ser islamófobo preferir la paz a la guerra? No lo creo”, pregunta y responde el polémico filósofo francés

DENUNCIA. “Los políticos de la derecha y la izquierda liberal que se suceden en el poder han generado en Francia la miseria, la pobreza, el paro, el iletrismo, la incultura”, enrostra Onfray. DENUNCIA. “Los políticos de la derecha y la izquierda liberal que se suceden en el poder han generado en Francia la miseria, la pobreza, el paro, el iletrismo, la incultura”, enrostra Onfray.
24 Diciembre 2016

Por Asma Kouar

- En enero de 2015, Francia pasó por unos acontecimientos trágicos que, en cierta forma, recuerdan la conmoción que se produjo después del 11 de septiembre de 2001...

- La emoción es un asunto privado y personal. Por mi parte, me siento espinozista. Spinoza escribía, como es sabido: Ni reír ni llorar, sino comprender. No quiero caer en la compasión, que es el carburante de los medios y de los políticos de la política partidista que aspiran a ser elegidos o reelegidos. Los medios no necesitan que la gente piense, sino que los mire en el momento en que emiten la publicidad que los subvenciona. Necesitan, por lo tanto, un máximo de telespectadores delante de la pequeña pantalla en el instante en que se lanza el reclamo, como se decía antes, o la propaganda consumista, como podríamos decir hoy. Ahora bien, el máximo de gente se concentra delante de la pantalla con el escándalo, el sexo, la violencia, la emoción, el suceso, y no con la reflexión o el análisis. Lo que sucedió el 7 de enero no hay que abordarlo con el pathos, porque es hacerles el juego a los medios y a los políticos liberales, que invocan la civilización contra la barbarie y la libertad de expresión contra el oscurantismo, cuando lo único que quieren es vender sus mercancías consumistas; hay que abordarlo con la razón.

- A raíz de los atentados de París, han sido muchos los que han optado por avivar las brasas de una islamofobia latente. ¿Qué piensa usted de ello?

- En primer lugar, decir que en el Corán hay suras que propugnan la guerra, que invitan a matar y degollar a los infieles, y recordar que el propio Mahoma fue un jefe guerrero que entraba personalmente en combate desempeñando en él su papel no debería considerarse islamofobia. ¡A menos que neguemos que el Corán es el Corán y que el Profeta tuvo la vida que tuvo! Son muchas las suras que legitiman las acciones violentas en nombre del islam. Otras, no tan numerosas, aunque también existen, propugnan el amor, la misericordia, y rechazan la coacción. Uno puede reclamarse de las unas o de las otras. Obtendremos entonces dos maneras de ser musulmán. Dos maneras incluso contradictorias. Islamófobo remite, a causa del sufijo fobo, al miedo: tener miedo al islam no es detestar el islam, cosa que expresaríamos con el prefijo mis, como en misántropo o misógino, lo cual daría mislámico, por emplear un neologismo. Islamófobo, dicen, es una palabra inventada por el Irán de Jomeini para estigmatizar a todos los oponentes a su régimen. Existen verdaderos militantes del odio al islam, sean cuales sean sus formas. Pero también existen personas que preferirían un islam que optase por las suras pacíficas y no el islam que se apunta a las suras guerreras: ¿es ser islamófobo preferir la paz a la guerra? No lo creo. En cuanto a los que son tildados de islamófobos y lo único que han hecho ha sido anunciar lo real en forma filosófica, política, panfletaria o novelesca -pienso respectivamente, sin juzgar la pertinencia de sus palabras, en Alain Finkielkraut, Renaud Camus, Éric Zemmour y Michel Houellebecq-, no se les puede hacer responsables de lo que simplemente han anunciado. Sería tan ridículo como denunciar y hacer responsable al radiólogo que, a la vista de las radiografías, nos anunciara la mala noticia de un cáncer. Las causas de lo acaecido no hay que buscarlas en quienes dijeron hace años que lo que se ha producido se produciría, sino en los políticos de la derecha y la izquierda liberal que se suceden en el poder y que han generado en Francia la miseria, la pobreza, el paro, el iletrismo, la incultura, que han celebrado el culto al dinero y al éxito como horizonte insuperable, que han enterrado cualquier forma de espiritualidad en aras del becerro de oro y que, fuera de Francia, han desarrollado una política islamófoba bombardeando muchos países, desde Iraq a Afganistán pasando por Mali. Estos son responsables y culpables, sí. Pero no unos filósofos, unos escritores, unos ensayistas y unos novelistas que hacen su trabajo.

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