José Natanson: “el macrismo quiso volver a un mundo que ya no existe”

José Natanson: “el macrismo quiso volver a un mundo que ya no existe”

Según el director de Le Monde Diplomatique, el Gobierno ensayó una mirada ingenua del escenario internacional y ahora va reculando En cuanto al balance del primer año de gestión de Cambiemos, la aplazó en materia económica. Los tres peronismos en pugna.

ANÁLISIS. Natanson es politólogo y ejerció el periodismo durante ocho años en Página/12. Habló en Tucumán sobre el mapa de la deuda social. la gaceta / foto de diego aráoz ANÁLISIS. Natanson es politólogo y ejerció el periodismo durante ocho años en Página/12. Habló en Tucumán sobre el mapa de la deuda social. la gaceta / foto de diego aráoz
11 Diciembre 2016
Con más errores que aciertos. Así analiza José Natanson, director de Le Monde Diplomatique (el “Dipló”) al primer año de gestión de Cambiemos. Según Natanson, los acuerdos que el Gobierno logró tejer en materia política contrastan con un desempeño en lo económico al que califica de fracaso y liso y llano. Polítólogo y periodista -trabajó durante ocho años en Página/12-, Natanson llegó a Tucumán invitado por el Ministerio de Desarrollo Social para asistir a la presentación del plan estratégico del organismo. Fue una buena oportunidad para ensayar un análisis de la actualidad nacional.

- Fue un año difícil desde lo económico para el país. ¿Qué pasó?

- Que en lo económico la gestión de Macri es un fracaso se mire por donde se mire. Si medís inflación, crecimiento, desempleo, deuda… No hay un solo indicador económico que dé bien. Hubo iniciativas macroeconómicas al principio, como liberar al cepo, la devaluación, la desregulación de algunos mercados -como el de telecomunicaciones-, levantaron las retenciones; y después se quedaron sin ideas para el resto del año. La única idea original fue transformar la emisión en deuda, y así mantuvieron estables los niveles de déficit fiscal.

- ¿Y cuáles son las causas?

- Es un Gobierno neoliberal en lo macroeconómico, pero lo llamativo es que no hizo ajuste fiscal. El gasto público y el déficit se mantienen en 2015, 2016 y 2017 más o menos en los mismos términos. Es un neoliberalismo raro, porque hace política social. Eso sí: se endeuda, aumenta la tasa para que haya especulación financiera, tiene una mirada eficientista sobre la política productiva y abrió las importaciones. La historia no se repite calcada, así como el kirchnerismo no fue el peronismo de los 40. Hay que mirar estos matices para entender un poco lo que pasa. Si este fuera un neoliberalismo como el de Menem la calle se lo lleva puesto.

- ¿Y en lo político cuál es el balance?

- El Gobierno tuvo ciertos éxitos. Logró armar coaliciones parlamentarias que permitieron aprobar casi todas las leyes que propulsó. La única ley que impuso la oposición fue la antidespidos y Macri la vetó sin pagar mucho costo político. Ante la opinión pública la imagen de Cambiemos cayó, pero no tanto, y la legimitidad social del sector que lo votó no se rompió. Fueron muy hábiles en gestionar la herencia; más que para gestionar el futuro, Macri fue muy hábil para gestionar el pasado.

- Hablando de gestionar la herencia, ¿cuál es el análisis global de los 12 años de kirchnerismo?

- Hay un libro de Matías Kulfas llamado “Los tres kirchnerismos”, que analiza la política económica en cada gestión. La primera, de Néstor Kirchner, fue la política del relanzamiento de la Argentina; en la segunda, primer turno de Cristina, empezaron a aparecer la inflación, las restricciones externas y el problema de la balanza energética; y la tercera fue simplemente aguantar. Kulfas sostiene que el kirchnerismo pasó de construir el modelo a aguantar el modelo para que no explotara antes de entregarle el poder al próximo presidente. Creo que la situación social acompañó ese proceso. Eso revela algo que todos sabemos, y que la situación social deriva de la función económica. Podés tener la mejor política social de la Argentina y Carolina Stanley puede ser una buena ministra, pero si tenés la Lebac al 27% y destruís industria en el Gran Buenos Aires, ¿de qué política social hablamos?

- Se critica el accionar de la Justicia cada vez que cambian los gobiernos. ¿Cómo es en esta ocasión?

- Hay una alianza táctica entre el Gobierno y algunos sectores de la Justicia. Creo que la Justicia opera con más autonomía del poder político de lo que habitualmente se piensa. Así como Cristina no manejaba los jueces a control remoto, Macri tampoco lo hace. Sí hay jueces que son antikirchneristas, o porque los quisieron sacar desde el Consejo de la Magistratura, o porque odian al peronismo… El Judicial es un Poder muy gorila, por ejemplo el radicalismo está sobrerrepresentado allí. En la sociedad tiene el 5% de adhesión y en la Justicia puede llegar a la mitad. Lo cierto es que hoy es un Poder funcional al Gobierno en varios aspectos, aunque no creo que todas las semanas se reúnan en una mesa chica Durán Barba, Marcos Peña y Bonadío para decidir los pasos a seguir. No funciona así, sino por entendimientos tácticos.

- ¿Cuál es la mirada sobre la política exterior?

- El macrismo quiso volver a un mundo que ya no existe. Dijo: vamos a volver al primer mundo, cuando el primer mundo está en crisis. Dijo: vamos a volver al libre comercio, cuando el libre comercio está en retroceso. Dijo: vamos a volver a Estados Unidos y a Europa Occidental, cuando ambos están en declive. Ese mundo al que quiere volver el macrismo hace 20 años dejó de existir. El mundo se multipolarizó; está disputado entre las potencias liberales occidentales y las nuevas potencias que no son liberales, como Rusia o China.

- ¿Y entonces?

- Veo que el Gobierno está reculando. El otro día escuché a Marcos Quintana decir: “nunca un presidente en su primer año de gobierno recibió tantos líderes mundiales”. Buenísimo, ¿y con eso qué hacemos? Si después no te prestan plata, si no liberan las importaciones, si no traen inversión productiva, ¿para qué sirve? ¿Qué importa que venga Obama si después los limones tucumanos no entran a Estados Unidos? Prefiero alguien que tironee un poco más y se reúna menos, pero consiga más cosas. Hubo una mirada casi naif del mundo, lo que me sorprende porque la canciller es una persona muy experimentada y creo que está tratando de moderar un poco eso.

- Empieza un año electoral. ¿Cuáles son las perspectivas?

- Lo veo confuso y armándose. En términos de opinión pública hay tercios. Creo que la frontera que divide a la sociedad sigue siendo kirchnerismo-antikirchnerismo. Hay un tercio que sigue siendo muy fiel al liderazgo de Cristina, sobre todo en la Provincia de Buenos Aires; otro tercio antikirchnerista, que no necesariamente es macrista y también es muy fiel a esa posición; y un tercio que oscila entre una cosa y la otra. Parte de eso se va a definir en la Provincia de Buenos Aires el año que viene y ahí el Gobierno tiene tres problemas: uno es que no cuenta con un buen candidato; el otro se llama Massa, que es un candidato potente; y el tercero es la participación de Cristina. O sea que el Gobierno puede llegar a salir tercero en la Provincia de Buenos Aires y ahí entra a jugar la futura gobernabilidad. Hasta ahora esa gobernalidad se sostuvo porque el Gobierno repartió mucha plata, porque fue astuto y porque mantiene el apoyo de una parte de la opinión pública. ¿Cuánto dura eso? No sé.

- ¿Cómo se está acomodando el peronismo?

- Hay tres peronismos: el de Cristina, el de Massa y el del medio, que oscila, titubea y duda, y es el de los gobernadores y la mayoría de los intendentes, que son líderes territoriales. ¿Por qué el cristinismo puede ser tan duro contra el macrismo? Porque hoy no tiene gestión, salvo Santa Cruz y alguna intendencia. No tienen que viajar todas las semanas a Buenos Aires a negociar adelantos de coparticipación, obras públicas o políticas sociales. Pueden tomarse la libertad de criticar frontalmente al Gobierno porque no están obligados a negociar con él. En cambio, los gobernadores, los intendentes, los sindicatos y los movimientos sociales sí tienen que hacerlo, entonces no pueden romper con el macrismo. En mi barrio a eso le decían hacer política.

- ¿Y cómo juega el Papa en este tablero?

- Me da la sensación de que tiene menos incidencia de lo que normalmente se piensa.

- Parece como cuando los políticos iban en peregrinación a Puerta de Hierro…

- Sí, y Perón le decía a cada uno lo que quería escuchar.

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