Crueldad en el Alto Perú

Crueldad en el Alto Perú

Pedido de la intervención de Manuel Belgrano

No celebró sesión en Tucumán el Soberano Congreso, el 5 de diciembre de 1816. Pero dos días antes, el 3, se había reunido largamente. La sesión se inició leyendo un oficio del jefe del Ejército del Norte, general Manuel Belgrano. Avisaba que el enemigo estaba en Humahuaca y que había ocupado Tarija, donde “trata de batirlo el coronel Uriondo”. Agregaba que progresaban las acciones patriotas del coronel Ignacio Warnes (no sabía aún que Warnes había sido derrotado y ultimado el 21 de noviembre).

Luego, el diputado por Charcas, José Severo Malavia “expuso las extraordinarias crueldades ejecutadas por las divisiones enemigas en la capital de Charcas y en su provincia”. Al extremo, decía, “de haberse decapitado cerca de mil vecinos, y encarcelado, desterrado y confinado muchos más, entre ellos una multitud de señoras dignas de consideración por su clase y avanzada edad”.

Mocionó que se requiriera al general Belgrano que “contenga a los gobernantes del mencionado territorio, a fin de que no cometan excesos tan inhumanos, y haga que se restituyan a sus casas los vecinos pacíficos, especialmente las mujeres”, advirtiéndoles que “en caso contrario, se observará igual conducta con los enemigos de la Independencia de la América que habitan los países libres”.

Ahondando en el tema, el presidente del Congreso, doctor Pedro Miguel Aráoz, propuso que “por ley general, se declare que los generales de los ejércitos de las Provincias Unidas observen, con los prisioneros y enemigos que en ellas residen, la misma conducta que observen los (ejércitos) del Rey con los del interior”. Se prevendría al general Belgrano para que “por un parlamento lo haga así entender al (general) del ejército real del Perú”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios