El telón se levantó para honrar a Rolo Andrada

El telón se levantó para honrar a Rolo Andrada

El acto central de la apertura oficial del festival fue en homenaje al actor, director y docente, que cumplió 47 años sobre las tablas.

RECONOCIMIENTO. Rolo Andrada muestra la estatuilla a su trayectoria y recibe el afecto de Jaime Mamaní (Asociación Argentina de Actores), Oscar Zamora (titular del área Teatro del Ente Cultural de Tucumán) y José Ramayo (representante del Instituto Nacional de Teatro y organizador del acto). la gaceta / foto de héctor peralta RECONOCIMIENTO. Rolo Andrada muestra la estatuilla a su trayectoria y recibe el afecto de Jaime Mamaní (Asociación Argentina de Actores), Oscar Zamora (titular del área Teatro del Ente Cultural de Tucumán) y José Ramayo (representante del Instituto Nacional de Teatro y organizador del acto). la gaceta / foto de héctor peralta
04 Diciembre 2016

PERFIL

› gestor cultural inquieto 
Rolo Andrada se formó en el Conservatorio Provincial de Arte Dramático. Su primer proyecto fue Actores Tucumanos Asociados y creó el grupo independiente Armando Discépolo. Participó de la fundación de la delegación local de la Asociación Argentina de Actores y gestionó la ley del Instituto Nacional de Teatro.

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› Gestor cultural inquieto 
Rolo Andrada se formó en el Conservatorio Provincial de Arte Dramático. Su primer proyecto fue Actores Tucumanos Asociados y creó el grupo independiente Armando Discépolo. Participó de la fundación de la delegación local de la Asociación Argentina de Actores y gestionó la ley del Instituto Nacional de Teatro.


A los 18 años, Rolo Andrada debió tomar una decisión que lo marcó el resto de su vida. Y en vez de encarar hacia la Facultad de Ciencias Económicas para ser contador, siguió en el Conservatorio Provincial y se consagró como actor, director y docente. No se arrepiente: por el contrario, con 65 años recién cumplidos (fue el miércoles), reivindica lo resuelto al afirmar que “me casé con el teatro hace 47 años, es un largo matrimonio”.

Andrada fue el protagonista principal del acto de apertura de la Fiesta Provincial de Teatro, en el cual el Instituto Nacional de Teatro (INT) lo homenajeó por su trayectoria. En la ceremonia se le entregó una estatuilla, palabras de elogios de colegas y lo más valioso: el aplauso de compañeros de escena y del público que colmó la sala Orestes Caviglia en la noche del viernes.

El doble festejo (cumpleaños y reconocimiento) lo encuentra en plena actividad. “Empecé a filmar una película con Juan Cruz García Hamilton y Benjamín Padrós, que tiene un guión hermoso. Se llama ‘Somos trilladores’ y es sobre un club de fútbol en problemas, y yo hago del nuevo técnico que contratan para sacarlo del fondo. Es un reflejo de los problemas que hay en la sociedad, del peligro del alcohol y de la droga en la juventud. Es lo último que voy a hacer este año, y descansaré hasta febrero, cuando retomo proyectos”, le explica a LA GACETA, con una fuerte carga de cotidianeidad en sus labores artísticas.

- ¿Qué implica este homenaje?

- Es importante, es una distinción de una entidad nacional y en una fiesta que cumple 32 años. Me genera satisfacción porque permite que mucha gente que me puede haber visto en varias obras conozca ahora mi trayectoria, sobre todo los jóvenes.

- Tus años no tienen descanso.

- No me detengo a esperar que me llamen, no puedo hacerlo ni me lo permito. Yo ya sé todo lo que tengo para hacer el año que viene, qué y cuántas cosas, aunque dejo libres algunos huecos por cualquier propuesta que me llegue, que siempre vienen. Hago entre siete y nueve espectáculos por temporada, como actor, director o productor.

- ¿Hacés balances?

- Por costumbre, todos los años hago balances en lo familiar, en lo afectivo y en lo teatral. Gracias a Dios, todo es positivo. Por supuesto, siempre hay algún rumbo para corregir y mejorar. En mis talleres siempre estoy en relación con los adultos mayores y con los jóvenes, las dos puntas; y también con estudiantes y con profesionales.

- ¿Tu principal actividad está en la docencia actualmente?

- Es donde trato de poner el acento. Estoy en una etapa donde siento que debo volcar y transmitir mis experiencias; lo vengo haciendo desde hace mucho, pero ahora lo quiero hacer con más intensidad y precisión.

- ¿Las nuevas generaciones de teatristas desconocen la historia de los fundadores de la actividad independiente en Tucumán?

- En general, sí. Se sorprenden cuando se enteran de lo que hicimos.

- Del universo de obras en las que trabajaste, ¿a cuál le tenés más cariño?

- Son tantas... Una recurrente es “Made in Lanús”, que hicimos por primera vez en 1991 y que tiene plena vigencia, porque habla del desarraigo, más allá de las circunstancias que lo provocan. Es bíblico, universal y no envejece como tema.

- ¿Alguna vez sentiste ese desarraigo?

- No, porque nunca me fui ni quise irme de Tucumán. Preferí ser cabeza de ratón y no cola de león. Acá siempre me fue bien, más allá de lo vaivenes económicos. Fui tentado varias veces. Raúl Serrano y Roberto Ibáñez me ofrecieron su hospitalidad, pero incluso cuando recién empezaba, ya estaba casado y tenía una hija. En Buenos Aires hay que pedalearla mucho y trabajar de cualquier cosa hasta triunfar. Hay 300 actores que están en el tapete de 20.000 que hay. El resto, no sabés que existe. En Tucumán todos se hacen conocer, habrá unos 50 grupos y hay un público que se reparte entre todos.

- Viviste muchos cambios...

- No son los años 70. Hay entre 8.000 y 10.000 espectadores por año. Ya no tenemos salas de 200 personas ni funciones de jueves a domingo por tres meses. Hoy sólo es sábado y si van 50 personas a la sala, está llena y es un éxito total. Pero no es una derrota, sino una nueva etapa. Al mismo tiempo, aparecen nuevos dramaturgos tucumanos y se genera un movimiento en cantidad que, con el tiempo, va a producir calidad.

- Sos un fundador de la Asociación Argentina de Actores. ¿Cómo ves la lucha sindical hoy?

- Hay una desmovilización muy profunda, nada que ver con la movida que había cuando creamos la delegación Tucumán. Nadie va a las asambleas, pese a que hay muchas cosas por las cuales luchar, como el presupuesto de la Comisión Provincial de Teatro Independiente del Ente Cultural de la Provincia. La Escuela de Teatro de la UNT está amortiguada; el Teatro Estable comparte la sala Orestes Caviglia con el Incaa, y el Mercedes Sosa no es para los teatristas. Necesitamos más espacios. Y los subsidios que se reciben desde la Nación y desde la Provincia no llegan antes del estreno, sino mucho tiempo después; como no lo tenés previamente, no lo podés invertir en la puesta y baja la calidad de las producciones teatrales.

- ¿Qué géneros se deberían hacer teatralmente en Tucumán?

- Hay que incentivar y buscar la dramaturgia propia, local; y por otro lado, los clásicos universales, que son caros por los derechos de autor. Es el gran teatro.

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