Desde 1958 se buscan las soluciones para el agro tucumano

Desde 1958 se buscan las soluciones para el agro tucumano

Roberto Fernández de Ullivarri inició el camino de la investigación. Caña, soja, citrus, vacas y caballos.

03 Diciembre 2016
El 1 abril de 1958, con Roberto Fernández de Ullivarri como Director Técnico, el INTA inició sus actividades en la provincia para brindar soluciones a la problemática del campo tucumano.

En ese momento, las metas se ajustaron a la mejora genética de las variedades de caña; pero también, a la búsqueda de otros cultivos alternativos como maíz, arroz, algodón, poroto y citrus, y a una propuesta de establecimiento ganadero acorde con las características de la región NOA.

Ante la crisis social y económica desatada por el cierre de 11 ingenios azucareros, entre 1966 y 1968, el INTA jugó un papel relevante con la conformación de nuevas formas de gestión de la producción cañera: las cooperativas de trabajo agropecuario con estructura empresarial, un modelo innovador en el país.

La primera, impulsada durante la gestión de Fernández de Ullivarri fue la Cooperativa de Trabajadores Unidos de Campo Herrera, integrada por los obreros y empleados del ex Ingenio Bella Vista.

Posteriormente se fundaron otras cooperativas, siendo un ejemplo no sólo para el sector azucarero sino para otras actividades agrícolas minifundistas como la tabacalera y frutihortícola.

Investigación en caña

La crisis azucarera, también, llevó a profundizar los trabajos de los institutos de investigación tecnológica.

Así, en 1968, se obtuvo el rendimiento fabril más alto en la historia de la provincia con la incorporación del sistema “semi-mecanizado” de cosecha en caña de azúcar.

Y, entre los años 1965 y 1977, se registró un marcado incremento del rendimiento sacarino a partir de la liberación de las nuevas variedades adaptadas a Tucumán, llevando el promedio de 7,39%, en el período 1941-1964, a 9,23%, entre 1965-1974.

Por entonces, las variedades NA 56-79, NA 56-30 y NA 56-35 ocupaban cerca del 90% de la superficie provincial. Años más tarde, se recomendó al medio productivo la variedad NA 63-90, cultivar extra-temprano con altos valores analíticos, que representó un salto de calidad muy importante. En esta misma línea, en el año 2015 se inscribieron cuatro nuevas variedades: L 91-281, INTA NA 89-686, INTA NA 91-209 e INTA CP 98-828.

Los primeros en soja

A fines de los ‘60, Tucumán se constituyó en el primer productor de soja del país. El INTA Famaillá tuvo activa participación en este proceso, con la determinación y difusión de prácticas de manejo de cultivo y suelos.

Durante la misma época, de la mano de Luis Gerónimo Gómez, el INTA Leales comenzó a trabajar en el mejoramiento genético de maíces tropicales con adaptación al norte y a buscar avances agronómicos en la temática.

Citricultura

En cuanto al desarrollo de la citricultura en el Noroeste, el INTA realizó importantes contribuciones para la producción de naranjos, pomelos, mandarinas y limones.

Un importante aporte fue el que desarrolló el ingeniero agrónomo Jorge Palacios, que quedó asentado en su libro “Citricultura Moderna”, publicado en 1978 y reeditado hasta la actualidad.

Vacas y caballos

En el rubro ganadería, el trabajo sobre cruzamientos entre razas índicas y europeas de ganado vacuno registró avances significativos en el INTA Leales. Además, el mantenimiento de la raza criolla mereció la distinción de la Asociación Argentina de Criadores de Ganado Bovino Criollo, como Cabaña Nº 1 en el país. También fue destacado el trabajo con los caballos de raza criolla, que llegó a competir con la cabaña Solanet, la única que había entonces en el país. Otro aporte fue la tecnología de recría de terneras Holando Argentino para la cuenca lechera de la región de Trancas.

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